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Pregunta

¿Dios se divorció de Israel?

Respuesta


Una de las formas en que Dios asegura a su pueblo su amor por ellos es describirse a sí mismo como su esposo. Por ejemplo, el profeta le dice a Judá: "Porque tu esposo es tu Hacedor, el Señor de los Ejércitos es su nombre; y tu redentor es el Santo de Israel, Dios de toda la tierra será llamado" (Isaías 54:5; cf. Jeremías 3:14; 31:32).

Israel a menudo demostró ser un cónyuge infiel, cometiendo adulterio espiritual al adorar a dioses falsos y abandonar al Señor. De hecho, fue debido a la idolatría que Dios habló esta palabra:

"Y vi que, por causa de todo este adulterio de la infiel Israel, la cual se había apartado de mí, y había fornicado con otros dioses. . . Porque han contaminado la tierra con sus fornicaciones y con sus maldades, prevaricó también desvergonzada Judá. . . Y con todo esto, su desvergonzada hermana Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice el Señor" (Jeremías 3:8–10).

En este pasaje, Dios advierte a Judá de no cometer los mismos errores que Israel, sus vecinos del norte, habían hecho. En su idolatría, Israel había contaminado la tierra y roto su pacto con Dios. Debido a la enormidad de su pecado, Dios castigó a Israel, y ilustra ese castigo así: él "divorció" a Israel y los alejó, una referencia a la invasión asiria, que resultó en la remoción de Israel de su patria (ver 2 Reyes 17:5–7). Incluso con el ejemplo del "divorcio" de Israel, Judá permaneció infiel, como si desafiara a Dios a imponer un castigo similar sobre ellos.

Teniendo justa causa, Dios, el esposo fiel, "se divorció" de Israel, su esposa infiel. Para empeorar las cosas, Dios había preguntado: "Si un hombre se divorcia de su esposa, y ella se va de su lado y se casa con otro hombre, ¿volverá a ella después de esto?" (Jeremías 3:1). La respuesta, de acuerdo con la Ley de Moisés, era "no"; un hombre que había divorciado a su esposa no podía volver a casarse con ella más tarde (Deuteronomio 24:1–4). Según la metáfora de Dios, Israel parece estar en una situación desesperada: ha sido divorciada por Dios, y, según la ley, nunca puede ser aceptada de nuevo.

Pero entonces viene una sorprendente vuelta de tuerca: interviene la misericordia de Dios:

"'Vuélvete, oh rebelde Israel,' dice el Señor:

'No mostraré mi ira contra ti,

porque misericordioso soy,' declara el Señor,

'no guardaré rencor para siempre.'" (Jeremías 3:12).

En el mismo pasaje en que Dios presenta un escenario de desesperación para Israel, invita a su pueblo a "volver" a él y promete que su ira terminará. ¿Podría ser que el amor de Dios es más fuerte que la rebelión de su pueblo? El Señor redobla su invitación:

"'Vuelve, oh rebelde,' declara el Señor, 'porque yo soy tu esposo. Yo te elegiré. . . y te traeré a Sion'" (Jeremías 3:14).

Dios promete hacer lo que la Ley mosaica nunca podría hacer: restaurar el "matrimonio" roto. Era impensable que un esposo humano aceptara de nuevo a su esposa infiel, pero Dios es más grande que eso; él puede y perdonará a su pueblo rebelde cuando se arrepientan de su pecado y lo busquen de nuevo (Jeremías 3:13).

Dios utilizó la impresionante ilustración de un "divorcio" de Israel para subrayar su culpa ante él. Pero Dios nunca cortó a Israel unilateralmente para siempre. Sólo les pidió que volvieran a él y experimentaran su bondad. De hecho, después de que Dios dice que "se divorció" de Israel, les manda tres veces que "vuelvan" (Jeremías 3:11, 14, 23).

El apóstol Pablo explica: "Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. . . Dios no ha desechado a su pueblo, al cual desde antes conoció. . . En la actualidad, aun hay un remanente escogido por gracia. Y si es por gracia, ya no es más por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. . . Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera. . . Y también ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar" (Romanos 11:1–6, 11, 23).

Otra ilustración de la increíble bondad de Dios se encuentra en la historia del profeta Oseas. Dios realmente le mandó a Oseas que se casara con una prostituta (Oseas 1:2). Ella no permaneció fiel a Oseas. Entonces, mientras su esposa vivía en inmoralidad, el Señor mandó a Oseas que la encontrara y la comprara de vuelta. El propósito de Dios era mostrar la grandeza de su gracia: “ámala, como el Señor ama a los hijos de Israel, a pesar de que ellos se vuelven hacia dioses ajenos” (Oseas 3:1).

La gracia de Oseas hacia su esposa infiel es un modelo de la gracia de Dios hacia su pueblo infiel. Israel había sido elegido y amado por Dios, pero fueron infieles a él mediante la idolatría. En Jeremías 3, Dios les da un "acta de divorcio", pero luego suplica que vuelvan. En Oseas, Dios persigue y rescata a su “esposa” extraviada y busca continuar su relación con ella. Ambas historias proporcionan una imagen inolvidable del fuerte y eterno amor de Dios por su pueblo del pacto.

¿Cómo puede una esposa divorciada volver y ser restaurada? La ley lo prohibía, pero "la misericordia triunfa sobre el juicio" (Santiago 2:13) y Dios todavía tiene un plan para Israel. La gracia de Dios en el Nuevo Pacto proporcionó restauración para todos los que creían en Cristo.

Una vez, los incrédulos discípulos preguntaron a Jesús: "¿Quién puede ser salvo?" Jesús les aseguró que la salvación se basa en el poder y la gracia de Dios, no en los esfuerzos del hombre: "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios" (Lucas 18:27).

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