Pregunta
¿Cuál debe ser la postura de un cristiano respecto a la investigación con células madre?
Respuesta
Con el actual debate en torno a la investigación con células madre, los cristianos harían bien en informarse sobre el tema y sus implicaciones. Curar enfermedades y aliviar el sufrimiento son objetivos nobles, y la Biblia apoya claramente la lucha contra las dolencias físicas. Una parte central del ministerio de Jesús fue la sanidad (Mateo 4:23–24), y uno de los escritores del Nuevo Testamento, Lucas, era médico (Colosenses 4:14). La investigación con células madre ha mostrado un gran potencial en el campo relativamente nuevo de la medicina regenerativa, y muchos grupos buscan activamente nuevas formas de obtener células madre y poner a prueba su "plasticidad"—la capacidad de convertirse en una amplia variedad de tipos de células maduras.
La pregunta más importante en relación con la investigación con células madre no es "¿Es legal?", ni "¿Es rentable?", sino "¿Es correcto?" La cuestión real es: ¿Cuál es la voluntad de Dios? Antes de poder responder a esta pregunta ética y moral, debemos distinguir entre los dos tipos de células madre: las adultas y las embrionarias.
La investigación con células madre adultas se ha realizado durante décadas y ha demostrado tener efectos terapéuticos en el tratamiento de cáncer, enfermedades autoinmunes, leucemia y problemas cardíacos. Estas células se obtienen de la médula ósea, la sangre, el tejido cerebral, la piel y la grasa corporal de personas vivas. También son una fuente rica de células madre adultas, la sangre del cordón umbilical y la placenta.
Las células madre embrionarias, como su nombre indica, provienen de embriones humanos. Para obtenerlas, es necesario destruir el embrión. El punto central del debate es, entonces, nuestro punto de vista sobre el embrión humano. La enseñanza bíblica es que la existencia humana comienza en la concepción (Salmo 139:13–16; Jeremías 1:4–5). El consenso internacional de los embriólogos concuerda con la Escritura en que la vida comienza en la fecundación. En el momento de la concepción, el embrión es 100% humano, con los 46 cromosomas y un código genético único y completo. El tamaño o el lugar donde se encuentra no determinan su humanidad.
Como la investigación con células madre embrionarias requiere destruir a un ser humano vivo, va en contra de la voluntad de Dios. Ninguna cantidad de beneficios "prometidos" para la sociedad o para el avance médico puede justificar la muerte de un ser humano para usar sus partes como repuestos. El fin no justifica los medios. Nunca es ético—de hecho, es moralmente reprobable—designar personas para la muerte con el fin de realizar experimentos utilitarios con sus cuerpos.
En cambio, la investigación con células madre adultas no requiere la pérdida de vidas. Estas células tienen versatilidad, un historial comprobado y no plantean las dificultades morales de las embrionarias. Por lo tanto, la investigación con células madre adultas es un campo legítimo de estudio, que se ajusta perfectamente a la voluntad de Dios.
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