Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la hambruna?
Respuesta
En muchas partes del mundo hoy, el suministro de alimentos es algo que se da por hecho. Pero a lo largo de las Escrituras, la hambruna no era algo raro. Aunque las causas físicas de las hambrunas variaban, la Biblia deja claro que Dios sigue estando en control, incluso en tiempos de escasez. El propósito de Dios al permitir una hambruna en Israel era captar la atención de Su pueblo de una manera segura: a través del estómago.
No todas las hambrunas son resultado de un juicio directo de Dios. Vivimos en un mundo que fue maldito a causa del pecado, y la tierra ya no produce como lo hacía antes de la caída. En Génesis 3:17–19 se nos dice que no solo la humanidad fue maldecida, sino toda la creación. A través de distintos tiempos de hambruna, las personas han tenido la oportunidad de volverse al verdadero Dios y Creador. El tiempo de José en Egipto le permitió administrar sabiamente el país en una época de abundancia y otra de hambruna severa (Génesis 41:25–31). Es evidente que Dios tenía control absoluto sobre esa hambruna (v. 28), aunque no se describe como un juicio directo, ya que afectó a muchas naciones (v. 57).
Hay muchos ejemplos de hambrunas similares a la del tiempo de José que no se presentan como un juicio específico. Sin embargo, hay muchas hambrunas que fueron utilizadas como un juicio para mostrar la gravedad del pecado del pueblo y llevarlos al arrepentimiento. Cuando Moisés daba a los israelitas algunas instrucciones finales de parte de Dios, habló de las bendiciones y maldiciones de obedecer o negar al Señor. Si elegían desobedecer los mandamientos de Dios y seguir ídolos, "la ira del Señor se encienda contra ustedes, y cierre los cielos y no haya lluvia y la tierra no produzca su fruto, y pronto perezcan en la buena tierra que el Señor les da" (Deuteronomio 11:17, NBLA).
Durante el tiempo del rey Acab, "el hambre era intensa en Samaria" (1 Reyes 18:2, NBLA). No es coincidencia que Acab anteriormente "edificó un altar a Baal en la casa de Baal que edificó en Samaria. Acab hizo también una Asera" (1 Reyes 16:32–33, NBLA). Dios había sido muy claro en la ley: si Israel servía a dioses falsos, entonces habría hambruna en la tierra. Acab se inclinó ante dioses falsos, y Dios detuvo la lluvia. La hambruna durante el reinado de Acab y Jezabel no debió haber sido una sorpresa para nadie.
Bajo los términos del Antiguo Pacto, las personas que intentaban vivir sin Dios a menudo eran despertadas a su verdadera necesidad al experimentar hambruna. Pasar por la falta de alimento suficiente tiene una forma de captar nuestra atención, como bien sabe Dios: "Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor" (Deuteronomio 8:3, NBLA).
Aún peor que una hambruna de alimento físico es una hambruna de alimento espiritual. Debido a que Israel rechazó a los profetas, Dios prometió un juicio severo: ""Vienen días", declara el Señor Dios, en que enviaré hambre sobre la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor" (Amós 8:11, NBLA). ¡Qué trágico es cerrar el oído a Dios y recibir exactamente lo que queremos: silencio de parte de Él!
En Su bondad, Dios envió a Su Hijo a la tierra. Jesús es el Pan de Vida "que baja del cielo, y da vida al mundo" (Juan 6:33). Jesús nos prometió que, por medio de la fe en Él, nunca experimentaremos nuevamente una hambruna espiritual: "El que viene a Mí no tendrá hambre" (versículo 35, NBLA). Mucho mejor que el maná del Antiguo Testamento, Jesús da vida para siempre: "Yo soy el pan de la vida. Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre" (versículos 48–51, NBLA). En Cristo no hay hambruna espiritual; más bien, tenemos un verdadero banquete de la bondad de Dios. Algún día la maldición sobre la tierra también será levantada, y la nueva tierra nunca verá una hambruna de ningún tipo (Apocalipsis 22:3).
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¿Qué dice la Biblia sobre la hambruna?
