Pregunta
¿Qué era el Areópago?
Respuesta
Al noroeste de la ciudad de Atenas, Grecia, se encuentra una pequeña colina cubierta de asientos de piedra. En la antigüedad, este lugar servía como foro donde los gobernantes atenienses celebraban juicios, debatían y discutían asuntos importantes. Esta colina se llamaba Areópago, un término que combina las palabras griegas para "dios de la guerra" (Ares) y "piedra" (pagos). El equivalente romano de Ares era Marte, por lo que en la época de Pablo y de la iglesia primitiva el lugar era conocido también como la Colina de Marte.
En los días del apóstol Pablo, el término Areópago se usaba no solo para referirse al lugar físico, sino también al consejo de líderes y pensadores que se reunía allí. Cuando Pablo pronunció su famoso discurso en ese sitio, se podría decir que lo hizo tanto "en" el Areópago como "ante" el Areópago. En Hechos 17, el término hace referencia principalmente a este grupo de hombres influyentes.
El propósito del Areópago era similar al del Sanedrín judío. Ambos eran grupos respetados de líderes locales encargados de examinar ideas espirituales o filosóficas. Al igual que el Sanedrín, el Areópago estaba compuesto por miembros con diversas creencias, muchas veces opuestas entre sí, y su función era preservar el statu quo y servir como tribunal para resolver disputas o juzgar ciertos casos. La diferencia principal era que el Areópago estaba principalmente interesado en defender la concepción griega de "los dioses".
Pablo fue llamado a presentarse ante el Areópago cuando su enseñanza en Atenas comenzó a atraer atención. Aunque este consejo tenía autoridad para enjuiciar en casos criminales, en este caso no lo convocaron para juzgarlo, sino para escuchar su "nueva" enseñanza: "Todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo" (Hechos 17:21). La presencia de Pablo fue resultado de la curiosidad intelectual de los oyentes más que de hostilidad.
Pablo aprovechó la oportunidad para ofrecer uno de los discursos evangelísticos más notables del Nuevo Testamento. Observando un altar dedicado "al Dios no conocido", explicó a sus oyentes que el Dios que ellos adoraban sin conocer es el Creador del universo, y les presentó el evangelio de Cristo. Como era de esperarse, la reacción fue variada: "Cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: "Le escucharemos otra vez acerca de esto"" (Hechos 17:32). Sin embargo, hubo quienes creyeron: "Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos" (Hechos 17:34).
Así como algunos miembros del Sanedrín aceptaron el mensaje del evangelio (Marcos 15:43; Juan 19:38–39), también algunos miembros del Areópago creyeron después de escuchar la Palabra. El episodio demuestra cómo Dios puede usar cualquier contexto—incluso un tribunal pagano—como plataforma para anunciar Su verdad.
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