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Pregunta

¿Es cierto que Jesús fue crucificado sobre la tumba de Adán?

Respuesta


Es muy probable que no sea cierto que Jesús fuera crucificado sobre la tumba de Adán. La idea de que el Gólgota tenía un doble significado —como lugar de la muerte de Jesús y como lugar donde fue enterrado Adán— proviene de una antigua leyenda alimentada por alegorías medievales y diversas consideraciones teológicas.

La idea de que Jesús fue crucificado sobre la tumba de Adán surge bastante temprano en la historia del cristianismo. Orígenes, Crisóstomo y Jerónimo hacen referencia a esta idea, aunque, cabe destacar, ninguno de los tres admitió jamás la veracidad de la historia. Epifanio de Salamina (c. 315-403) escribió que "nuestro Señor Jesucristo fue crucificado en el Gólgota, en el mismo lugar donde yacía enterrado el cuerpo de Adán. Porque después de abandonar el Paraíso, vivir frente a él durante mucho tiempo y envejecer, Adán vino más tarde y murió en este lugar, me refiero a Jerusalén, y fue enterrado allí, en el sitio del Gólgota. Probablemente, así fue como el lugar, que significa "lugar de la calavera", obtuvo su nombre, ya que el contorno del sitio no se parece en nada a una calavera" (Panarion, Libro I, §45, "Contra los severianos").

La tradición judía dice que Adán fue enterrado en Hebrón, en la Cueva de Macpela, el mismo lugar donde más tarde fueron enterrados Abraham y su familia (ver Génesis 49:30-31). Hay un par de leyendas islámicas diferentes que también tratan sobre el lugar de descanso final de Adán. Según una tradición relatada por Ibn Kathir, Noé llevó los restos de Adán a bordo del arca y más tarde lo volvió a enterrar en Jerusalén.

Una tradición cristiana, la mencionada por Orígenes y otros, sitúa la tumba de Adán en Jerusalén, justo debajo del lugar donde se encontraba la cruz de Jesús. En algunas versiones de la historia, el lugar donde fue enterrado Adán se llama la Cueva de los Tesoros. Hoy en día, en Jerusalén, a lo largo de la Vía Dolorosa, hay una pequeña sala cerca de la Piedra de la Unción, antes de la estación 14, llamada Capilla de Adán, donde supuestamente fue enterrado Adán. Al este de la capilla, a través de una ventana, se puede ver lo que se conoce como la Roca del Gólgota. La roca está agrietada (una característica atribuida al terremoto que se menciona en Mateo 27:51). Según la historia, la grieta permitió que la sangre de Jesús gotease en la tumba de Adán, sobre su cráneo, y de esta manera redimiese al primer hombre.

Durante la Edad Media, varias leyendas diferentes se entrelazaron para formar una complicada historia de la cruz en la que murió Jesús. La leyenda del Árbol Sagrado comienza después de la caída. Mientras Adán yace en su lecho de muerte, su hijo Set regresa al Edén con la esperanza de encontrar algo que le devuelva la vida a su padre. El ángel que custodia el Edén le niega la entrada a Set, por supuesto, pero le da tres semillas del Árbol de la Vida para que las entierre con Adán. Esas semillas crecen después de la muerte de Adán, y la madera de esos árboles se utiliza a lo largo de la historia bíblica para todo, desde curar las aguas de Mara hasta construir un puente para la reina de Saba. Finalmente, el mismo árbol se utiliza para hacer la cruz de Jesús. La cruz se coloca sobre la tumba de Adán, por lo que, por coincidencia, el árbol vuelve al lugar donde creció originalmente.

Muchos pintores del Renacimiento aludieron a la leyenda de que Jesús fue crucificado sobre la tumba de Adán. Los iconos ortodoxos griegos que representan la crucifixión casi siempre incluyen el cráneo de Adán situado debajo de la cruz de Jesús. Muchos artistas, entre ellos Carlo Crivelli, Andrea Solario, Philippe de Champaigne, Rogier van der Weyden, Jacobello Alberegno, Fra Angelico, Hans Wertinger, Marcello Venusti y Pesellino, utilizaron la misma imagen, colocando un cráneo en la base de la cruz de Jesús. Así, pues, la tumba de Adán es un motivo común en las pinturas clásicas de la crucifixión de Jesús.

La leyenda de que la tumba de Adán estaba debajo del lugar donde Jesús fue crucificado es solo eso, una leyenda, pero hay algunas verdades teológicas que la hacen atractiva. Adán es quien trajo la muerte al mundo, y Jesucristo trajo la vida a través de Su muerte (Romanos 5:12, 15-17). De hecho, a Jesús se le llama "el último Adán" en 1 Corintios 15:45. Es la sangre de Cristo, derramada en la cruz, la que redime a la humanidad caída de la maldición de Adán. El "hombre viejo" ha sido sustituido por el "hombre nuevo" (Efesios 4:20-24). Gracias al sacrificio de Cristo, la muerte ha sido vencida (1 Corintios 15:55-57).

El lugar exacto de la crucifixión de Jesús es incierto. El lugar donde fue enterrado Adán es imposible de determinar, ya que la Biblia no da ninguna pista al respecto. El arte clásico puede representar los huesos de Adán como símbolo de la muerte, colocando la cruz de Cristo como un estandarte victorioso sobre un enemigo derrotado, pero no tomamos estas expresiones artísticas de manera literal. Es muy probable que Jesús no fuera crucificado sobre la tumba de Adán.

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