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Pregunta

¿Qué es el tribunal de Cristo?

Respuesta


Las Escrituras nos dan una razón para no juzgarnos unos a otros: "Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios... De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo" (Romanos 14:10-12). Ninguno de nosotros está calificado para ser juez. Solo el Señor Jesús está calificado, y todo juicio le ha sido confiado a Él (Juan 5:22). Todos compareceremos algún día ante el tribunal de Cristo.

El tribunal de Cristo implica un momento en el futuro en el que los creyentes darán cuenta de sí mismos ante Cristo. Esta es la clara enseñanza de las Escrituras: "Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10). La advertencia es para los cristianos, no para los incrédulos. Como Jesús enseñó en Su parábola, el rey va a regresar, y en ese momento exigirá cuentas a sus siervos (Lucas 19:11-26).

El tribunal de Cristo es diferente del juicio del gran trono blanco. Ese será el juicio final de los malvados antes de que sean arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). Los incrédulos comparecerán ante el gran trono blanco. Los creyentes comparecerán ante el tribunal de Cristo.

El tribunal de Cristo no determina nuestra salvación; ese asunto quedó resuelto por el sacrificio de Cristo por nosotros (1 Juan 2:2) y por nuestra fe en Él (Juan 3:16). Todos nuestros pecados son perdonados, y "no hay condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Jesús dijo: "En verdad les digo: el que oye Mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).

Así pues, los creyentes están seguros en Cristo, pero aun así deben comparecer ante el tribunal de Cristo. Será un tiempo de examen y un tiempo de recompensa. Jesús inspeccionará nuestras obras. ¿Qué hiciste con los recursos que Dios te dio? ¿Cuán fiel fuiste? ¿Te rendiste al Espíritu, buscando honrar a Cristo y promover Su obra en el mundo? Si es así, tendrás tu recompensa (ver Mateo 10:41-42). ¿Descuidaste tus oportunidades de servir al Señor? Si es así, sufrirás la pérdida de tu recompensa. Pablo compara nuestro servicio cristiano con la construcción de un edificio:

Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. Si permanece la obra de alguien que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. Si la obra de alguien es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como a través del fuego (1 Corintios 3:10b-15).

Notemos que, en el pasaje anterior, nuestras obras posteriores a la salvación de Cristo son de dos tipos diferentes: buenas y malas. El "fuego" del escrutinio de Dios revelará la calidad de nuestras obras. Como señala Arthur Pink, "el oro, la plata y las piedras preciosas tienen un valor intrínseco, mientras que la madera, el heno y la paja son productos naturales" (The Redeemer’s Return, cap. 8, pt. 5). Las recompensas se distribuyen entre aquellos cuyas obras resisten la prueba. Aquellos cuyas obras tienen un origen natural "sufrirán pérdida". Sus obras serán quemadas, pero ellos mismos "serán salvos". El tribunal de Cristo, entonces, no confiere ni revoca la salvación.

El tribunal de Cristo tampoco es un momento para castigar el pecado. Jesús tomó nuestro castigo de una vez y para siempre. El tribunal de Cristo es un momento en el que seremos llamados a rendir cuentas, a dar cuenta de lo que hicimos por Jesús. Será un momento serio y necesario de rendir cuentas, pero, como redimidos de Dios, nunca seremos condenados con los malvados. Como dijo un teólogo: "No se puede enfatizar lo suficiente que el juicio no tiene relación con el problema del pecado, que es más para otorgar recompensas que para rechazar el fracaso" (Chafer, L. S., Teología Sistemática, vol. IV: Eclesiología-Escatología, Dallas Seminary Press, 1948, p. 406).

En griego, se utiliza una sola palabra para "tribunal" en Romanos 14:10 y 2 Corintios 5:10: la palabra es bema. Una bema era una plataforma elevada en la que se sentaban los jueces para ver los juegos atléticos. Su trabajo consistía en asegurarse de que los competidores siguieran las reglas y en entregar los premios a los vencedores (ver 1 Corintios 9:24-27). El bema nunca fue un lugar para reprender a los atletas ni para castigarlos de ninguna manera. Era un lugar de prueba y recompensa. Del mismo modo, el bema de Cristo no será un lugar de condenación ni de censura.

Anticipándonos al tribunal de Cristo, debemos tener cuidado con lo que decimos y hacemos en esta vida. Santiago nos da este consejo: "Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad" (Santiago 2:12; cf. Mateo 12:36). Queremos rendir cuentas con alegría en ese día, y por eso nos esforzamos por servir fielmente al Señor hoy.

La Biblia habla de que los creyentes reciben coronas por diferentes cosas. Las diversas coronas se describen en 2 Timoteo 2:5; 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4 y Apocalipsis 2:10. Creemos que el tribunal de Cristo es cuando se otorgarán las coronas, y esto tendrá lugar en el cielo poco después del rapto de la iglesia (como se describe en 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Al final de la Biblia, Jesús dijo: "Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigopara recompensar a cada uno según sea su obra" (Apocalipsis 22:12). En preparación para el tribunal de Cristo, ¿con qué eliges "edificar"? ¿Con oro, plata y piedras preciosas, cosas que perdurarán? ¿O con madera, heno y paja, cosas que no resistirán el día de la prueba?

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