Pregunta
¿Qué significa "seguid lo bueno" (Romanos 12:9)?
Respuesta
Romanos 12:9-21 contiene una serie de breves súplicas en las que el apóstol Pablo exhorta a los cristianos a vivir juntos como el cuerpo de Cristo, poniendo en acción el amor sacrificado. Comienza con esta súplica: "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno" (Romanos 12:9). Pablo afirma que los verdaderos creyentes aman con sinceridad, sin hipocresía, y vencen el mal con el bien.
El término "bueno" en la lengua original habla de "excelencia moral". El verbo traducido "seguir" significa "pegarse o mantenerse unido y resistirse a la separación, unirse, enlazarse o abrazarse". Algunas versiones de la Biblia dicen "aplicándose" (NBLA) o "Aférrense a lo bueno" (NTV). Cuando Pablo dijo a los cristianos romanos: "seguid lo bueno", su deseo era que abrazaran la bondad moral con todo su ser o, en otras palabras, que la amaran.
Los impíos del mundo "odian lo que es bueno" (2 Timoteo 3:3, NTV). Pero los hijos de Dios son amantes del bien. Odiamos el mal porque es enemigo de todo lo bueno. Dios mismo es bueno y la fuente de toda bondad (Marcos 10:18). Todo lo que Dios crea es "muy bueno" en todos los aspectos (Génesis 1:31).
Nuestra bondad como creyentes, nuestra justicia o excelencia moral, empieza por ser hechos justos con Dios mediante la fe en Jesucristo (Salmo 14:3; Romanos 3:22; 10:4). Dios ha hecho de Jesucristo nuestra justicia (1 Corintios 1:30; 2 Pedro 1:1; 2 Corintios 5:21). Una vez que hemos sido reconciliados con Dios mediante la sangre de Jesús y nuestra fe en Él, seguimos buscando, teniendo hambre y sed de Su justicia, aferrándonos a lo que es bueno (Mateo 5:6; 6:33).
Cuando nos aferramos a Dios, Él obra Su justicia en nosotros. Cuando nos adherimos a lo que es bueno -cuando amamos a Dios y nos mantenemos cerca de Él-, podemos confiar en que Él nos está transformando desde dentro, enseñándonos Su voluntad buena y perfecta, y obrando todo en nuestras vidas para bien (Romanos 8:28).
Agustín de Hipona, uno de los primeros padres de la Iglesia, dijo: "Me conviene estar cerca de mi Dios. Esto constituirá la sabiduría perfecta y eterna, como constituirá la vida verdaderamente feliz, porque alcanzarla es alcanzar el bien eterno y supremo, y permanecer siempre cerca de Dios es la suma de nuestro bien" (Cartas, 131-164, Los Padres de la Iglesia, vol. 20, R. J. Deferrari, ed., W. Parsons, trans., The Catholic University of America Press, 1953, p. 314).
Pablo aconsejó a los tesalonicenses que probaran todas las cosas según la norma moral de Dios y que sólo "Retengan lo que es bueno. Aléjense de toda clase de mal" (1 Tesalonicenses 5:21-22, NTV). Dijo a los creyentes romanos: "No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2, NTV).
Dios advirtió al pueblo de Israel que se apartara de su comportamiento corrupto e hicieran "lo bueno" (Amós 5:14, NTV). Si se oponían a la corrupción imperante, odiando la mala conducta y aferrándose a lo que es bueno y justo, si defendían la justicia en vez de pisotearla (Amós 5:10-12), el Señor estaría a su lado como su defensor y no como su juez. Del mismo modo, Pablo afirmó que: "a los que siguen haciendo el bien, pues de esa manera demuestran que buscan la gloria, el honor y la inmortalidad que Dios ofrece", el Señor les dará la vida eterna. Pero "derramará su ira y enojo sobre los que viven para sí mismos, los que se niegan a obedecer la verdad y, en cambio, viven entregados a la maldad" (Romanos 2:7-8, NTV).
El Hijo de Dios, Jesucristo, es "el buen pastor" que "da su vida por las ovejas" (Juan 10:11). Su vida y su muerte son ejemplos máximos de lo que significa poner en práctica un amor sincero y sacrificado. Jesús "dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones" (Tito 2:14, NTV).
Al hacer buenas acciones y mostrar bondad y amor sacrificado a los demás, demostramos que somos hijos de Dios: "Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios. El que hace lo malo no ha visto a Dios" (3 Juan 1:11, NBLA; ver también Santiago 3:13). Aferrarnos a lo que es bueno nos lleva a una relación más estrecha con Cristo, que a su vez se traduce en un carácter semejante al de Cristo: "Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos" (1 Pedro 2:21, NTV).
Nos aferramos a lo que es bueno, asiéndonos del Señor. Jesucristo en nosotros es toda la bondad que necesitamos para ser totalmente buenos.
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¿Qué significa "seguid lo bueno" (Romanos 12:9)?