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Pregunta

¿Por qué parece que los cuatro Evangelios presentan un mensaje de salvación diferente al del resto del Nuevo Testamento?

Respuesta


Debemos tener en cuenta que la Biblia debe ser considerada como un todo. Los libros que preceden a los Cuatro Evangelios son anticipatorios, y los que siguen son explicativos. A lo largo de toda la Biblia, lo que Dios requiere es fe (Génesis 15:6; Salmo 2:12; Habacuc 2:4; Mateo 9:28; Juan 20:27; Efesios 2:8; Hebreos 10:39). La salvación no viene por nuestras propias obras, sino por confiar en lo que Dios hace por nosotros.

Cada uno de los Evangelios tiene su propio énfasis en el ministerio de Cristo. Mateo, escribiendo a una audiencia judía, enfatiza el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento por parte de Jesús, demostrando que Él es el tan esperado Mesías. Marcos escribe un relato rápido y condensado, registrando los hechos milagrosos de Jesús y no registrando sus largos discursos. Lucas retrata a Jesús como el remedio para los males del mundo, enfatizando Su perfecta humanidad y su preocupación humana por los débiles, los que sufren y los marginados. Juan hace hincapié en la deidad de Jesús seleccionando muchas conversaciones y dichos de Jesús sobre el tema e incluyendo también "señales" que prueban que es el Hijo de Dios.

Los Cuatro Evangelios se combinan para dar un testimonio completo de Jesús, un hermoso retrato del Hombre-Dios. Aunque los Evangelios difieren ligeramente en el tema, el tema central es el mismo. Todos presentan a Jesús como el que murió para salvar a los pecadores. Todos registran Su resurrección. Independientemente de que los escritores presentaran a Jesús como el Rey, el Siervo, el Hijo del Hombre o el Hijo de Dios, todos tenían como objetivo común que la gente creyera en Él.

Ahora nos adentraremos en la teología de los Evangelios. Juan incluye muchas declaraciones de fe y mandamientos que hay que creer. Estas inclusiones se ajustan a su propósito declarado, "Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31). Los otros Evangelios (los Sinópticos) también muestran un interés en que confiemos en Cristo. Sus exhortaciones a la fe son menos evidentes, pero son igualmente genuinas.

Jesús proclama la necesidad de la justicia, y advierte de la pena del pecado, que es el infierno. Sin embargo, Jesús siempre presenta a Dios como el estándar de la justicia y a sí mismo como el medio de la justicia que, sin Cristo, la justicia sería inalcanzable y el infierno inevitable. El Sermón del Monte (Mateo 5-7) es un ejemplo de ello:

- Jesús comienza el Sermón del Monte con una descripción de una vida bendecida (Mateo 5:1-12). Las Bienaventuranzas no nos dicen "cómo" ser justos, sino que simplemente describen la justicia.

- Él se presenta como el cumplimiento de la ley del Antiguo Testamento (Mateo 5:17-18). Este es un versículo clave porque, para ganar nuestra propia justicia, debemos cumplir la ley; aquí, Jesús dice que lo hará por nosotros.

- Dice que nada de nuestras propias buenas obras nos hará entrar en el cielo (Mateo 5:20). Esta es otra declaración importante en el sermón. Los fariseos eran las personas más religiosas de la época, pero Jesús dice que ni siquiera ellos son lo suficientemente buenos para entrar en el cielo. Jesús continúa diciendo que no es un sistema religioso el que salva, sino Él mismo.

- Jesús profundiza en el entendimiento de la justicia y la define según el estándar de Dios, y no según la interpretación de la ley por parte del hombre (Mateo 5:21-48). Explica la intención de Dios que hay detrás de varias leyes del Antiguo Testamento. El estándar es tan alto que hace que cualquier persona, incluso el practicante religioso más dedicado, sea culpable ante Dios.

- Describe tres actividades religiosas populares — la limosna, la oración y el ayuno — como hipócritas cuando se practican por los aparentemente religiosos (Mateo 6:1-18). El enfoque de Jesús, al igual que con las leyes que acaba de mencionar, es la condición del corazón del hombre, no las obras que podemos ver.

- Él advierte que habrá "muchos" en el día del juicio que habrán hecho grandes obras para Dios y sin embargo serán expulsados del cielo (Mateo 7:21-23). La razón es que Jesús nunca los "conoció". No había ninguna relación familiar, sólo "buenas" obras, las cuales no son suficientes.

- Jesús concluye el Sermón del Monte con la osada afirmación de que sólo Él es el fundamento para edificar la vida espiritual de una persona (Mateo 7:24-27). Él dice: "cualquiera, pues, que me oye estas palabras". Este un llamado a confiar lo suficiente como para abandonar todos los demás fundamentos.

Para resumir, en el Sermón del Monte Jesús meticulosamente desmonta la religión farisaica de las buenas obras, hace referencia a una santidad mayor que la nuestra y se ofrece a sí mismo como la única base de la religión. Aceptar lo que Jesús dice en este sermón requiere fe en Él.

El Evangelio de Mateo continúa enfatizando la fe en los siguientes versículos: Mateo 8:10, 13, 26; 9:2, 22, 28-29; 12:21; 13:58; 14:31; 15:28; 16:8; 17:17; y 18:6. Además, Mateo incluye una presentación muy clara de Jesús como el Hijo de Dios en este diálogo: "Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16:15-17).

El Evangelio de Marcos contiene las siguientes referencias a la fe en Cristo: Marcos 1:15; 2:5; 4:40; 5:34, 36; 6:6; 9:19, 23, 42; 10:52; 11:23; y 16:14. En el Evangelio de Lucas vemos al menos estos versículos que promueven la fe en Cristo: Lucas 5:20; 7:9, 50; 8:12, 25, 48, 50; 9:41; 12:28, 46; 17:19; 18:8, 42; y 24:25. Si seguimos viendo las Escrituras como un conjunto armonioso, veremos que sólo hay un mensaje de salvación, y los Cuatro Evangelios proporcionan la base para ese mensaje.

Las epístolas que siguen a los Evangelios elaboran el mismo tema: la salvación por la fe en Cristo. El tema general de los Romanos es la justicia que viene a través de Dios y la doctrina de la justificación por la gracia a través de la fe. El tema central de Gálatas y Colosenses es el mismo. El libro de Hebreos destaca la preeminencia y perfección de Cristo, el "autor y consumador de nuestra fe" (Hebreos 12:2). La primera y la segunda carta a los Corintios, Efesios, Filipenses, 1 y 2 Tesalonicenses, las epístolas pastorales de Timoteo y Tito, Filemón, Santiago, 1 y 2 Pedro, todas describen la vida santa, tanto personal como corporativa dentro de la iglesia, y la esperanza para el futuro que debe ser el resultado natural de la vida en Cristo. Las tres epístolas de Juan reiteran los fundamentos de la fe y advierten contra aquellos que los pondrían en duda, siendo también el tema principal de Judas. El Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento, presenta el último acto del plan de Dios para la humanidad y el destino de aquellos que se aferran a la misma fe expuesta en la totalidad del Nuevo Testamento: la fe solamente en Cristo.

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