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Pregunta

¿Quiénes fueron los reyes de Israel y Judá?

Respuesta


En el período anterior a la monarquía, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos (Jueces 21:25). Dios levantó a Samuel para que guiara al pueblo (1 Samuel 3:4). Todo Israel sabía que Samuel había sido establecido como profeta del Señor (1 Samuel 3:20). Samuel juzgó a Israel todos los días de su vida, y cuando envejeció, nombró a sus hijos jueces sobre Israel (1 Samuel 8:1). Israel rechazó a los hijos, se negó a obedecer a Samuel y exigió un rey (1 Samuel 8:19-20). Cuando Samuel le comunicó su petición a Dios, el Señor respondió: "Escúchalos y nómbrales un rey" (1 Samuel 8:22).

Saúl fue el primer rey. Era de la tribu de Benjamín, que en los días de los jueces había sido casi aniquilada. Alto, apuesto y humilde, Saúl comenzó su reinado con una brillante victoria sobre los amonitas. Cualquier recelo sobre la nueva monarquía desapareció. Pero el éxito se le subió rápidamente a la cabeza a Saúl, y la humildad dio paso al orgullo. Ofreció un sacrificio, que era función exclusiva de los sacerdotes, mostrando su presunta importancia. Desobedeció deliberadamente a Dios, lo que hizo que Dios le dijera a Samuel: "Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha cumplido Mis mandamientos" (1 Samuel 15:11). Saúl reinó sin éxito desde 1049 a. C. hasta 1009 a. C., y luego, herido en batalla, "tomó su espada y se echó sobre ella" (1 Samuel 31:4).

David, aunque fue ungido rey cuando era solo un niño, no ascendió al trono hasta después de la muerte de Saúl (2 Samuel 2:4). David era de baja estatura, de aspecto sonrosado, de hermoso semblante, apuesto, de inmensa fuerza física y gran atractivo personal. Era un hombre de guerra, prudente en sus palabras, valiente, musical y religioso. Dios prometió que la familia de David reinaría para siempre. "Entonces un retoño brotará del tronco de Isaí [el padre de David], y un vástago dará fruto de sus raíces" (Isaías 11:1). Tras la muerte de Saúl, David fue nombrado rey de Judá y, siete años más tarde, rey de todo Israel. Tenía 30 años cuando se convirtió en rey y reinó desde el 1009 a. C. hasta el 969 a. C.

Salomón se convirtió en rey en el 971 a. C., posiblemente dos años antes de la muerte de su padre David, y reinó hasta el 931 a. C. Salomón era hijo de Betsabé y, aunque no era el heredero directo, fue elegido por David y aprobado por Dios para ser su sucesor (1 Crónicas 23:1). Salomón heredó el trono del reino más poderoso que existía en aquel entonces. Era una época de paz y prosperidad, con grandes empresas comerciales y logros literarios. Dios le dijo a Salomón que pidiera lo que quisiera y se le daría. Salomón pidió sabiduría para gobernar a su pueblo. Eso agradó a Dios, quien lo recompensó abundantemente con riqueza, sabiduría, poder y la importante tarea de construir el templo (1 Crónicas 28:2-6).

Tras la muerte de Salomón, el reino se dividió. Diez tribus formaron el Reino del Norte, llamado Israel; Judá y Benjamín formaron el Reino del Sur, llamado Judá. La fecha de la división del reino es aproximadamente el año 931 a. C. A continuación se presenta una lista de los reyes de Israel y Judá. Las fechas de sus reinados son aproximadas, debido a la superposición de reinados, la soberanía asociada, los intervalos de anarquía y la práctica judía de contar partes de años como años completos. Algunas partes de algunos reinados fueron concurrentes. Todos los reyes de Israel practicaban la idolatría; los peores servían a Baal. Muchos de los reyes de Judá servían a los ídolos; pocos servían fielmente al Señor. Algunos reyes malos eran en parte buenos; algunos reyes buenos eran en parte malos. A continuación se enumeran los reyes, las fechas aproximadas de sus reinados y las descripciones de su obediencia general a Dios:

REYES DE ISRAEL: Jeroboam I, rebelde, 931-910 a. C.

Nadab, malo, 910-909 a. C.

Baasa, malvado, 909-886 a. C.

Ela, malvado, 886-885 a. C.

Zimri, pecador, 885 a. C.

Tibni, inicuo, 885-880 a. C.

Omri (solapamiento), extremadamente malo, 885-874 a. C.

Acab, el peor hasta ese momento, 874-853 a. C.

Ocozías, desobediente, 853-852 a. C.

Joram, en su mayor parte corrupto, 852-841 a. C.

Jehú, no bueno, pero mejor que el resto, 841-814 a. C.

Joacaz, insumiso, 814-798 a. C.

Joás, rebelde, 798-782 a. C.

Jeroboam II (solapamiento), mal comportado, 793-753 a. C.

Zacarías, abismal, 753 a. C.

Salum, lleno de vicios, 752 a. C.

Manahem, horrible, 752-742 a. C.

Pekaía, idólatra, 742-740 a. C.

Peka (solapamiento), espantoso, 752-732 a. C.

Oseas, atroz, 732-722 a. C.

REYES DE JUDÁ:

Roboam, en su mayoría malo, 931-913 a. C.

Abías, en su mayoría pervertido, 913-911 a. C.

Asa, bueno, 911-870 a. C.

Josafat (solapamiento), justo, 873-848 a. C.

Joram (solapamiento), terrible, 853-841 a. C.

Ocozías, malo, 841 a. C.

Atalía (reina), diabólica, 841-835 a. C.

Joás/Joás, en su mayoría virtuoso, 835-796 a. C.

Amasías, en su mayoría íntegro, 796-767 a. C.

Uzías/Azarías (solapamiento), en su mayoría respetable, 790-739 a. C.

Jotam (solapamiento), digno, 750-731 a. C.

Acaz, atroz, 735-715 a. C.

Ezequías, el mejor, 715-686 a. C.

Manasés, depravado hasta que se arrepintió al final, 695-642 a. C.

Amon, traicionero, 642-640 a. C.

Josías, grande, 640-609 a. C.

Joacaz, terrible, 609 a. C.

Joacim, degenerado, 609-597 a. C.

Joaquín, espantoso, 597 a. C.

Sedequías, necio, 597-586 a. C.

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