Pregunta
¿Qué debo buscar en una persona para rendir cuentas?
Respuesta
Muchas iglesias fomentan la rendición de cuentas. Dos cristianos se unen para la edificación mutua y la exhortación a evitar comportamientos pecaminosos. Se hacen mutuamente "responsables", es decir, se informan honestamente y cada uno se considera responsable ante el otro. Aunque la Biblia no menciona expresamente esta práctica, el compañerismo de rendición de cuentas puede ser beneficioso cuando se cumple el mandato de Santiago 5:16 (NBLA): "confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho". Podemos extraer algunas pautas de las Escrituras sobre cómo elegir la persona a la que rendir cuentas.
Hay patrones bíblicos a seguir cuando se trata de cualquier relación cercana. El primero de ellos es el mandato de estar «en yugo igual» con cualquiera con quien entablemos una relación, "pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?" (2 Corintios 6:14, NBLA). No debemos asociarnos con no creyentes, ni en el matrimonio, ni en los negocios y, desde luego, tampoco en asuntos espirituales. Simple y llanamente, alguien con quien tengamos una relación de rendición de cuentas debe ser alguien que haya nacido de nuevo. Lo ideal es alguien con el don de la exhortación.
En segundo lugar, esa persona debe ser alguien en quien podamos confiar. Debemos confiar en que será discreta y mantendrá la información confidencial: "el de espíritu leal oculta las cosas" (Proverbios 11:13, NBLA). Necesitamos poder contarle a esa persona detalles íntimos sobre nuestras luchas con el pecado. Se revelan cosas personales que no deben compartirse con terceros. Debido a la naturaleza personal de muchas cosas compartidas, también es aconsejable que las personas con las que compartes tu vida sean del mismo género.
También debemos confiar en que las personas con las que nos comprometemos a rendir cuentas tendrán el valor de decirnos la verdad. La tarea de una persona con la que nos comprometemos a rendir cuentas no es estar de acuerdo con nosotros todo el tiempo o halagar nuestro ego; necesitamos a alguien que evalúe con precisión nuestras necesidades y nos oriente en las Escrituras. A veces la verdad duele, pero sabemos que "Fieles son las heridas del amigo" (Proverbios 27:6, NBLA).
Es importante tener una persona con la que nos comprometamos a rendir cuentas, que conozca la Palabra de Dios y la comparta con sinceridad. Es a través de la Palabra de Dios que somos santificados (Juan 17:17). Es a través de la Palabra de Dios que "el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:17, NBLA). Cuando busquemos alguien con quien compartir nuestra vida, debemos buscar a alguien maduro en la fe y "que maneja con precisión la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15, NBLA).
En tercer lugar, la persona adecuada para acompañarte en este proceso será aquella que entienda el perdón; necesitamos a alguien compasivo que nos comprenda y nos perdone como el Señor nos perdona (Colosenses 3:13; Efesios 4:32). El Espíritu Santo es el único que puede cambiar el corazón de una persona. Es importante que las personas que se acoplen para este proceso, y que llegarán a conocer las dificultades de cada uno, no intenten "arreglarse" mutuamente. No es tarea de un ser humano pecador arreglar a otro. Cada persona debe mirar sus propios pecados con lupa y los pecados de los demás con telescopio (Mateo 7:1-2). Si eliges a una persona que juzgue y critique, solo te traerás problemas.
Por último, es importante que esa persona acentúe lo positivo. Debe centrarse lo menos posible en el pecado y lo máximo posible en Cristo. Sentarse a discutir los pecados con los que luchamos no es bíblico: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten" (Filipenses 4:8, NBLA). La clave es pensar en Cristo, en cosas hermosas, confiando en que Dios nos santificará, como ha prometido (Hebreos 10:10, 14).
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¿Qué debo buscar en una persona para rendir cuentas?
