Pregunta
¿Es bíblico olvidar el pasado? ¿Nos enseña la Biblia a olvidar el pasado?
Respuesta
El apóstol Pablo termina una sección de Filipenses 3 diciendo: "Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (versículos 13-14). ¿Nos está ordenando Pablo que olvidemos todo lo que ha sucedido antes de conocer a Cristo? ¿Es una orden para limpiar nuestras mentes de todos los recuerdos?
Es importante considerar el pasaje que precede a estas palabras. Pablo acababa de enumerar todas sus calificaciones religiosas que, para la mente judía, eran de suprema importancia. Luego afirma: "Yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor" (versículo 8, NBLA). Pablo está señalando que ningún logro carnal importa en comparación con conocer a Cristo y confiar solo en Su justicia para la salvación (Efesios 2:8-9). Independientemente de lo buenos o malos que hayamos sido, todos debemos venir a Cristo de la misma manera: humildes, arrepentidos y sin merecer Su perdón (Romanos 5:8; Tito 3:5).
La palabra olvidando en este pasaje significa "dejar de cuidar, descuidar, negarse a centrarse en". Nuestra memoria almacena millones de informaciones obtenidas a través de nuestros sentidos desde que nacemos. Algunas experiencias son imposibles de olvidar, y cualquier esfuerzo por olvidarlas solo las hace más prominentes. Pablo no está aconsejando un borrado de memoria; nos está diciendo que nos centremos en el presente y el futuro, en lugar del pasado.
Es fácil "vivir en el pasado". Ya sea una victoria pasada que nuestra mente repite continuamente o una derrota pasada que cuelga sobre nosotros como un sudario, hay que dejarla en el pasado. Nada obstaculiza más el servicio presente que estar atascado en otro tiempo. Modelar el olvido de Pablo significa que consideramos el pasado como nada. Cortamos las cuerdas que nos atan a ese momento pasado. Nos negamos a permitir que los éxitos del pasado inflen nuestro orgullo. Nos negamos a permitir que los fracasos del pasado desinflen nuestra autoestima. Lo dejamos atrás y en su lugar adoptamos nuestra nueva identidad en Cristo (2 Corintios 5:17).
Sin embargo, no debemos olvidarlo todo en el sentido de ser ajenos a ello. De hecho, hay muchas ocasiones en las que Dios nos ordena recordar. En Deuteronomio 9:7, Moisés dice a los israelitas: "Acuérdate; no olvides cómo provocaste a ira al Señor tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta que ustedes llegaron a este lugar, han sido rebeldes contra el Señor" (NBLA). Se nos anima a recordar todo lo que Dios ha hecho por nosotros (Salmo 77:11; 103:2), a otros que sufren por causa de Cristo (Hebreos 13:3; Colosenses 4:18), y lo que éramos antes de que Jesús nos salvara (Efesios 2:11-12; 1 Corintios 6:9-11). Pero el recordar debe ser para la gloria de Dios y para nuestro beneficio espiritual. Si somos limpiados por la sangre de Cristo, entonces no queda ningún juicio por los fracasos del pasado (Romanos 8:1). Si Dios elige no recordar nuestros pecados pasados (Hebreos 8:12), podemos elegir dejarlos de lado también y abrazar el futuro que Él promete a aquellos que lo aman (Romanos 8:28; Efesios 2:10).
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¿Es bíblico olvidar el pasado? ¿Nos enseña la Biblia a olvidar el pasado?