Pregunta
¿Por qué es importante la obediencia a Dios?
Respuesta
La obediencia a Dios prueba nuestro amor por él (1 Juan 5:2-3), demuestra nuestra fidelidad a Él (1 Juan 2:3-6), lo glorifica en el mundo (1 Pedro 2:12) y abre caminos de bendición para nosotros (Juan 13:17).
La fe es necesaria para agradar a Dios (Hebreos 11:6), y si nuestra fe es genuina y verdadera, viviremos un estilo de vida caracterizado por la rectitud, modelando el ejemplo que nos dio Jesucristo. Obedecemos Sus mandamientos, no porque tengamos que hacerlo, sino porque queremos, porque le amamos. Tenemos la capacidad de obedecer porque, una vez que creemos en Cristo y somos salvos, somos transformados. No somos las mismas personas que éramos antes. Como Pablo escribió en 2 Corintios 5:17, "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas" (NBLA).
Cuando obedecemos al Señor, podemos vivir una vida de gozo, sin vergüenza, arraigados profundamente en el Señor y confiados en nuestra esperanza eterna. "Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2 Corintios 3:17). Nuestra obediencia es, de hecho, parte de nuestra garantía de que realmente conocemos a Dios (1 Juan 2:3).
Cuando los hijos de Dios obedecen a su Padre Celestial, Él es glorificado. Jesús nos dijo que el plan es que otros "vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16, NBLA). Por supuesto, realizar "buenas acciones" requiere obediencia a Aquel que nos llama a realizarlas. El testimonio de santidad de un cristiano es una prueba contundente de que Dios actúa en el mundo.
"Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en Sus caminos" (Salmo 128:1, NBLA). La Biblia nos dice a menudo que Dios bendice y recompensa la obediencia. Santiago 1:22-25 dice: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. . . . El que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace". Ver también Salmo 119:1-2.
Dios es misericordioso. Si no hemos estado viviendo para Él, si no hemos estado siguiendo Sus mandamientos, si hemos estado viviendo en y para el mundo, podemos ser transformados por la sangre de Jesucristo. Podemos pedirle perdón a Dios, y Él nos lo dará. Y Él olvidará el pecado, como si nunca lo hubiésemos cometido. Dios es glorificado cuando extiende el perdón, porque está escrito: "Pondré Mis leyes en su corazón, y en su mente las escribiré. . . . Y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades" (Hebreos 10:16-17, NBLA).
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¿Por qué es importante la obediencia a Dios?