Pregunta
¿Se debe permitir que un no creyente forme parte del grupo de alabanza de una iglesia?
Respuesta
En muchas iglesias hoy en día, el deseo de tener un tiempo de alabanza atractivo y profesional ha llevado a considerar la posibilidad de permitir (o incluso contratar) a personas no creyentes para tocar instrumentos o cantar en el equipo de alabanza. Aunque es comprensible que las iglesias quieran músicos talentosos en sus ministerios musicales, colocar a personas que no han nacido de nuevo en una posición de liderazgo en la adoración plantea varios asuntos que deben ser evaluados con seriedad.
Primero, que un no creyente cante en un equipo de alabanza es, en esencia, una forma de hipocresía. Un no creyente no puede adorar verdaderamente al Señor: sin Cristo no hay una relación con Dios, por lo tanto, las letras de adoración que canta no son más que palabras vacías en su boca. La hipocresía, por supuesto, es algo condenado en la Biblia. Jesús advirtió sobre personas que honran a Dios "con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración es una farsa" (Mateo 15:8–9, NTV). Que alguien que no conoce al Señor pretenda guiar a otros en la adoración, como si lo conociera, es un acto hipócrita.
Segundo, no encontramos en la Biblia ejemplos de no creyentes guiando a creyentes en la adoración pública. Quienes se paran frente a la congregación en un culto, por el simple hecho de estar allí, se convierten en un ejemplo a seguir. A nivel meramente técnico, podríamos imitar su habilidad musical, pero ese no es el propósito de un servicio de adoración; el propósito es fomentar la adoración a Dios. Cualquier ejemplo que se dé debería ser un modelo de adoración genuina. A menos que quienes dirigen la alabanza estén verdaderamente comprometidos con Cristo y lo estén adorando de corazón, realmente no hay nada que valga la pena imitar.
Tercero, el ministerio público de una iglesia es una representación de esa iglesia. Cada vez que alguien sirve en un ministerio, está representando, en cierto modo, los valores de la congregación. Si esa persona representa creencias contrarias a la Biblia y a la enseñanza de la iglesia, volvemos al problema de la hipocresía. Permitir que una persona no creyente lidere la alabanza puede enviar un mensaje confuso y generar dudas sobre lo que la iglesia realmente valora.
Finalmente, las congregaciones locales deben tomarse en serio la responsabilidad de proteger el honor, la dignidad y el testimonio tanto de la iglesia como del nombre de Jesús, ya que la iglesia representa a Cristo mismo. Como preguntó Pablo: "¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas?" (2 Corintios 6:14, NBLA; ver también 6:15–7:1).
Ese amigo tuyo tal vez sea el mejor bajista de la ciudad, pero si no es creyente, no debería estar en la plataforma dando la apariencia de estar adorando al Señor. Esa cantante puede tener una voz impresionante, pero si no ha nacido de nuevo, no debería estar en una posición en la que simplemente repite palabras vacías de alabanza. La iglesia no debería poner conscientemente a las personas en una situación en la que se vean obligadas a actuar con hipocresía.
Si tu iglesia está enfrentando este tema, aquí hay algunas cosas que puedes hacer: ora por tu pastor—algo que deberías estar haciendo siempre—y por quienes toman las decisiones. Agenda una reunión con tu pastor y exprésale tus inquietudes con verdad y amor. Independientemente del resultado, proponte mantener una relación cercana con el Señor y adorarlo de forma personal, en espíritu y en verdad.
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