Pregunta
¿Qué significa que las palabras de Jesús no pasarán (Mateo 24:35)?
Respuesta
La creación muestra una notable coherencia según las leyes que Dios ha ordenado para gobernarla, como que el sol salga por el este y se ponga por el oeste. Sin embargo, según Jesús, la verdad de Su enseñanza es más cierta que el día después de la noche: "El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán" (Mateo 24:35, NBLA). El contraste que hace Jesús entre la destrucción final de la tierra y la naturaleza permanente de Sus palabras pone de relieve la naturaleza inmutable de la verdad que Él dice.
Jesús hace esta poderosa afirmación en el Discurso de los Olivos, llamado así porque estaba sentado en el Monte de los Olivos de Jerusalén cuando lo dijo (Mateo 24:3). En el segmento del discurso en el que enseña sobre las señales del fin de los tiempos (Mateo 24:3-35), Jesús explicó que cuando a una higuera le empiezan a salir hojas es señal de que el verano está cerca. Del mismo modo, cuando el cielo y la tierra desaparezcan, indicando que el juicio está cerca, los seguidores de Jesús pueden consolarse con el hecho de que las palabras de Jesús nunca perecerán (Mateo 24:32-35).
La afirmación de Jesús sobre la inevitable destrucción de los cielos y la tierra refleja la enseñanza bíblica sobre este tema tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Comprender el destino de la creación aclara el contraste que hace Jesús en Mateo 24:35. Por ejemplo, Isaías informa de que, en los últimos tiempos, la tierra será destruida: "Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará" (Isaías 24:19-20). Aunque el mundo actual, que Dios maldijo a causa del pecado (Génesis 3:17-19), llegará a su fin, Isaías revela que surgirá un mundo nuevo, no maldito: "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento" (Isaías 65:17; cf. 66:22).
En el Nuevo Testamento, la descripción de Pedro es aún más detallada que la de Isaías: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas" (2 Pedro 3:10, NBLA). Añade que la creación experimentará una renovación: "Pero, según Su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3:13, NBLA). Además, en el libro del Apocalipsis, repitiendo a Isaías y a Pedro, Juan escribe: "Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe" (Apocalipsis 21:1, NBLA).
Los cielos y la tierra no son eternos, pero las palabras de Jesús sí lo son. Cuando dice que Sus palabras nunca pasarán, Jesús se basa en Su enseñanza sobre las palabras de Dios en el Sermon del Monte: "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido". (Mateo 5:18). La afirmación de Jesús en Mateo 24:35 sobre la naturaleza eterna de Sus palabras revela que son de la misma naturaleza que las palabras del Padre, inscritas en las Escrituras: permanecen para siempre (por ejemplo, Salmo 119:160).
Isaías 40:8 prefigura el contraste que hace Jesús en Mateo 24:35: "Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre". Un día dejarán de existir el sol, la luna y las estrellas, y perecerán la tierra, el mar y el cielo. Sin embargo, las palabras de Jesús no pasarán. Están eternamente fijadas, reflejando el carácter inmutable de Dios (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8). Como dice el salmista: "Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán" (Salmo 102:25-27, NBLA).
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¿Qué significa que las palabras de Jesús no pasarán (Mateo 24:35)?