Pregunta
¿Qué significa permanecer firmes en la fe (1 Corintios 16:13)?
Respuesta
"Por tanto, permanezcan firmes" en la fe era un estímulo frecuente del apóstol Pablo. Les dijo a los gálatas: "permanezcan firmes" en su libertad espiritual en Cristo (Gálatas 5:1, NBLA). Instó a los filipenses a permanecer "firmes en un mismo espíritu" mientras vivían una vida digna del evangelio (Filipenses 1:27, NBLA). Y a los creyentes de Corinto, Pablo les exhortó: "Estén alerta, permanezcan firmes en la fe, pórtense varonilmente, sean fuertes" (1 Corintios 16:13, NBLA).
Los cristianos de la iglesia primitiva se enfrentaron a numerosas tribulaciones y desafíos que pusieron a prueba su compromiso con Cristo. "Permanezcan firmes" en la fe parece ser la consigna de Pablo, que exhorta a los creyentes a mantenerse firmes y constantes ante las dificultades, los peligros, la persecución y los conflictos. Pablo exhorta a sus hermanos en la fe: "estén así firmes en el Señor" (Filipenses 4:1).
Otras traducciones traducen la orden como "manténganse firmes" en la fe "Manteneos firmes" o "permaneced firmes" aparece ocho veces en el Nuevo Testamento. En el griego original, el término significa "mantener la posición, ser constante, permanecer recto, persistir, perseverar y no rendirse". En otras palabras, Pablo quiere que estemos alerta, espiritualmente hablando.
En una advertencia similar para permanecer firmes ante la adversidad, el apóstol Pedro escribe: "Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo" (1 Pedro 5:8-9). Los cristianos tienen un enemigo real y activo que constantemente trata de derribarlos. Nos mantenemos firmes en la fe mediante la oración y la guerra espiritual, permaneciendo alertas y en guardia, con los ojos bien abiertos para que el diablo no nos ataque por sorpresa. Por esta razón, Pablo nos instruye: "Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo" (Efesios 6:11, NTV).
Nos mantenemos firmes en la fe, estudiando la Palabra de Dios y sin vacilar en la verdad del evangelio (1 Corintios 15:1). Pablo les dice a los tesalonicenses: "Así que, hermanos, estén firmes y conserven las doctrinas que les fueron enseñadas, ya de palabra, ya por carta nuestra" (2 Tesalonicenses 2:15). Al igual que Timoteo, debemos trabajar duro y hacer todo lo posible para presentarnos ante Dios "como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15).
Al igual que Pablo, nuestro objetivo es conocer y comprender lo que creemos y, lo que es más importante, conocer a Aquel en quien hemos creído: "Por eso estoy sufriendo aquí, en prisión; pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él es capaz de guardar lo que le he confiado hasta el día de su regreso. Aférrate al modelo de la sana enseñanza que aprendiste de mí, un modelo formado por la fe y el amor que tienes en Cristo Jesús. Mediante el poder del Espíritu Santo, quien vive en nosotros, guarda con sumo cuidado la preciosa verdad que se te confió" (2 Timoteo 1:12-14, NTV).
Nos mantenemos firmes en la fe al permanecer en comunión con otros creyentes. El autor de Hebreos nos exhorta: "Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa. Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca" (Hebreos 10:23-25, NTV). Como miembros del cuerpo de Cristo, somos como piedras vivas que se construyen para formar un templo espiritual (1 Pedro 2:4-5). Con Jesús como nuestra piedra angular (1 Pedro 2:6) y Dios viviendo en nosotros por medio de Su Espíritu, nos estamos convirtiendo en una casa sólida e inamovible para Su gloria (Efesios 2:19-22).
Nos mantenemos firmes en la fe al depender de Dios, quien nos establece, nos capacita y nos unge para "permanecer firmes en Cristo" y "mantener firme la fe que profesamos" (2 Corintios 1:21; Hebreos 4:14). El poder divino de Dios nos da "todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud" (2 Pedro 1:3, NTV). En lugar de retroceder o apartarnos de Cristo en tiempos difíciles, mantenemos "firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió" (Hebreos 10:23). Con nuestras propias fuerzas, somos impotentes. En Cristo, podemos hacer todas las cosas (Filipenses 4:13). Somos como frágiles vasijas de barro que contienen un tesoro invaluable. No desmayamos ni nos desanimamos. Nunca nos rendimos porque "nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos. Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios" (2 Corintios 4:1-18, NTV).
La vida cristiana requiere resistencia y fortaleza espiritual. Nos aferramos a Jesucristo y nunca lo soltamos. Nos mantenemos firmes en la fe a medida que maduramos hacia una postura espiritualmente estable, arraigada, fundada y anclada en Cristo, que nunca puede ser movida (ver Colosenses 2:5-7; 4:12; Hebreos 6:19).
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¿Qué significa permanecer firmes en la fe (1 Corintios 16:13)?
