Pregunta
¿Es posible resucitar a los muertos hoy en día?
Respuesta
La Biblia registra múltiples ocasiones en las que personas fueron literalmente resucitadas de entre los muertos. En el Antiguo Testamento, el profeta Elías clamó a Dios y vio cómo el hijo de la viuda volvía a la vida (1 Reyes 17:22). Eliseo también resucitó al hijo de la sunamita (2 Reyes 4:33-36) y, de manera sorprendente, un hombre muerto revivió cuando su cuerpo entró en contacto con los huesos de Eliseo (2 Reyes 13:21). En el Nuevo Testamento, Jesús resucitó a la hija de Jairo (Lucas 8:40-56), al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17) y a Lázaro después de cuatro días en la tumba (Juan 11:43-44). Tras la crucifixión de Jesús, ocurrieron hechos aún más notables: "Y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron" (Mateo 27:52). Los apóstoles también ejercieron poder sobre la muerte: Pedro resucitó a Tabita (Hechos 9:40-41) y Pablo resucitó a Eutico (Hechos 20:9-12).
Estos relatos demuestran sin lugar a dudas que resucitar a los muertos no está fuera del poder de Dios. Las Escrituras afirman que "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). Como el carácter y el poder de Dios no cambian, se deduce que resucitar a los muertos sigue siendo posible hoy si Dios así lo desea. No hay indicación bíblica de que Él haya retirado permanentemente esta capacidad de Sus propósitos soberanos. Por el contrario, se nos recuerda que "para Dios todo es posible" (Mateo 19:26).
La pregunta, entonces, no es si Dios puede resucitar a los muertos—por supuesto que puede—, sino si todavía lo hace hoy en día. Algunos creyentes alrededor del mundo comparten testimonios de aparentes resurrecciones en respuesta a oraciones fervientes. Aunque tales relatos son difíciles de verificar, el principio bíblico permanece: "La oración eficaz del justo puede lograr mucho" (Santiago 5:16). El mismo Dios que resucitó a Jesús sigue obrando hoy. Según Efesios 1:19-20, el poder que resucitó a Cristo "obra en los que creemos".
Sin embargo, es importante recordar que los milagros de Dios siempre se realizan conforme a Su voluntad, no conforme a nuestras demandas. En Juan 11, Jesús permitió que Lázaro muriera para que una gloria mayor fuese mostrada mediante su resurrección. Del mismo modo, hoy Dios puede glorificarse mediante una intervención milagrosa, o puede optar por mostrar Su gloria a través del consuelo, la fortaleza y la esperanza de la resurrección futura. Pablo relata una experiencia similar: "Porque fuimos abrumados sobremanera […] De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos" (2 Corintios 1:8-9).
Para los cristianos, la seguridad última no está en la posibilidad de resurrecciones temporales en esta vida, sino en la resurrección final garantizada cuando Cristo regrese. Jesús declaró: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá" (Juan 11:25). La resurrección de Jesucristo es la prueba definitiva de que la muerte ha sido vencida y de que todos los que le pertenecen resucitarán un día para vida eterna.
Por lo tanto, aunque no es común y siempre está sujeto a la soberanía de Dios, resucitar a los muertos sigue estando dentro del alcance del poder divino hoy en día. Cuando Él decide actuar de esta manera, tales milagros señalan Su autoridad sobre la vida y la muerte y anticipan el glorioso día cuando "enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado" (Apocalipsis 21:4). Hasta ese día, los creyentes deben seguir orando con valentía, confiando humildemente y depositando su esperanza en Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos y que también nos resucitará con Él (2 Corintios 4:14).
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¿Es posible resucitar a los muertos hoy en día?
