Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre romper las maldiciones generacionales?
Respuesta
La Biblia menciona las "maldiciones generacionales" en varios pasajes (Éxodo 20:5; 34:7; Números 14:18; Deuteronomio 5:9). Dios advierte que es un "Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen".
A primera vista, parece injusto que Dios castigue a los hijos por los pecados de sus padres. Sin embargo, hay algo más profundo. Los efectos del pecado se transmiten naturalmente de una generación a la siguiente. Cuando un padre adopta un estilo de vida pecaminoso, es probable que sus hijos sigan el mismo patrón. En la advertencia de Éxodo 20:5 está implícito que los hijos eligen repetir los pecados de sus padres. Un Targum judío aclara que este pasaje se refiere a "padres impíos" e "hijos rebeldes". Por lo tanto, no es injusto que Dios castigue el pecado hasta la tercera o cuarta generación, porque esas generaciones cometen los mismos pecados que sus antepasados.
En la iglesia actual existe una tendencia a culpar cada pecado o problema personal a algún tipo de "maldición generacional". Sin embargo, esto no es bíblico. La advertencia de Dios acerca de visitar la iniquidad de los padres sobre los hijos pertenece a la Ley del Antiguo Testamento. Las maldiciones generacionales eran consecuencias específicas para una nación específica (Israel) por un pecado específico (la idolatría). Los libros históricos del Antiguo Testamento—especialmente Jueces—registran cómo se manifestaba ese castigo divino.
La cura para una maldición generacional siempre ha sido el arrepentimiento. Cuando Israel se apartaba de los ídolos y servía al Dios vivo, la maldición se rompía y Dios los liberaba (Jueces 3:9, 15; 1 Samuel 12:10–11). Sí, Dios prometió visitar el pecado de los padres sobre las generaciones siguientes, pero en el versículo siguiente también prometió mostrar "misericordia a millares, a los que me aman y guardan Mis mandamientos" (Éxodo 20:6). En otras palabras, la gracia de Dios dura mil veces más que Su juicio.
Para quien teme estar bajo una maldición generacional, la respuesta está en la salvación por medio de Jesucristo. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es" (2 Corintios 5:17). Un hijo de Dios no puede estar bajo la maldición de Dios, pues "ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). La verdadera solución es arrepentirse del pecado, poner la fe en Cristo y consagrar la vida al Señor (Romanos 12:1–2).
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