Pregunta
¿Deben los cristianos juzgar las enseñanzas de sus líderes?
Respuesta
Como cristianos, no se nos ordena seguir a los maestros ciegamente, sino más bien "examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21, NBLA). El apóstol Pedro nos advierte en 2 Pedro 2:1-3 que habrá falsos maestros en nuestros días, así como los hubo en los suyos. Entre sus falsas enseñanzas está la negación de la suficiencia del sacrificio de Cristo en la cruz para quitar el pecado, lo cual es un tema común entre los grupos sectarios de hoy. Otro rasgo característico de los falsos maestros es la codicia que los motiva en todo lo que hacen. Pablo ofrece una advertencia similar a los ancianos de Éfeso en Hechos 20:29-31, llamando a estos falsos maestros "lobos feroces" que intentan destruir sin piedad la fe de las ovejas y alejarlas del Pastor. Pablo advertía a la iglesia constantemente, rogándoles día y noche que se mantuvieran alerta frente a tales engañadores.
Estos pasajes dejan claro que debemos distinguir entre los verdaderos y los falsos maestros. Entonces, ¿cómo lo hacemos? Primero, como Pablo instruye a los efesios, debemos dejar de ser "niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error" (Efesios 4:14, NBLA). En cambio, debemos "madurar, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", y esto lo logramos mediante "el conocimiento del Hijo de Dios" (v. 13, NBLA). Ese conocimiento de Cristo solo se puede adquirir a través de la Palabra de Dios, y es por medio de ella que podemos distinguir lo verdadero de lo falso.
En Mateo 7:15-20, Jesús nos ofrece un consejo crucial para discernir quién es un falso profeta: "Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los conocerán" (NBLA). En otras palabras: ¿la vida del maestro refleja una conformidad progresiva a la imagen de Cristo? ¿Está dando fruto del Espíritu? Así como solo los árboles buenos producen buen fruto, solo los verdaderos maestros de Cristo manifiestan el fruto del Espíritu—amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23)—, mientras que los falsos profetas y maestros manifiestan las obras de la carne (Gálatas 5:19-21). Es por estos frutos que reconocemos a los verdaderos y falsos maestros.
En segundo lugar, ¿la enseñanza que se presenta se ajusta al mensaje proclamado por la iglesia primitiva y los apóstoles? Pablo escribe a la iglesia en Galacia: "Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado a Aquel que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente, que en realidad no es otro evangelio, sino que hay algunos que los perturban a ustedes y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguien les anuncia un evangelio contrario al que recibieron, sea anatema" (Gálatas 1:6-9, NBLA). Sin duda, estas son palabras duras por parte de Pablo hacia los falsos maestros, pero la condenación eterna es lo que les espera en el día de la ira de Dios.
El apóstol Juan nos dice en su primera carta (1 Juan 4:1-6) cómo discernir qué espíritus provienen de Dios: "Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto ustedes conocen el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios. Y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, y este es el espíritu del anticristo, del cual ustedes han oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a los falsos profetas, porque mayor es Aquel que está en ustedes que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error" (NBLA).
Es de suma importancia que los cristianos estén bien fundamentados en las Escrituras, de modo que puedan discernir cuáles maestros hablan de parte de Dios y cuáles no. Solo entonces podremos rechazar lo falso y "retener lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).
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