Pregunta
¿Qué significa que tenemos eternidad en nuestro corazón (Eclesiastés 3:11)?
Respuesta
Eclesiastés 3:11 dice que Dios "ha puesto la eternidad en sus corazones" (NBLA). En cada alma humana hay una conciencia, dada por Dios, de que existe "algo más" que este mundo pasajero. Y junto con esa conciencia de la eternidad, viene la esperanza de que algún día podamos hallar una plenitud que no puede ofrecernos la "vanidad" de este mundo. Veamos el versículo más de cerca:
La expresión "en sus corazones" representa la mente, el alma o el espíritu de cada persona. Dios pone la eternidad (en hebreo, olam) en nuestro corazón y alma.
La palabra traducida como "eternidad" ha sido muy debatida en este pasaje. Olam puede traducirse como "oscuridad", "eternidad" o "futuro". Podría indicar oscuridad en el sentido de ignorancia, lo que contrastaría con lo que se dice después en el versículo: "sin embargo el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin" (NBLA). Podría ser que Salomón estuviera contrastando la ignorancia humana con la sabiduría perfecta de Dios.
Sin embargo, una posibilidad más probable—y la interpretación más común— es que olam se refiere al anhelo eterno o sentido de eternidad que Dios ha colocado en el corazón humano. Si tomamos esta interpretación como la correcta, Eclesiastés 3:11 afirma que los seres humanos funcionan de manera distinta a las demás formas de vida. Tenemos un sentido de eternidad en nuestra existencia; poseemos un conocimiento innato de que hay algo más en la vida que lo que podemos ver o experimentar aquí y ahora.
El contexto más amplio del capítulo nos ayuda a entender el versículo 11. Eclesiastés 3:1 dice: "Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo" (NBLA). Los siguientes siete versículos presentan una serie de contrastes: amar y odiar, esparcir y recoger, romper y coser, llorar y reír. Luego viene el versículo 11, que comienza diciendo: "Él ha hecho todo apropiado a su tiempo". En otras palabras, la vida está compuesta de experiencias opuestas que se equilibran entre sí; Dios ha asignado un tiempo específico para cada una. Cada temporada de la vida debe entenderse como parte de un todo.
Las estaciones pasan, pero ¿hay algo en esta vida que realmente satisfaga? La respuesta en Eclesiastés es que no: todo es vanidad (Eclesiastés 1:2). Sin embargo, en medio de los altibajos y los cambios de la vida, tenemos un indicio de estabilidad: Dios ha "puesto la eternidad en sus corazones". La vida es como un vapor (Santiago 4:14), pero sabemos que hay algo más allá de esta vida. Llevamos dentro una conciencia implantada por Dios de que el alma vive para siempre. Este mundo no es nuestro hogar.
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¿Qué significa que tenemos eternidad en nuestro corazón (Eclesiastés 3:11)?
