Pregunta
¿Puede un hombre que se divorció y se volvió a casar antes de conocer a Cristo ser pastor de una iglesia?
Respuesta
El tema de los divorciados en el ministerio (especialmente en el pastorado) es objeto de debate hoy en día. Sabemos que el divorcio es pecado, pero también sabemos que Dios perdona el pecado. Lo que complica aún más el asunto es el momento en que ocurrió el divorcio. ¿Qué pasa si fue antes de que la persona fuera salva? ¿Nos hace Dios responsables por las decisiones que tomamos en nuestra vida "antes de Cristo"? ¿Deberían los errores cometidos antes de la conversión afectar las oportunidades actuales de ministerio?
Primero, veamos lo que dice la Escritura sobre los requisitos para un anciano o pastor, los cuales se encuentran en 1 Timoteo 3 y Tito 1. De entrada, vemos que el pastor debe ser "marido de una sola mujer" (1 Timoteo 3:2). Algunos interpretan esto como que un pastor no puede haberse divorciado y vuelto a casar. Otros piensan que significa que el pastor no puede ser soltero (que debe estar casado), o que no puede ser viudo vuelto a casar, o que no puede ser polígamo. Sin embargo, ninguna de estas interpretaciones es necesariamente lo que Pablo quiso decir.
Obtenemos más claridad al considerar la frase griega original, que literalmente se traduce como "hombre de una sola mujer". El énfasis de Pablo está en la integridad moral del pastor, no necesariamente en su estado civil actual. Ser un "hombre de una sola mujer" es estar comprometido con su esposa. La NTV aclara mejor el sentido: "fiel a su esposa".
Por supuesto, dependiendo de la razón del divorcio, un hombre divorciado puede no haber sido "fiel a su esposa"; pudo haber sido infiel en algún momento. Tampoco habría cumplido con el requisito de ser "irreprochable" y de "gobernar bien su casa" (1 Timoteo 3:2, 4), de nuevo, dependiendo de las circunstancias del divorcio.
Ahora bien, la pregunta sigue en pie: ¿un divorcio en el pasado—aún uno causado por adulterio—descalifica permanentemente a un hombre del oficio pastoral? Conociendo la gracia y la misericordia de Dios, responderíamos con un "no" condicional. El perdón de Dios es real, y Su limpieza del pecado es completa (1 Juan 1:9). Es perfectamente posible que un hombre haya pasado por un divorcio años atrás, que se haya arrepentido de su pecado, aprendido de sus errores, se haya vuelto a casar, y ahora sea un "hombre de una sola mujer" totalmente comprometido. Esto no significa que un hombre pueda divorciarse una semana, casarse con su amante la siguiente, y asumir un pastorado inmediatamente. No. El oficio pastoral no es para quienes muestran laxitud moral. Debe haber un patrón establecido de fidelidad y de buen manejo del hogar para poder ser calificado. Cualquier divorcio en su pasado debe haber quedado atrás, superado por un testimonio reciente de integridad.
Con base en este principio, diríamos que un hombre que se divorció antes de ser salvo no debería quedar descalificado del pastorado—siempre y cuando cumpla con los demás requisitos que se encuentran en 1 Timoteo 3 (incluyendo que "no sea un recién convertido", versículo 6), y que su caminar con el Señor dé evidencia clara de un matrimonio sólido. Debe ser ahora un "hombre de una sola mujer".
Alabado sea el Señor, cuando somos salvos, la vida vieja muere y queda atrás. Romanos 6:4 dice: "Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida" (NBLA; ver también 2 Corintios 5:17). Sean cuales sean los pecados que cometimos antes de conocer a Cristo, hemos sido perdonados, liberados y hechos nuevos.
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¿Puede un hombre que se divorció y se volvió a casar antes de conocer a Cristo ser pastor de una iglesia?
