Pregunta
¿Cuál es la debilidad de Dios (1 Corintios 1:25)?
Respuesta
En el reino de Dios existen multitud de principios paradójicos. En la economía del Señor, la debilidad y el poder son caras opuestas de la misma moneda. El apóstol Pablo dice a los corintios que el mensaje del Evangelio -la buena nueva de que Jesucristo fue crucificado en la cruz por nuestros pecados- es "necedad" y "debilidad" para los que no son salvos: "Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles. Sin embargo, para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres" (1 Corintios 1:22-25, NBLA).
"¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios" (1 Corintios 1:18, NTV). Los judíos tropezaron con la cruz de Cristo porque buscaban como Salvador a un poderoso jefe militar. Cuando Jesús vino como un humilde siervo y murió de forma vergonzosa en la cruz, no le tuvieron en cuenta. No podían ver que el más poderoso de todos los seres caminaba entre ellos. El mensaje de la cruz representaba debilidad para los judíos y tonterías simplonas para los griegos. Hoy en día, los que valoran la forma de pensar del mundo consideran el Evangelio de forma similar. Para la mente humana no regenerada, el mensaje de salvación en Jesucristo es un absurdo que los débiles de mente aceptan.
Lo que Pablo denominó "la debilidad de Dios" es Jesucristo crucificado. Esta supuesta "debilidad" solo parece carecer de fortaleza, y solo a los que no están redimidos. El mundo ve la Biblia y el mensaje del Evangelio como débiles. En realidad, el Evangelio es "poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen" (Romanos 1:16, NBLA). El poder de Dios, en su mínima y menos detectable medida, es más potente que la mayor fortaleza del hombre. Ninguna fuerza o energía generada por el hombre puede tocar ni siquiera acercarse a la fortaleza y el poder de Dios.
Solo a través de la debilidad de Dios en Cristo crucificado pudo revelarse el poder incomparable e inconquistable de Dios: Dios "lo resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella" (Hechos 2:24, NBLA; ver también Romanos 1,4). El poder de Dios no solo resucitó a Jesús de entre los muertos, sino que también "lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales. Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no solo en este mundo sino también en el mundo que vendrá" (Efesios 1:20-21, NTV).
Por la misma debilidad de Dios en Cristo crucificado, los creyentes cobran vida con Cristo cuando se arrepienten de sus pecados y reciben Su salvación: "Pues ustedes fueron sepultados con Cristo cuando se bautizaron. Y con él también fueron resucitados para vivir una vida nueva, debido a que confiaron en el gran poder de Dios, quien levantó a Cristo de los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:12-15, NTV). A través de la debilidad de Dios, Él nos capacita para vivir en la libertad de Cristo. Un día Dios nos resucitará con el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos (1 Corintios 6:14). Tomará nuestros débiles cuerpos humanos y los transformará en gloriosos cuerpos celestiales (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:42-44).
La debilidad de Dios en Cristo crucificado abrió el camino para que los creyentes fueran liberados del control del pecado y de la maldición del pecado (Romanos 6:6; 8:3; Tito 2:14; Hebreos 7:25). Para el hijo de Dios, Jesús rompió el poder del diablo mediante el poder de la cruz. La muerte y el miedo a la muerte han sido derrotados y destruidos (Hebreos 2:14-15; 1 Corintios 15:26, 54-57). Obtenemos la vida eterna mediante el sacrificio humilde y sumiso de Cristo (Juan 6:40; 11:25-26; 1 Corintios 15:22; 1 Pedro 3:18; 1 Juan 5:11-12, 20).
El pastor y teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer escribió: "Dios se deja empujar del mundo a la cruz. Es débil e impotente en el mundo, y ese es precisamente el modo, el único modo, en que está con nosotros y nos ayuda... no en virtud de su omnipotencia, sino en virtud de su debilidad y sufrimiento" (Citas cristianas, Manser, M., ed., 2016).
La naturaleza de la debilidad de Dios en el inigualable sacrificio de Su Hijo solo puede ser comprendida por quienes pertenecen a Su reino. Jesucristo "fue crucificado en debilidad", pero "ahora vive por el poder de Dios" (2 Corintios 13:4, NLT). El Señor del universo elige "lo necio del mundo para avergonzar a los sabios" y "lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte" (1 Corintios 1:27, NBLA). Dios se sirve incluso de seres humanos frágiles y corrientes para cumplir Su voluntad en la tierra "para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros" (2 Corintios 4:7, NBLA).
La debilidad de Dios es el poder inverso de Dios. Es el Cordero de Dios que fue inmolado por nuestros pecados y el Rey de la Gloria resucitado que reina para siempre en el trono del cielo.
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¿Cuál es la debilidad de Dios (1 Corintios 1:25)?
