Pregunta
¿Son bíblicos los comités misioneros?
Respuesta
Los comités misioneros son grupos de personas que supervisan, en mayor o menor grado, las actividades de los misioneros en el campo. Un comité misionero puede ser tan simple como unas pocas personas de una iglesia local que eligen, oran por y apoyan a una o más personas de su propia congregación que sienten el llamado de Dios al campo misionero. O puede tratarse de una organización misionera grande y compleja (fuera del ámbito eclesial directo) que facilita el trabajo de numerosos misioneros, encargándose de tareas como recaudación de fondos, traducción de la Biblia, seminarios, aviación, radiodifusión, publicaciones, campamentos, hospitales y escuelas para los hijos de los misioneros, todo en ubicaciones estratégicas. Ya sea pequeño y enfocado en una iglesia local, o grande y de alcance mundial, el objetivo sigue siendo el mismo: cumplir con la Gran Comisión de Marcos 16:15: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (NBLA).
Algunos creen que la responsabilidad de las misiones pertenece únicamente a la iglesia local y que las agencias misioneras externas interfieren en la labor y dirección que le corresponde a la iglesia. Dado que no hay un precedente bíblico para organizaciones paraeclesiásticas, concluyen que tales organismos no deberían existir. Citan como ejemplo Hechos 2, donde el Espíritu Santo actuó en y a través de la iglesia local de Antioquía para enviar a los misioneros. También se menciona Hechos 14, donde Pablo y Bernabé regresaron de su primer viaje misionero y rindieron cuentas a la iglesia local. A quienes informaron eran simplemente siervos escogidos por Dios dentro de la iglesia de Antioquía. Pero, en efecto, esos "siervos escogidos" funcionaban como un comité misionero.
Ya sea que los misioneros sean enviados y apoyados por una iglesia local, por un comité misionero denominacional, o por una agencia misionera formal, hay ciertos principios que se deben aplicar. Uno de ellos es que las finanzas deben ser manejadas con integridad. Si una organización misionera grande consume la mayor parte de los fondos de las iglesias locales en gastos operativos, incluidos salarios, entonces esas iglesias no están practicando una buena mayordomía. Pero lo mismo se puede decir de las iglesias que deciden apoyar por su cuenta a unos pocos misioneros sin estructura ni supervisión. Es fundamental que haya rendición de cuentas por parte de quienes están en el campo misionero, para asegurar que los fondos se estén usando con sabiduría. Esta situación suele ser difícil y delicada para muchas iglesias, y por eso algunas se sienten más cómodas delegando esas funciones a un comité misionero externo que pueda manejarlas de forma más objetiva e imparcial.
Aunque no existe un modelo bíblico para los comités u organizaciones misioneras modernas, tampoco hay una prohibición bíblica contra ellas. Los cristianos que buscan la mejor manera de financiar y apoyar a los misioneros deberían comenzar orando por la sabiduría de Dios, que Él ha prometido dar "sin reproche" (Santiago 1:5, NBLA).
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