Pregunta
¿Qué son las bendiciones espirituales?
Respuesta
Efesios 1:3 dice que hemos sido bendecidos con todas las bendiciones espirituales en Cristo. ¿Qué son estas bendiciones espirituales y para qué nos sirven? Contrariamente a algunas creencias, no son un poder misterioso o una conexión cósmica reservada a unos pocos elegidos. Son los beneficios fundamentales de una relación con Dios a través de Jesucristo.
La palabra bendición en Efesios 1:3 es una traducción de la palabra griega eulogy, y significa "hablar bien de". Puesto que Dios es quien actúa en este versículo, podemos decir que Dios ha hablado bien de nosotros, o ha pronunciado cosas buenas en nuestro beneficio. Las cosas buenas que Dios ha decretado para nosotros están probablemente más allá de nuestra capacidad para enumerarlas, pero podemos esbozar algunas fijándonos en los versículos que siguen a la declaración (Efesios 1:4-13).
La primera bendición que se menciona es la elección como santos. Efesios 1:4 (NBLA) dice que Él "nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor". Dios ha elegido hacernos santos e irreprensibles, y todo por Su amor, Su beneplácito y Su gracia (versículos 5-6). Qué bendición, que "aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos" (Efesios 2:5, NBLA), Dios eligió extendernos Su gracia y ofrecernos la salvación. Esto es aún más asombroso cuando nos damos cuenta de que Él tomó esa decisión incluso antes de que el pecado entrara en el mundo.
La segunda bendición enumerada se encuentra en el versículo 5: nuestra adopción como Sus hijos. Dios no solo nos ha elegido para que seamos santos, sino que nos concede la plena condición de hijos suyos, con todos sus beneficios. Juan 1:12 (NBLA) dice: "Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios". Cuando creemos en el Evangelio, recibimos pleno acceso al Padre, capaces de invocarle como hijos suyos.
La tercera bendición espiritual está en el versículo 6, donde se nos hace "aceptos en el amado". La palabra está relacionada con la gracia y da la idea de hacernos agraciados o favorables por medio de Cristo, el amado de Dios. Cuando nos vestimos de Cristo, el Padre ve Su hermosura cuando nos mira. La sangre de Cristo ha quitado la culpa de nuestros pecados, y nos presentamos ante el Padre como perfectamente aceptados.
Esto nos lleva directamente a la cuarta bendición (Efesios 1:7), la redención mediante Su sangre. La redención habla de comprar la propia libertad, de pagar un rescate. El precio de nuestros pecados, el pago para librarnos de la condenación eterna, se pagó íntegramente con la sangre de Cristo. En Cristo, ya no somos esclavos del pecado, sino que nos convertimos en esclavos de Dios. Puesto que hemos sido comprados y pagados por Su sangre, tenemos la obligación de glorificar a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu (1 Corintios 6:20).
El versículo 7 también describe la quinta bendición, el perdón de los pecados. Está estrechamente relacionada con la redención, pero contempla la otra cara de la moneda. Al pagar el rescate por nuestros pecados, se canceló la deuda del pecado y fuimos perdonados. Ya no tenemos la carga de la culpa por violar las santas leyes de Dios.
La sexta bendición espiritual enumerada es conocer el misterio de Su voluntad (Efesios 1:8-10). Dios nos ha dado sabiduría y discernimiento a través de Su Palabra y nos ha mostrado Su deseo de unir todas las cosas para glorificar a Cristo. Puesto que toda la creación fue hecha por Él y es por Su buena voluntad (Apocalipsis 4:11), la consumación de Su plan es cuando todo y todos se alinean para glorificarle. Al alinearnos con Él por la fe, pasamos a formar parte de Su plan y propósito perfectos.
El versículo 11 dice que otra bendición es la herencia que se nos da por medio de Cristo. ¿Qué incluye esa herencia? "sino como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman" (1 Corintios 2:9, NBLA). Las riquezas de la gloria, la presencia de Dios, el hogar eterno... Esto ni siquiera roza la superficie de todas las bendiciones que pertenecen a nuestra herencia.
Otra bendición se encuentra en Efesios 1:13, que es el sello del Espíritu Santo. Cuando nos convertimos en hijos de Dios, Él coloca Su marca de propiedad sobre nosotros, garantizando nuestra seguridad eterna. Se habla de esto como el pago inicial de nuestra redención completa, para retenernos hasta el día en que Cristo nos lleve a Él.
La lista podría continuar hablando de los privilegios que nos corresponden en Cristo. Somos colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9); somos embajadores que llevan el mensaje de la reconciliación a una tierra extranjera (2 Corintios 5:20); y somos la esposa de Cristo (2 Corintios 11:2). Tenemos a nuestra disposición la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) y la seguridad de que nada podrá separarnos del amor de Dios que hay en Cristo Jesús (Romanos 8:39).
¿Cómo accedemos a todas estas bendiciones? Son fácilmente accesibles para todos los que están en Cristo Jesús. La forma de estar en Cristo es arrepentirse, o apartarse de nuestros pecados (Hechos 17:30), confesando a Dios que somos pecadores (Proverbios 28:13; Romanos 10:9). Cuando creemos que Cristo murió para recibir nuestro castigo y ahora vive para darnos una nueva vida (1 Corintios 15:3-4), Él nos concede el perdón de los pecados y todas las bendiciones que acompañan a esa salvación.
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