Pregunta
¿Cómo pudo decir Job: "aunque él me matare, en él esperaré"?
Respuesta
En Job 13:15, Job declara: "aunque él me matare, en él esperaré". Esta declaración llena de fe ha desafiado a innumerables creyentes a lo largo de los siglos para que se esfuercen por tener una confianza parecida en el Señor ante las pruebas.
Job hizo esta afirmación cuando se encontraba en una época terrible de dolor y sufrimiento. Había perdido a todos sus hijos, su riqueza y su salud. Sus amigos no le ayudaban. Su mujer no le ofrecía ningún apoyo y, de hecho, le decía que se rindiera (Job 2:9). Job sentía que su vida había terminado. Lo único que le quedaba era morir. Pero, como dice Job, aunque Dios le "matara", Job seguiría confiando en Él.
Cabe destacar aquí el hecho de que Job se da cuenta de que, en última instancia, el sufrimiento que soporta lo permite Dios. Es Dios quien tiene el derecho y el poder de "matar" a Job. Incluso en medio de su dolor, Job sabe que "El Señor da muerte y da vida; hace bajar al Seol y hace subir" (1 Samuel 2:6, NBLA). Sólo el Señor posee las "llaves de la muerte" (Apocalipsis 1:18).
La fe de Job se observa en el hecho de que, aunque el plan de Dios acabe con la muerte de Job, este seguirá confiando en Dios. Nada puede hacer tambalear la fe de alguien tan cimentado en la bondad y la gloria de Dios. Puede que Job no entienda lo que le ocurre ni por qué, pero sabe que Dios es bueno, amoroso y digno de confianza.
En el versículo siguiente, Job afirma: "Esto también será mi salvación, porque un impío no comparecería en Su presencia" (Job 13:16, NBLA). La idea parece ser que, si Job muere, estará con Dios (el "esto" se refiere a la muerte de Job). A la vez, Job mantiene su inocencia: no es un "impío" y, por tanto, será admitido en la presencia de Dios.
Job se da cuenta de que su dolor no era permanente. Con Dios, hay una vía de escape. El sufrimiento de esta vida es temporal y terminará para los que confían en el Señor. Después de esta vida, hay vida eterna con Dios en el cielo para el creyente. De hecho, Jesús vino a ofrecer la vida eterna a todos los que creyeran (Juan 3:16). Por la gracia de Dios, la fe es todo lo que se necesita para estar bien con Dios (Efesios 2:8-9).
Parece que Job también desafía a Dios arriesgando su propia vida. En otras palabras, Job está dispuesto a presentar su caso ante Dios aunque muera en el proceso. La afirmación de Job de que es inocente en Job 13:16 se hace más insistente a lo largo del resto del libro. El capítulo final de Job muestra los resultados de las súplicas de Job. Job se extralimita en lo que era correcto al decir que estaba libre de pecado. Como resultado, Job termina su conversación con Dios de otra manera, afirmando: "Por tanto, he declarado lo que no comprendía, cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía" (Job 42:3, NBLA). Y concluye: "Por eso me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:6, NBLA).
El apóstol Pablo repite la declaración de fe de Job en Filipenses 1:20, "conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte". Cuando sufrimos y no entendemos por qué, podemos confiar en que Dios tiene en marcha un plan mayor que no podemos ver. En lugar de intentar defendernos ante Dios, la experiencia de Job nos muestra que podemos confiar en el Señor. Él tiene un plan perfecto, y ya sea "por la vida o por la muerte", exaltemos a Cristo.
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¿Cómo pudo decir Job: "aunque él me matare, en él esperaré"?