Pregunta
¿Quién era Simeón el Nuevo Teólogo?
Respuesta
Simeón el Nuevo Teólogo (949-1022 d. C.) nació en Galatai, Paphlagonia, en Asia Menor, en el seno de una familia noble de la provincia. En su juventud, se trasladó a Constantinopla para completar su educación y entrar al servicio del emperador. Simeón se convirtió en uno de los escritores místicos y litúrgicos más distinguidos de la tradición bizantina y obispo de Tesalónica.
Irónicamente, se le conoció como "el Nuevo Teólogo", pero Simeón se basó en los escritos místicos de los Padres de la Iglesia Oriental y fue el primero en enfatizar el lugar central de la Eucaristía en el camino espiritual de una persona hacia la unión perfecta con Dios. La teología de Simeón enfatizaba una semejanza emocional con Cristo en términos experienciales y el tema de la luz como el objetivo principal de las prácticas y la búsqueda espirituales de cada uno.
Simeón el Nuevo Teólogo creía que la vida cristiana "es una comunión íntima y personal con Dios, la gracia divina que ilumina el corazón del creyente y lo conduce a una visión mística del Señor" (www.vatican.va/content/benedict-xvi/en/audiences/2009/documents/hf_ben-xvi_aud_20090916.html). Simeón minimizó la importancia de los libros y el aprendizaje como fuente de conocimiento espiritual y enfatizó las visiones "internas" como superiores. Explicó que la "luz increada" de la iluminación del Espíritu Santo era mucho mayor que la "luz intelectual":
Practicamos todo este ascetismo y todas estas acciones solo para participar de la luz divina, como una lámpara, para que podamos llevar nuestras almas como una sola vela a la luz inaccesible. (Himno XXXIII, l.130-133)
El apóstol Juan, al igual que Simeón, tenía algunas cosas que decir sobre el concepto de iluminación y la luz del Espíritu Santo (1 Juan 1:26-27). Habla de la función del Espíritu en dar vida a las Escrituras en nosotros, comunicando su significado a nuestros corazones. Juan enseñó además que la Luz es alguien con quien podemos comunicarnos personalmente (Juan 1:9).
Donde Juan y Simeón discrepan es en la cuestión de la naturaleza personal de la Luz. Simeón separa la luz del intelecto y la personalidad, convirtiéndola en una "fuerza" subjetiva de algún tipo. Simeón reduce la "luz" a una experiencia, y no al crecimiento en sabiduría y acción. Escuchen lo que dice el apóstol en 1 Juan 4:3-11:
Y en esto sabemos que lo hemos llegado a conocer: si guardamos Sus mandamientos. Él que dice: "Yo lo he llegado a conocer", y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente se ha perfeccionado el amor de Dios. En esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.
Amados, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que han tenido desde el principio. El mandamiento antiguo es la palabra que han oído. Por otra parte, les escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en Él y en ustedes, porque las tinieblas van pasando, y la Luz verdadera ya está alumbrando.
El que dice que está en la Luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Concluimos que la verdadera luz es personal porque la Luz es una Persona, y Él "ya está brillando". La luz no es una fuerza o una experiencia mística que descubrimos. El Espíritu Santo es una persona que nos descubre, y se le conoce a través de las Escrituras. Solo se le puede experimentar cuando amamos a nuestros hermanos y hermanas y obedecemos Su Palabra.
Como cristianos, no buscamos ninguna experiencia o verdad nueva fuera de la persona de Dios, sino que conocemos "a Aquel que ha sido desde el principio" (1 Juan 2:14).
Mejor que buscar nuevas experiencias místicas que de alguna manera te iluminen, lo mejor es dejar que las antiguas Escrituras penetren profundamente en tu mente y permitir que la Palabra te transforme mediante la verdad revelada de Dios, nuestro Creador.
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