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Pregunta: "¿Cuáles son los diferentes juicios en la Biblia?"

Respuesta:
En la Biblia se mencionan varios juicios. Nuestro Dios es un Dios de justicia, como dice el salmista: "Cetro de justicia es el cetro de tu reino" (Salmo 45:6). Es el mismo Señor Jesús quien es el Juez de toda la tierra: "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo" (Juan 5:22). Sólo Jesús es digno de abrir el rollo (Apocalipsis 5:5). He aquí una lista de juicios relevantes y su probable secuencia cronológica:

Juicios que ya han ocurrido:

El juicio de Adán y Eva (Génesis 3:14-24). Dios desterró a la primera pareja del Jardín del Edén por haber violado Su claro mandato de no comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Este juicio afectó a toda la creación (Génesis 3:17-18; Romanos 8:20-22).

El juicio del mundo antediluviano (Génesis 7:17-24). Dios envió un diluvio mundial como juicio por el pecado de la humanidad en la época de Noé. El diluvio destruyó a toda la humanidad y al mundo animal, excepto a Noé y su familia, cuya fe les llevó a obedecer la orden que Dios les dio de construir el arca.

El juicio en la Torre de Babel (Génesis 11:5-9). Los descendientes de Noé después del diluvio permanecieron en un lugar desobedeciendo el mandato de Dios, así que Dios confundió su idioma, haciendo que se dispersaran por la tierra.

El juicio de Egipto y sus dioses (Éxodo 7-12). Las diez plagas contra Egipto en el momento del éxodo fueron "poderosos actos de juicio" (Éxodo 7:4) contra un rey obstinado y cruel y un pueblo idólatra y sus dioses (Éxodo 12:12).

El juicio de los pecados de los creyentes (Isaías 53:4-8). Jesús tomó este juicio sobre sí mismo mediante Su crucifixión y muerte. "A causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos" (Hebreos 2:9). Ya que nuestro pecado fue juzgado en la cruz, "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Fue también en la cruz donde Dios pronunció el juicio sobre el mundo incrédulo y sobre el enemigo de nuestras almas, Satanás. Como dijo Jesús poco antes de Su arresto, "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera" (Juan 12:31).

Juicios que ocurren ahora en la era de la iglesia:

El auto-examen (1 Corintios 11:28). Los creyentes practican el auto-examen, evaluando en oración y honestamente su propia condición espiritual. La iglesia ayuda en esta labor de purificación del Cuerpo de Cristo (Mateo 18:15-17). El auto-juicio requiere que cada creyente tenga discernimiento espiritual, con la meta de ser más como Cristo (Efesios 4:21-23).

La disciplina divina (Hebreos 12:5-11). Así como un padre corrige amorosamente a sus hijos, el Señor disciplina a los suyos; es decir, lleva a Sus seguidores a un nivel de arrepentimiento y restauración cuando pecan. De este modo, hace una distinción entre nosotros y el mundo: "mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo." (1 Corintios 11:32). Cristo castiga a los que ama (Apocalipsis 3:19).

Juicios que ocurrirán en el futuro:

Los juicios del período de la tribulación (Apocalipsis 6-16). Estos terribles juicios se describen como siete sellos abiertos, siete trompetas sonando y siete copas siendo derramadas. El juicio de Dios contra los malvados no dejará ninguna duda sobre Su ira contra el pecado. Además de castigar el pecado, estos juicios tendrán el efecto de llevar a la nación de Israel al arrepentimiento.

El tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10). Los creyentes resucitados (y arrebatados) en el cielo serán juzgados por sus obras. En este juicio no se considera el pecado, ya que Cristo lo pagó, aunque sí la fidelidad en el servicio cristiano. Las obras egocéntricas o aquellas hechas con motivos equivocados serán quemadas (la "madera, el heno y la hojarasca" de 1 Corintios 3:12). Las obras de valor duradero para el Señor sobrevivirán (el "oro, la plata y las piedras preciosas"). Las recompensas, que la Biblia llama "coronas" (Apocalipsis 3:11), serán otorgadas por Aquel que "no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado" (Hebreos 6:10).

El juicio de las naciones (Mateo 25:31-46). Después de la tribulación, el Señor Jesús se sentará a juzgar a las naciones gentiles. Serán juzgadas según el trato que hayan dado a Israel durante la tribulación. A este juicio también se le llama el juicio de las ovejas y las cabras debido a la imagen que Jesús utiliza en el Sermón de los Olivos. Aquellos que mostraron fe en Dios al tratar a Israel favorablemente (dándoles ayuda y consuelo durante la tribulación) son las "ovejas" que entrarán en el Reino Milenario. Aquellos que siguieron el liderazgo del Anticristo y persiguieron a Israel son las "cabras" que serán condenadas al infierno.

El juicio de los ángeles (1 Corintios 6:2-3). Pablo dice que los cristianos juzgarán a los ángeles. No estamos exactamente seguros de lo que esto significa, pero los ángeles que se enfrentan al juicio tendrían que ser los ángeles caídos. Parece que las multitudes de demonios de Satanás serán juzgadas por los redimidos del Cordero. Algunos de estos demonios ya están encarcelados en las tinieblas y esperan el juicio, según Judas 1:6, ya que han abandonado su propia morada.

El Juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15). Este juicio final de los incrédulos por sus pecados ocurre al final del Milenio, antes de la creación del nuevo cielo y tierra. En este juicio, los incrédulos de todas las épocas son juzgados por sus pecados y condenados al lago de fuego.

En Job 8:3, Bildad, uno de los amigos de Job, pregunta: "¿Acaso torcerá Dios el derecho, o pervertirá el Todopoderoso la justicia?". La respuesta, por supuesto, es "no". "Él es la Roca, cuya obra es perfecta,

porque todos sus caminos son rectitud" (Deuteronomio 32:4), y los juicios de Dios harán brillar Su perfección en toda su gloria.

Una de las tareas del Espíritu Santo en este mundo es convencer al mundo del juicio venidero (Juan 16:8-11). Cuando una persona entienda verdaderamente su pecado, reconocerá su posición culpable ante un Dios Santo. La certeza del juicio debe hacer que el pecador se dirija al Salvador y se entregue a la misericordia de Dios en Cristo. Alabado sea el Señor porque, en Cristo, "la misericordia triunfa sobre el juicio" (Santiago 2:13).

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