Pregunta

¿Qué significa que Dios será todo en todos en 1 Corintios 15:28?

Respuesta
La afirmación de que Dios será "todo en todos" se basa en la verdad de la resurrección de Jesús y en el futuro que esto garantiza. "Y cuando todo haya sido sometido a Él, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquel que sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos" (1 Corintios 15:28).

Pablo comienza 1 Corintios 15 hablando del mensaje del evangelio: Cristo murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y se apareció a muchos testigos (1 Corintios 15:1–11). Algunos creyentes en Corinto afirmaban que la resurrección era una doctrina falsa (1 Corintios 15:12). Pablo responde que la resurrección de Jesús, y la de quienes creen en Él, es fundamental tanto para el proceso presente de santificación como para la futura glorificación del creyente. Como dice en 1 Corintios 15:17–19, si la resurrección de Cristo no es real, entonces tampoco lo será la resurrección de los creyentes. Sin ella, los cristianos serían “los más dignos de lástima”.

Pablo hace una clara defensa de la resurrección de Cristo a partir de 1 Corintios 15:20. Esta resurrección conducirá a una resurrección futura para todos aquellos que tienen vida por medio de la fe en Él. Jesús fue la primera persona en resucitar de entre los muertos, para no volver a morir jamás. La suya es una resurrección eterna. Como Él abrió el camino, otros eventos seguirán: los creyentes que hayan muerto antes de Su segunda venida resucitarán cuando Él regrese (1 Corintios 15:23), y los que estén vivos serán transformados para ser incorruptibles (1 Corintios 15:50–58; cf. 1 Tesalonicenses 4:13–17).

Después del regreso de Cristo, Él atará a Satanás, establecerá un reino terrenal y reinará físicamente durante mil años (Apocalipsis 20:1–6). Al final de ese periodo, Satanás será liberado, se rebelará junto con sus seguidores y será destruido (Apocalipsis 20:5–10). Entonces, Jesús entregará el reino al Padre y se someterá a Él. Es en este contexto que Pablo afirma que "Dios será todo en todos". Esta frase expresa la autoridad legítima y final de Dios. Cuando el mal haya sido completamente erradicado, Dios reinará como el Soberano supremo del universo, sin oposición. Será el único gobernante de los corazones y vidas, el único deseo de Sus criaturas. Cuando Dios sea todo en todos, nuestra redención se habrá consumado plenamente, y la gloria de Dios llenará toda la creación (cf. Salmo 72:19).

La NTV expresa esta verdad diciendo que Dios será "totalmente supremo sobre todas las cosas, en todas partes". El contexto completo es el siguiente: "todos los que pertenecen a Cristo serán resucitados cuando él regrese. Después de eso, vendrá el fin, cuando él le entregará el reino a Dios el Padre, luego de destruir a todo gobernante y poder y toda autoridad. Pues Cristo tiene que reinar hasta que humille a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el último enemigo que será destruido es la muerte. Pues las Escrituras dicen: Dios ha puesto todas las cosas bajo su autoridad... Entonces, cuando todas las cosas estén bajo su autoridad, el Hijo se pondrá a sí mismo bajo la autoridad de Dios, para que Dios, quien le dio a su Hijo la autoridad sobre todas las cosas, sea completamente supremo sobre todas las cosas en todas partes" (1 Corintios 15:23–28, NTV).

Es importante notar que, en realidad, Dios siempre ha tenido autoridad completa sobre Su creación, aunque en este mundo actual Su gobierno no es evidente debido a la presencia de Sus enemigos. Pero llegará el día en que todos serán vencidos, incluida la muerte (1 Corintios 15:26).

Según 1 Corintios 15:28, Jesús continuará sometiéndose eternamente al Padre en un sentido funcional. Ontológicamente, Jesús es igual a Dios como la segunda persona de la Trinidad (Juan 8:58). Así como Dios tiene autoridad absoluta como Creador, también la tiene Jesús (cf. Colosenses 1:15–16; 3:11).

A medida que Pablo avanza en 1 Corintios 15, expone las implicaciones de que Dios sea todo en todos. Quienes serán resucitados deben vivir vidas santas, cumpliendo con el propósito de glorificar a Dios. Porque, si la resurrección no es cierta, ¿para qué vivir en santidad? Como dice el texto, "¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!" (1 Corintios 15:32). Pero la resurrección es real; toda la humanidad será resucitada por Dios. Por eso, "Sean sobrios, como conviene, y dejen de pecar" (1 Corintios 15:34).

Jesús murió, fue sepultado y resucitó. Él reunirá a Sus escogidos, reinará en la tierra, destruirá a Satanás y a la muerte. Una vez completado todo esto, todos los enemigos quedarán derrotados. Todo estará sujeto a Dios, y Él será "todo en todos". A la luz de esta esperanza futura, obedezcamos a Jesús, abandonemos el pecado y disfrutemos de la gracia de Dios.