Pregunta

¿Cuál es el significado de la tierra de Canaán en la Biblia?

Respuesta
La tierra de Canaán en la Biblia se refiere a la antigua región geográfica que Dios prometió dar a Abraham y a sus descendientes. No era simplemente un lugar para habitar, sino la herencia jurada del pueblo escogido de Dios: "Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán como posesión perpetua. Y Yo seré su Dios" (Génesis 17:8; ver también Éxodo 6:4; Levítico 25:38; Deuteronomio 32:49; 1 Crónicas 16:18; Salmo 105:11).

¿Dónde está Canaán hoy? Los límites de la antigua Canaán incluían el territorio de la costa oriental del mar Mediterráneo hasta el río Jordán, que hoy corresponde al Líbano, partes del sur de Siria e Israel.

El nombre Canaán proviene de su fundador, Canaán, nieto de Noé e hijo de Cam (Génesis 9:18). Los cananeos, sus descendientes, fueron objeto de una maldición pronunciada por Noé debido al pecado de Cam (Génesis 9:25–26). La Biblia no especifica la naturaleza del pecado, pero fue lo suficientemente grave para que el juicio recayera sobre la descendencia de Canaán.

El término cananeo también se usa para referirse a las lenguas semíticas del noroeste habladas por los pueblos que habitaban esa tierra.

Cuando los israelitas, guiados por Moisés, llegaron a Canaán, encontraron una tierra habitada por pueblos poderosos, con grandes ciudades fortificadas (Números 13:28). Los cananeos eran conocidos por su idolatría y por prácticas sumamente inmorales (Génesis 10:19; Éxodo 13:5; Levítico 18:27; Jueces 1).

Canaán era una tierra extraordinariamente fértil, descrita en la Biblia como "una tierra que mana leche y miel" (Éxodo 3:17; Números 13:27).

En Deuteronomio 7:1, cuando Israel estaba por tomar posesión de la tierra bajo el liderazgo de Josué, siete naciones habitaban en la región: los hititas, amorreos, cananeos, gergeseos, ferezeos, heveos y jebuseos.

Las Escrituras describen a los habitantes de Canaán como idólatras y supersticiosos (Deuteronomio 29:17). Dios advirtió a los israelitas que no imitaran sus prácticas detestables: "Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, no aprenderás a hacer las cosas abominables de esas naciones. No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o que sea agorero, o hechicero, o encantador, o adivino, o espiritista, ni quien consulte a los muertos" (Deuteronomio 18:9–11; ver también Levítico 18:26).

El pueblo de Dios debía conquistar las naciones cananeas, destruirlas por completo y ocupar su tierra. No debían hacer alianzas con ellas ni mezclarse por matrimonio (Deuteronomio 7:23–24; Josué 23:12; Jueces 2:2). Dios les advirtió: "No adorarás sus dioses, ni los servirás, ni harás lo que ellos hacen; sino que los derribarás totalmente y harás pedazos sus pilares sagrados" (Éxodo 23:24; ver también Deuteronomio 7:5, 25).

Moisés animó a Josué y a todo Israel a no temer a los cananeos: "Sé firme y valiente, porque tú entrarás con este pueblo en la tierra que el Señor ha jurado a sus padres que les daría, y se la darás en heredad" (Deuteronomio 31:7; ver también Deuteronomio 7:17–18).

El significado espiritual de la tierra de Canaán

La tierra de Canaán representa las bendiciones espirituales del creyente en Cristo. Algunos interpretan erróneamente la Tierra Prometida como una figura del cielo, pero los cristianos no tienen que pelear batallas para entrar en el cielo. Más bien, Canaán simboliza la vida cristiana victoriosa, una vida de lucha espiritual y de abundantes bendiciones.

La conquista de Canaán también prefigura la entrada en el descanso de Dios, la victoria que los creyentes obtienen por la fe en Jesucristo (Hebreos 4–5).

Josué condujo a Israel a la tierra de Canaán, convirtiéndose en un tipo de Cristo, quien nos introduce en el descanso espiritual, nos da la victoria y nos concede nuestra herencia eterna. Así como Josué repartió la tierra entre las tribus, Jesús nos otorga una herencia espiritual (Efesios 1:3–23).