Pregunta

¿Cuál era la tienda de reunión?

Respuesta
La expresión "tienda de reunión" se utiliza en el Antiguo Testamento, concretamente en Éxodo, Levítico y Números, como nombre del lugar donde Dios se reunía con Su pueblo, Israel. Por lo general, la "tienda de reunión" se utilizaba como otro nombre para el Tabernáculo de Moisés. Sin embargo, antes de que se construyera el tabernáculo, Dios se reunía con Moisés en una tienda de reunión temporal: "Moisés acostumbraba tomar la tienda, y la levantaba fuera del campamento a buena distancia de este, y la llamó la tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba al Señor salía a la tienda de reunión, que estaba fuera del campamento.... También cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube descendía y permanecía a la entrada de la tienda, y el Señor hablaba con Moisés" (Éxodo 33:7, 9). El hecho de que Moisés levantara la tienda de reunión fuera del campamento subrayaba que el pueblo había roto su comunión con Dios en el Sinaí cuando hicieron el becerro de oro (ver Éxodo 33:3). Después de que se construyera el tabernáculo, Moisés ya no necesitó su tienda temporal, y el término tienda de reunión se empezó a aplicar al tabernáculo.

En la Ley que Dios le dio a Moisés, Dios proporcionó instrucciones específicas para construir un lugar de adoración (Éxodo 25-27). Esta "tienda de reunión" o tabernáculo se podía levantar y trasladar cada vez que cambiaban de lugar mientras peregrinaban por el desierto. La palabra "tabernáculo" es una traducción al español de la palabra hebrea miskán, o "lugar de morada". El tabernáculo era un lugar de morada temporal para el Arca del Pacto y los demás objetos sagrados que los israelitas debían utilizar en la adoración y los sacrificios a Yavé.

Curiosamente, la palabra "tienda" o "tabernáculo" también se utiliza en el Nuevo Testamento para extraer profundas conclusiones espirituales sobre la salvación. Tanto Pablo como el autor de Hebreos establecen una distinción entre una tienda celestial y una tienda terrenal, entre aquello que fue "construido por manos humanas" y aquello que "no es parte de esta creación" (2 Corintios 5:1; Hebreos 9:11). Hebreos 9:1-10 describen el tabernáculo terrenal, o "tienda de reunión", como un lugar al que los sacerdotes iban a ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo. Luego, en el versículo 11, se muestra a Cristo como un "sumo sacerdote" mejor, que entró una vez a través de "un mayor y más perfecto tabernáculo", refiriéndose a Su cuerpo, para ofrecer un sacrificio que satisfaría completamente la ira de Dios, para siempre. Esto se refiere a Su sangre derramada en la cruz. El objetivo del pasaje es mostrar cómo, si la sangre de los animales podía limpiar temporalmente a los adoradores de la culpa del pecado, la sangre perfecta de Cristo, el Cordero de Dios, limpiaría a Sus seguidores perfectamente, es decir, eternamente, de sus pecados.

En Hebreos 10:14, el autor dice que Jesús "ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados". Este versículo expresa una paradoja espiritual. Al entrar en el "tabernáculo de reunión", que era Su propio cuerpo, y ofrecer Su propia sangre, Cristo "perfeccionó para siempre" a los que tienen fe en él. Y el resultado de creer en Cristo es la santificación, una espiral ascendente continua de santidad y cercanía a Dios, a medida que el Espíritu Santo realiza Su obra en los seguidores de Cristo. De esta manera, somos eternamente "perfectos" gracias a lo preciosa que es la sangre de Cristo aplicada a nuestras vidas, pero al mismo tiempo estamos "siendo santificados" por el Espíritu Santo que mora en nosotros y nos transforma a la imagen de Cristo (Efesios 2:8-9; Romanos 8:29).

Pablo también menciona la "tienda de reunión" o el tabernáculo, comparándola con el cuerpo humano terrenal: "Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos. Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos. Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía" (2 Corintios 5:1-5).

Cuando Pablo dice: "la tienda terrenal que es nuestra morada", se refiere a nuestro cuerpo terrenal, nuestra morada temporal. Al igual que los israelitas trasladaban de un lugar a otro la tienda de reunión mientras esperaban entrar en la Tierra Prometida, los creyentes en Cristo son peregrinos en la tierra, personas que no están "en casa" en el mundo y que "buscan la ciudad que está por venir" (Hebreos 13:14). Pablo dice que los que pertenecen a Dios serán "revestidos" de inmortalidad al morir y que su tienda terrenal (su cuerpo) será sustituida por una "morada celestial". Dios hace la obra de prepararnos para ese día de glorificación mediante el proceso de santificación por el Espíritu, y esa obra que se realiza en nosotros es una "garantía" de que nuestra herencia y nuestra morada celestial son reales. "En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria" (Efesios 1:13-14).