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Pregunta: "¿Está Dios dando sueños y visiones a la gente en lugares confinados para traerlos a la fe en Cristo?"

Respuesta:
En Hechos 10, un hombre de Cesárea llamado Cornelio recibe una visión de Dios en la que se le ordena que envíe a buscar a un hombre llamado Pedro (Simón Pedro, un apóstol de Jesús), que estaba en Jope. Mientras tanto, Pedro recibe una visión que le ordena ir con los hombres que Cornelio envió. Pedro llega a la casa de Cornelio, habla del evangelio, y Cornelio con toda su familia aceptan a Jesucristo como Salvador. ¡Qué relato tan milagroso y sorprendente!

Últimamente han aparecido varios casos de personas que han llegado a la fe en Cristo a través de sueños y visiones. Los casos más frecuentes son en países "cerrados", es decir, lugares que no tienen acceso a la Biblia ni al Evangelio.

Las historias son muy inspiradoras: a un misionero se le descompone el auto y, mientras espera ayuda, un hombre se le acerca y le pregunta si él es el mensajero de Dios. El misionero se entera del sueño que tuvo el hombre, que le decía que debía ir a ese preciso lugar para encontrar al "mensajero de Dios". El misionero regresa con el hombre a su pueblo y anuncia el evangelio, y todo el pueblo se convierte a la fe en Cristo.

Un musulmán tuvo una visión en la que Jesús se revelaba como el verdadero profeta de Dios, el único salvador y el único camino para la reconciliación con Dios. El musulmán, arriesgando su vida, deja el islam y acepta a Cristo.

¿Qué debemos hacer los cristianos fieles a la Biblia frente a este tipo de afirmaciones milagrosas? Lo primero que debemos hacer es reconocer que tales acontecimientos son totalmente posibles. Como podemos ver en Hechos 10, Dios ya ha actuado de esta manera. El apóstol Pablo fue llevado a la fe en Cristo a través de una visión (Hechos 9:3-6); y Ananías, quien posteriormente ministró a Pablo, fue enviado a Pablo a través de una visión (Hechos 9:10-19). Dios a veces actuó a través de sueños y visiones en la Biblia, por lo que no existe ninguna razón para que no lo haga hoy en día.

En segundo lugar, tenemos que tratar el tema de los sueños y los milagros con prudencia. Es muy poco probable que todas esas afirmaciones sean ciertas, por más que los resultados parezcan buenos. Las personas de las religiones falsas también dicen que se han convertido gracias a sueños, visiones, profecías, etc. Satanás es un farsante (2 Corintios 11:14), y la Biblia dice que las revelaciones milagrosas pueden ser falsas (Ezequiel 13:7; 1 Juan 4:1-6).

En tercer lugar, al escuchar hablar de tales sorprendentes milagros, aunque sean verdaderos, es necesario que volvamos a enfocar en la Palabra de Dios. La única palabra que no falla es la de Dios (1 Pedro 1:25). Solamente la Palabra de Dios es infalible, inerrante y autorizada. Tal como Jesús dijo, si la gente no escucha la Palabra de Dios, tampoco lo hará, aunque se realicen los más asombrosos milagros frente a ellos (Lucas 16:31).

Por último, tenemos que adorar y alabar a Dios por las maravillosas formas en que actúa. Ya sea que una persona sea traída a la fe en Cristo a través de una sencilla presentación del evangelio o a través de un sueño o visión, debemos alegrarnos con los ángeles (Lucas 15:10).

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