Pregunta

¿Qué significa que la Iglesia debe ser sin mancha ni arruga (Efesios 5:27)?

Respuesta
En una discusión sobre el matrimonio utilizando a Cristo y la iglesia como metáfora, Pablo escribe sobre el sacrificio de Cristo en Efesios 5:25. A continuación, explica el propósito de la muerte de Cristo en nombre de la iglesia: "Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable" (versículo 27, ‭NTV‬).

Efesios 5:27 forma parte de unas instrucciones más amplias dirigidas a los maridos, a quienes se les exhorta a amar a sus esposas de la misma manera que Cristo amó a la iglesia, con un amor abnegado (versículo 25). Pablo explica que el sacrificio de Cristo tenía por objeto "hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios" (versículo 26). Una vez purificada, la iglesia será "gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto" (versículo 27, NTV).

Cuando las Escrituras afirman que la iglesia debe estar sin mancha, arruga ni nada parecido, se refiere a la santidad completa de la iglesia, como muestra el resto de Efesios 5:27: "santa e intachable" (NTV). Aquí, las manchas, las arrugas y las imperfecciones simbolizan la impureza, no una deformidad física, sino una impureza espiritual causada por el pecado. La iglesia ya es santificada en cuanto a su posición gracias al sacrificio perfecto de Cristo. Actualmente, está siendo santificada, apartada progresivamente del poder y la práctica del pecado, y en la eternidad será liberada de la presencia del pecado. Todos estos procesos transformadores se logran a través de Cristo.

En Efesios 5, queda claro que la iglesia ocupa un lugar especial en el corazón de Cristo. Independientemente de los contratiempos y las imperfecciones de la iglesia, la obra de santificación de Cristo permanece firme. Aquellos que están preocupados por los muchos problemas que enfrenta la iglesia hoy en día deben reconocer que Cristo sigue obrando, incluso en medio del caos. Él conoce íntimamente a Su novia y está comprometido a completar la obra que ha comenzado.

La obra santificadora de Cristo también tiene implicaciones a nivel individual. Como hijos de Dios, estamos santificados en cuanto a nuestra posición. Actualmente, estamos siendo transformados para ser más como Jesús, y debemos recordar esto mientras participamos en disciplinas espirituales como la oración y la alimentación con la Palabra. Podemos estar seguros de que el Hijo derrama Su amor incondicional sobre Su novia. Así como un marido devoto no se le ocurriría abandonar a su mujer, Jesús no abandonará a Su novia ni las promesas que le hizo. Esta seguridad nos proporciona una gran motivación para llevar una vida santa, sabiendo que Dios está trabajando activamente en nosotros para conformarnos a Su imagen (Filipenses 2:13).

El amor que Cristo tiene por Su iglesia y Su compromiso de limpiarla de manchas y arrugas debe servir de modelo para nuestros matrimonios, especialmente para los maridos. El marido ama a su mujer con el objetivo de "santificarla". Debe cuidar de ella, velar por sus intereses y preocuparse sinceramente por su crecimiento en todos los aspectos, incluido su bienestar espiritual.