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Pregunta: "¿Cuáles son las siete afirmaciones de YO SOY en el Evangelio de Juan?"

Respuesta:
En el Evangelio de Juan, Jesús hace siete declaraciones que comienzan con las palabras Yo soy. Cada una de estas proclamaciones de "Yo soy" amplía nuestro entendimiento del ministerio de Jesús en el mundo. También relacionan a Jesús con la revelación de Dios en el Antiguo Testamento.

En el Antiguo Testamento, Dios reveló Su nombre a Moisés: "YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros" (Éxodo 3:14). Por eso, en el judaísmo, el "YO SOY" se entiende incuestionablemente como un nombre de Dios. Cada vez que Jesús hacía una declaración "Yo soy" en la que reclamaba atributos de deidad, se identificaba a sí mismo como Dios.

Aquí están las siete declaraciones metafóricas "Yo soy" que se encuentran en el evangelio de Juan:

"Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35, 41, 48, 51). En este capítulo, Jesús establece un patrón que continúa en todo el evangelio de Juan: Jesús hace una declaración sobre quién es, y la respalda con algo que hace. En este caso, Jesús afirma que Él es el pan de vida justo después de haber alimentado a los 5.000 en el desierto. Además, contrasta lo que Él puede hacer con lo que Moisés había hecho por sus antepasados: "Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera" (versículos 49-50).

"Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12; 9:5). Esta segunda afirmación del "Yo soy" de Jesús en el evangelio de Juan se produce justo antes de sanar a un ciego de nacimiento. Jesús no sólo dice que es la luz, sino que lo demuestra. Las palabras y las acciones de Jesús hacen eco de Génesis 1:3: "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz".

"Yo soy la puerta" (Juan 10:7 y 9). Esta afirmación "Yo soy" pone de relieve que nadie puede entrar en el reino de los cielos por otro medio que no sea Cristo mismo. Las palabras de Jesús en este pasaje se expresan en la imagen de un rebaño de ovejas. Él es el único camino para entrar en el redil. "De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador" (versículo 1).

"Yo soy el buen pastor" (Juan 10:11, 14). Con esta afirmación de "Yo soy", Jesús refleja Su gran amor y cuidado. Él es el que protege voluntariamente a su rebaño incluso hasta la muerte (versículos 11 y 15). Cuando Jesús se llamó a sí mismo el buen pastor, tomó claramente para sí uno de los títulos de Dios en el Antiguo Testamento: "El Señor es mi pastor" (Salmo 23:1).

"Yo soy la resurrección y la vida" (Juan 11:25). Jesús hizo esta afirmación "Yo soy" inmediatamente antes de resucitar a Lázaro de entre los muertos. Una vez más, vemos que las enseñanzas de Jesús no eran sólo palabras vacías; cuando hacía una afirmación, la corroboraba con hechos. Él tiene "las llaves de la muerte y del Hades" (Apocalipsis 1:18). Al resucitar a Lázaro de entre los muertos, Jesús mostró cómo puede cumplir la promesa de Dios al antiguo Israel: "Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán" (Isaías 26:19). Sin Jesús, no hay resurrección ni vida eterna.

"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14:6). Esta poderosa afirmación del "Yo soy" de Cristo encierra un gran significado. Jesús no es simplemente un camino entre muchos caminos hacia Dios; Él es el único camino. La Escritura dice: "La suma de tu palabra es verdad" (Salmo 119:160), y aquí está Jesús proclamando que Él es la verdad, confirmando Su identidad como la Palabra de Dios (ver Juan 1:1, 14). Y sólo Jesús es la fuente de la vida; Él es el Creador y Sustentador de toda vida y el Dador de la vida eterna.

"Yo soy la vid verdadera" (Juan 15:1, 5). La última afirmación metafórica "Yo soy" en el Evangelio de Juan enfatiza el poder sustentador de Cristo. Nosotros somos los pámpanos y Él es la vid. Así como un pámpano no puede dar fruto si no está unido a la vid, también sólo los que están unidos a Cristo y reciben su poder de Él producen fruto en la vida cristiana.

En el Evangelio de Juan hay otras dos declaraciones de Jesús "Yo soy". No son metáforas, sino declaraciones del nombre de Dios, que Jesús aplicó para sí mismo. El primer caso se produce cuando Jesús responde a una reclamación de los fariseos. "De cierto, de cierto os digo", dice Jesús, "Antes que Abraham fuese, yo soy". (Juan 8:58). Los verbos que utiliza Jesús contrastan entre sí: Abraham era, pero yo soy. No hay duda de que los judíos entendieron la afirmación de Jesús de ser el Dios eterno encarnado, porque tomaron piedras para matarlo (versículo 59).

El segundo caso en que Jesús usó el nombre YO SOY se produjo en el huerto de Getsemaní. Cuando la turba vino a arrestar a Jesús, Él les preguntó a quién buscaban. Ellos dijeron: "Jesús de Nazaret", y Jesús respondió: "Yo soy" (Juan 18:4-5). Entonces ocurrió algo extraño: "Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra" (versículo 6). Tal vez la explicación de la reacción de la muchedumbre sea el hecho de que la palabra él ha sido introducida por nuestros traductores al español. Jesús simplemente dijo: "Yo soy". Aplicando el nombre del pacto de Dios a sí mismo, Jesús demostró Su poder sobre sus enemigos y mostró que Su entrega a ellos era totalmente voluntaria (ver Juan 10:17-18; 19:11).

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