Pregunta

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que debemos perdonar setenta veces siete?

Respuesta
Jesús dijo que debemos perdonar a otros "setenta veces siete" en respuesta a la pregunta de Pedro: "Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" (Mateo 18:21-22, NBLA). Para entender completamente lo que Jesús quiso decir, debemos considerar el contexto de todo el capítulo, ya que Él no estaba hablando únicamente sobre el perdón, sino también sobre el carácter cristiano, tanto dentro como fuera de la iglesia. La exhortación a perdonar setenta veces siete viene después de que Jesús hablara sobre la disciplina en la iglesia (Mateo 18:15-20), donde establece principios para restaurar a un hermano que ha pecado.

Pedro, buscando parecer especialmente generoso y compasivo, preguntó a Jesús si debía perdonar hasta siete veces. Los rabinos judíos de la época enseñaban que no era necesario perdonar a alguien más de tres veces, basándose en pasajes como Amós 1:3-13, donde Dios perdona tres veces a los enemigos de Israel antes de castigarlos. Al sugerir perdonar más del doble que ese ejemplo del Antiguo Testamento, Pedro tal vez esperaba una felicitación especial de parte del Señor. Pero cuando Jesús le respondió que debía perdonar hasta cuatrocientas noventa veces, una cifra muy por encima de lo que Pedro proponía, seguramente dejó perplejos a los discípulos que lo escuchaban. Aunque llevaban tiempo con Jesús, aún pensaban en términos limitados por la ley, en lugar de en los términos ilimitados de la gracia.

Al decir que debemos perdonar setenta veces siete, Jesús no estaba fijando un límite literal de 490 veces, sino hablando de un número que, en la práctica, es imposible de llevar. Los cristianos con un corazón perdonador no solo no ponen límite a la cantidad de veces que perdonan, sino que siguen perdonando con la misma gracia la milésima vez que la primera. Esta actitud solo es posible porque el Espíritu de Dios vive en nosotros, y es Él quien nos da la capacidad de perdonar una y otra vez, así como Dios nos perdona constantemente.

La parábola del siervo que no quiso perdonar sigue inmediatamente al discurso de Jesús sobre perdonar setenta veces siete, reforzando el mensaje de que, si hemos sido perdonados de una deuda enorme de pecado contra un Dios santo, ¡cuánto más deberíamos estar dispuestos a perdonar a quienes pecan contra nosotros, que son tan pecadores como nosotros! Pablo refleja esta misma enseñanza en Efesios 4:32, donde nos exhorta a perdonarnos unos a otros "como Dios también los perdonó en Cristo" (NBLA). Claramente, el perdón no debe darse de manera limitada, sino que debe ser abundante, desbordante y disponible para todos, así como la gracia inmensurable de Dios se derrama sobre nosotros.