Pregunta
¿Quién fue Voltaire y cómo influyó en la historia cristiana?
Respuesta
François-Marie Arouet (1694–1778), más conocido como Voltaire, fue un filósofo francés de la época de la Ilustración que dominó la escena intelectual de Francia durante medio siglo. Recibió una educación clásica de los jesuitas en el Liceo Louis-le-Grand de París, pero abandonó el estudio del derecho para dedicarse a la literatura y la filosofía.
Voltaire hizo algunas aportaciones positivas al teísmo. Aunque rechazaba el ateísmo, creía que la existencia de un Creador se podía deducir mediante la filosofía y la teología natural. Aceptó varios de los argumentos de Tomás de Aquino sobre la existencia de Dios y desarrolló su propia versión del argumento cosmológico. También defendió muchos atributos divinos, como la omnipotencia, eternidad, inteligencia y simplicidad de Dios. Además, apoyó el argumento del diseño teleológico, popularizado por William Paley, diciendo: "Este me parece en sí mismo la demostración más convincente de la existencia de un Dios, y no puedo concebir de qué manera puede ser contestado".
Sin embargo, aunque Voltaire se autodenominaba teísta, en realidad su pensamiento era deísta, lo que lo llevó a rechazar varias doctrinas esenciales del cristianismo. El problema del mal lo hizo dudar de la bondad y benevolencia de Dios, y también rechazó la idea de una vida después de la muerte.
Llamó a la fe cristiana una "superstición infame" y, desde su postura deísta y antisobrenaturalista, negó todos los milagros narrados en la Biblia. Si bien reconocía a Jesús como un maestro moral superior a cualquier otro líder religioso, lo reinterpretó como un humanista y deísta, negando Su divinidad.
Su desprecio por la Escritura fue notorio. En su Diccionario filosófico (1764) escribió: "La Biblia. Es lo que los necios han escrito, lo que los imbéciles recomiendan, lo que los pícaros enseñan y lo que a los niños pequeños se les hace aprender de memoria". Convencido de que "vivimos en el crepúsculo del cristianismo", predijo que la fe cristiana desaparecería y que la Biblia se convertiría en una simple reliquia del pasado.
De manera irónica, años después de su muerte, cristianos compraron la casa de Voltaire y usaron su propia imprenta para producir Biblias. Aunque algunos han considerado esta historia una leyenda urbana, varias investigaciones han confirmado que, en efecto, sucedió.
Voltaire hizo algunas aportaciones positivas al teísmo. Aunque rechazaba el ateísmo, creía que la existencia de un Creador se podía deducir mediante la filosofía y la teología natural. Aceptó varios de los argumentos de Tomás de Aquino sobre la existencia de Dios y desarrolló su propia versión del argumento cosmológico. También defendió muchos atributos divinos, como la omnipotencia, eternidad, inteligencia y simplicidad de Dios. Además, apoyó el argumento del diseño teleológico, popularizado por William Paley, diciendo: "Este me parece en sí mismo la demostración más convincente de la existencia de un Dios, y no puedo concebir de qué manera puede ser contestado".
Sin embargo, aunque Voltaire se autodenominaba teísta, en realidad su pensamiento era deísta, lo que lo llevó a rechazar varias doctrinas esenciales del cristianismo. El problema del mal lo hizo dudar de la bondad y benevolencia de Dios, y también rechazó la idea de una vida después de la muerte.
Llamó a la fe cristiana una "superstición infame" y, desde su postura deísta y antisobrenaturalista, negó todos los milagros narrados en la Biblia. Si bien reconocía a Jesús como un maestro moral superior a cualquier otro líder religioso, lo reinterpretó como un humanista y deísta, negando Su divinidad.
Su desprecio por la Escritura fue notorio. En su Diccionario filosófico (1764) escribió: "La Biblia. Es lo que los necios han escrito, lo que los imbéciles recomiendan, lo que los pícaros enseñan y lo que a los niños pequeños se les hace aprender de memoria". Convencido de que "vivimos en el crepúsculo del cristianismo", predijo que la fe cristiana desaparecería y que la Biblia se convertiría en una simple reliquia del pasado.
De manera irónica, años después de su muerte, cristianos compraron la casa de Voltaire y usaron su propia imprenta para producir Biblias. Aunque algunos han considerado esta historia una leyenda urbana, varias investigaciones han confirmado que, en efecto, sucedió.