Pregunta

¿Qué era el maná?

Respuesta
Durante los cuarenta años que transcurrieron entre la salida de los israelitas de Egipto y su entrada en la Tierra Prometida, enfrentaron condiciones difíciles, incluyendo la escasez de alimento. Para aliviar este problema, Dios proveyó milagrosamente a los israelitas con "pan del cielo", llamado "maná". El maná aparecía cada mañana, y los israelitas recibieron instrucciones específicas sobre cómo recolectarlo (ver Éxodo capítulo 16). ¿Qué era el maná? Curiosamente, los propios israelitas hicieron esa misma pregunta: "Al verla, los israelitas se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto?", porque no sabían lo que era. "Es el pan que el Señor les da para comer", les dijo Moisés" (Éxodo 16:15, NBLA). La palabra hebrea traducida como "maná" literalmente significa "¿qué es esto?"

La Biblia no describe la composición química del maná. Todo lo que se nos dice es que "era como la semilla del cilantro, blanco, y su sabor era como de hojuelas con miel" (Éxodo 16:31, NBLA). Números 11:7 afirma que su apariencia era "como de bedelio" o "resina". El Salmo 78:24 se refiere al maná como "trigo de los cielos", y el versículo siguiente lo llama "pan de nobles". Así que el maná parece haber sido un pan literal que Dios hacía aparecer milagrosamente cada mañana durante la travesía del pueblo de Israel por el desierto. El milagro del maná cesó poco después de que los israelitas entraran en la Tierra Prometida (Josué 5:12).

Más importante que las cualidades físicas del maná es lo que este anticipaba. El maná es una figura, o un símbolo profético, de Jesús. Después de que Jesús alimentó milagrosamente a los 5,000, la gente le pidió que les "diera siempre de ese pan" (Juan 6:34). Jesús trató de desviar su atención del pan físico y dirigirla hacia el verdadero "pan de vida". "En verdad les digo, que no es Moisés el que les ha dado el pan del cielo, sino que es Mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. . . . Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed" (Juan 6:32–35, NBLA). Tristemente, la gente no logró apartar su mente del pan físico el tiempo suficiente como para comprender la verdad espiritual que Jesús les estaba declarando (Juan 6:36–59). Estaban más preocupados por el estado de su estómago que por el estado de su alma.

Así como Dios proveyó maná a los israelitas para salvarlos del hambre, ha provisto a Jesucristo para la salvación de nuestras almas. El maná literal salvó temporalmente a los israelitas de la muerte física. El maná espiritual nos salva de la muerte eterna. "Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera" (Juan 6:49–50, NBLA).