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Pregunta: "¿Es posible que caiga polvo de oro durante un servicio de la Iglesia?"

Respuesta:
Con el paso de los años, se han producido diversos fenómenos inusuales que algunos declaran como manifestación de la gloria de Dios. Uno de los más espectaculares es el del "polvo de oro" que cae del techo durante los tiempos de adoración. Este polvo dorado cubre las manos y los rostros de los asistentes, que afirman no saber cómo explicarlo, excepto que Dios se les está manifestando. Algunos informes incluyen la aparición de "diamantes" y "piedras preciosas" en las manos de las personas. También aparecen milagrosamente calzas de oro en la boca de las personas. Hay otros que afirman haber sido recubiertos con una sustancia dorada durante los momentos de oración personal en casa. Estos informes provienen de todo el mundo y los que han sido testigos de este fenómeno declaran que los acercó a Dios. ¿Podría ser esto una verdadera manifestación de Dios?

El Señor Dios Todopoderoso puede manifestarse de la manera que quiera (Salmo 115:3). De hecho, durante siglos Dios se ha revelado al hombre de diversas maneras que muchos considerarían extrañas. En el Antiguo Testamento, Dios habló a través de una zarza que no se consumía (Éxodo 3:2), una columna de fuego en el desierto (Éxodo 13:21) y una nube que cubría una montaña (Éxodo 24:16). Ha hablado a través de un asno (Números 22:30), de la presencia física de ángeles (Génesis 16:11) y de algunas lecciones objetivas inusuales en la vida de los profetas (Oseas 1:2; Ezequiel 4:1-8; Jeremías 13:1-6). En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo continuó con Sus manifestaciones sobrenaturales empoderando a los creyentes para hablar con lenguas desconocidas que no habían estudiado (Hechos 2:4-8), sanar a los ciegos y cojos (Hechos 9:34), y resucitar a los muertos (Hechos 9:32-41). ¿Podría estar ocurriendo algo similar ahora? ¿Podría Dios estar revelando Su gloria de una manera nueva?

Las presentaciones espirituales espectaculares no son nada nuevo, ni se limitan al cristianismo. La mayoría de las religiones afirman tener visitas sobrenaturales, y sus seguidores se nutren de las historias de quienes supuestamente las han experimentado. El mensaje inicial del apóstol Pablo sobre un Jesús resucitado era tan descabellado para los judíos devotos como lo es para nosotros la idea del polvo de oro. Sin embargo, la audiencia de Pablo en Berea demostró el enfoque más sabio cuando se enfrentó a los informes fenomenales que afirmaban ser de Dios. Hechos 17:11 dice que los de Berea estaban "escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así". A través de un profundo estudio de la Palabra, los bereanos se convencieron de que este Jesús de Nazaret resucitado era en verdad el Mesías que habían esperado por mucho tiempo. Noten que fue sólo a través de la investigación de las Escrituras que estuvieron dispuestos a ser persuadidos. Esa debería ser también nuestra prueba de fuego.

Primera de Juan 4:1 nos ordena: "probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". Entonces, ¿cómo probamos algo como el polvo de oro que cae? Una búsqueda superficial en Google indica que en ningún momento ningún adorador bañado en polvo de oro ha producido oro genuino. Las "piedras preciosas" han resultado ser todas imitaciones. Diversas pruebas de laboratorio han demostrado que el "oro" es celofán o brillantina de plástico. Se ha comprobado sistemáticamente que los empastes de oro han sido colocados por dentistas. A la luz de estos hallazgos, surgen un par de preguntas: si Dios se revelara a los creyentes en una "nube dorada", ¿usaría plástico? ¿Se manifestaría el Dios santo que creó el oro verdadero con un sustituto barato de celofán (Job 41:11; Salmo 50:12)? Y si Él se tomara el tiempo de rellenar un diente malo con oro, ¿no es más consistente con la naturaleza del Señor Rapha ("El Señor que sana", Éxodo 15:26) simplemente sanar el diente?

Hay tres posibles explicaciones para la presencia de esta "nube dorada" y la caída de piedras preciosas. Intentaremos examinar a fondo cada una de ellas.

1. En primer lugar, dejemos a un lado la duda y consideremos si esto podría ser una verdadera manifestación de la gloria de Dios (Isaías 60:2). Las Escrituras revelan que Dios tiene un alto concepto del oro. Él compara Su propia palabra con el "oro fino" (Salmo 19:10). Cuando instruyó a Moisés sobre la construcción del tabernáculo, Dios dio instrucciones específicas sobre el uso de oro puro, plata pura y piedras preciosas (Números 8:4; Éxodo 28:17-21; 37:17-22). Dios exigía los artículos genuinos porque la pureza de los metales y las piedras preciosas reflejan Su propio valor y aprecio. De hecho, a Dios le repugnan las falsificaciones o cualquier cosa impura (Éxodo 30:3; Ezequiel 22:18; Isaías 1:25). Así que cuando examinamos las Escrituras como lo hicieron los de Berea, ¿encontramos allí a un Dios que manifestaría Su gloria con polvo de oro de imitación y gemas de plástico? Este fenómeno no parece armonizar con Dios tal y como se nos ha revelado a través de Su Palabra.

2. La segunda posibilidad es que los líderes a cargo de estos servicios de adoración estén orquestando un engaño. Desafortunadamente, hay muchos ejemplos de pastores y líderes de adoración que se han dejado llevar por la mentalidad de hacer "lo que sea necesario para alcanzar a la gente" y se han convertido en partícipes de engaños en el nombre de Jesús. Todos deseamos una visita tangible de Dios. También estamos predispuestos a creer a los líderes que estimamos. Este deseo y esta predisposición pueden crear una congregación que se preste al engaño. Aunque los líderes a cargo de las reuniones de "polvo de oro" niegan vehementemente haberse aprovechado de un público vulnerable, hay que considerar la posibilidad. Si no fueron ellos, tal vez fue alguien demasiado entusiasta que deseaba poner un poco de "emoción" en los servicios. Cabe destacar que, en muchos de los vídeos que captan esta "nube de gloria", una rejilla de ventilación del techo o un azulejo desmontable están bastante cerca de la nube brillante.

3. La participación demoníaca se menciona frecuentemente en el Nuevo Testamento, por lo que también debe considerarse como una posible explicación. Segunda de Tesalonicenses 2:9 advierte que en los últimos días, los líderes malvados actuarán "por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos". Fijémonos en la palabra mentirosos. Satanás es un engañador, un mentiroso (Juan 8:44). Lo demostró contra Moisés en los tribunales de Faraón (Éxodo 7:22; 8:7). Sus sustitutos malignos están presentes en las páginas de la historia. En Marcos 13:22, Jesús advierte que se "levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos".

El engaño satánico es una de las razones por las que Jesús advirtió a Sus discípulos para que se mantuvieran firmes hasta el final (Mateo 10:22; Marcos 13:13). Algunas de las palabras más duras de Jesús fueron para la gente que exigía una señal milagrosa. Los llamó "generación mala y adúltera" (Mateo 12:39). Un adúltero es aquel que se aleja de la fidelidad a Dios para buscar una emoción inmediata. Y un adúltero espiritual es aquel que desvía su atención de la persona y la obra de Jesucristo para buscar exhibiciones espectaculares en Su nombre. Cuando empezamos a venerar objetos o demostraciones como medio para realzar la adoración, corremos el peligro de reflejar la idolatría de los israelitas que exigían un becerro de oro (Éxodo 32:4). Jesús sabía que muchos de los que le seguían estaban deslumbrados por los milagros, pero tenían poco interés en la cruz. ¿Será que muchos hoy en día corren el peligro de sustituir lo espectacular por lo espiritual y tienen poco interés en crucificar la carne (Gálatas 5:24; Romanos 6:2)?

No es el propósito de este artículo difamar o cuestionar la integridad de cualquier persona que haya experimentado un "polvo de oro", sin embargo, parece que la Escritura contrasta fuertemente con las afirmaciones de aquellos que defienden tales demostraciones. No hay manifestaciones de este tipo registradas en ninguna parte de la Biblia. Incluso durante los poderosos días apostólicos del libro de los Hechos, la gloria de Dios se reveló en las vidas transformadas de aquellos que invocaron el nombre de Jesús. Los milagros de los apóstoles eran simplemente para promover al Cristo resucitado y no eran un fin en sí mismos. En ningún momento nadie informó de la aparición de una nube de plástico brillante como evidencia del Espíritu Santo entre ellos (1 Corintios 2:2; Hechos 3:12).

Dios sí hace milagros. Él actúa de manera sobrenatural. Y Él se revela a nosotros todos los días. Romanos 1:20 dice: "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa". La belleza, la gloria y el poder del Espíritu Santo están disponibles para todo aquel que se arrepienta y se entregue plenamente al señorío de Jesucristo (Hechos 2:38; Lucas 24:49; Gálatas 2:20).

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