Pregunta
¿Qué significa el poder de su resurrección (Filipenses 3:10)?
Respuesta
En Filipenses 3, Pablo exhorta a los filipenses a regocijarse en el Señor y no en su propia supuesta autosuficiencia (Filipenses 3:1). Él se pone a sí mismo como ejemplo, explicando que, en cuanto a lo humano, tenía muchas razones para confiar en sí mismo (Filipenses 3:4–6). Sin embargo, no puso su confianza en sus logros personales (Filipenses 3:3). En cambio, puso su mirada en el poder de la resurrección de Jesús (Filipenses 3:10). Consideró que todas las cosas que la mayoría consideraría como ganancia eran pérdida (Filipenses 3:7). En comparación con Cristo, todo lo demás era basura (Filipenses 3:8). Solo Cristo tenía verdadero valor para Pablo. Su confianza y gozo estaban en el Señor, y él deseaba conocer el poder de la resurrección de Jesús: "a fin de conocerle, y el poder de su resurrección".
En lugar de confiar en la carne, Pablo confiaba en la obra que Dios había hecho en su vida, haciéndolo justo no por las obras de la Ley de Moisés, sino por la fe en Jesucristo (Filipenses 3:9). Pablo sabía que la verdadera justicia no viene por las obras, sino por creer en Jesús (Romanos 3:20; Efesios 2:8–9). Consideraba sus logros personales como nada. Lo más importante para él era que, por la gracia de Dios, había ganado a Cristo (Filipenses 3:8) y la justicia (Filipenses 3:9). Pablo estaba unido a Cristo (Filipenses 3:9) y conocía a Cristo y el poder de Su resurrección (Filipenses 3:10).
Pablo también conocía la comunión con los sufrimientos de Jesús, siendo hecho conforme a Su muerte (Filipenses 3:10). Esta es otra forma de decir que Pablo (y todos los creyentes en Cristo) han sido considerados como muertos con Cristo. Por estas razones, Pablo esperaba con anhelo la resurrección de entre los muertos (Filipenses 3:11). Como dijo en otro lugar, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él y seremos glorificados con Él (Romanos 6:6–8). Ese es el poder de Su resurrección.
Jesús murió como sustituto por el pecado. Todos los que creen en Él reciben Su justicia y son redimidos de la muerte y la separación de Dios. Un día, Jesús será revelado en gloria, y nosotros seremos revelados en gloria junto con Él (Colosenses 3:4). Eso es lo que Pablo entendía. Todo en la vida palidece en comparación con la gran gloria de conocer a Cristo. Con Su resurrección, Cristo demostró que tiene poder para vencer la muerte y, finalmente, para dar vida verdadera a todos los que creen en Él. Ese conocimiento era más valioso para Pablo que cualquier otra cosa en la vida.
Gracias al poder de la resurrección de Jesús, Pablo tenía confianza en Él y podía regocijarse en el Señor. Gracias al poder de la resurrección de Jesús, Pablo podía exhortar a todos los creyentes a regocijarse en el Señor (Filipenses 3:1) y a valorar por encima de todo el conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8), considerando todo lo demás como pérdida en comparación.
En lugar de confiar en la carne, Pablo confiaba en la obra que Dios había hecho en su vida, haciéndolo justo no por las obras de la Ley de Moisés, sino por la fe en Jesucristo (Filipenses 3:9). Pablo sabía que la verdadera justicia no viene por las obras, sino por creer en Jesús (Romanos 3:20; Efesios 2:8–9). Consideraba sus logros personales como nada. Lo más importante para él era que, por la gracia de Dios, había ganado a Cristo (Filipenses 3:8) y la justicia (Filipenses 3:9). Pablo estaba unido a Cristo (Filipenses 3:9) y conocía a Cristo y el poder de Su resurrección (Filipenses 3:10).
Pablo también conocía la comunión con los sufrimientos de Jesús, siendo hecho conforme a Su muerte (Filipenses 3:10). Esta es otra forma de decir que Pablo (y todos los creyentes en Cristo) han sido considerados como muertos con Cristo. Por estas razones, Pablo esperaba con anhelo la resurrección de entre los muertos (Filipenses 3:11). Como dijo en otro lugar, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él y seremos glorificados con Él (Romanos 6:6–8). Ese es el poder de Su resurrección.
Jesús murió como sustituto por el pecado. Todos los que creen en Él reciben Su justicia y son redimidos de la muerte y la separación de Dios. Un día, Jesús será revelado en gloria, y nosotros seremos revelados en gloria junto con Él (Colosenses 3:4). Eso es lo que Pablo entendía. Todo en la vida palidece en comparación con la gran gloria de conocer a Cristo. Con Su resurrección, Cristo demostró que tiene poder para vencer la muerte y, finalmente, para dar vida verdadera a todos los que creen en Él. Ese conocimiento era más valioso para Pablo que cualquier otra cosa en la vida.
Gracias al poder de la resurrección de Jesús, Pablo tenía confianza en Él y podía regocijarse en el Señor. Gracias al poder de la resurrección de Jesús, Pablo podía exhortar a todos los creyentes a regocijarse en el Señor (Filipenses 3:1) y a valorar por encima de todo el conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8), considerando todo lo demás como pérdida en comparación.