Pregunta

¿Qué significa "pelees la buena batalla" (1 Timoteo 1:18)?

Respuesta
El apóstol Pablo utilizó comparaciones metafóricas (ver 1 Corintios 9:24-27; Hebreos 12:1; 2 Timoteo 4:7) para referirse a diferentes aspectos de la vida cristiana y el camino de la fe. Para su protegido, Timoteo, Pablo a menudo enmarcaba el llamado al ministerio en términos de un soldado que libra una batalla. Esta analogía puede haber sido inspirada por profecías pronunciadas anteriormente sobre Timoteo: "Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia" (1 Timoteo 1:18-19, NBLA).

Las palabras originales traducidas como "pelea la buena batalla" se traducen alternativamente como "pelear bien en las batallas del Señor" (NTV). Pablo utilizó una metáfora similar hacia el final de su carta, instando a Timoteo: "Pelea la buena batalla de la fe. Echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos" (1 Timoteo 6:12, NBLA). Al acercarse la muerte de Pablo, repitió estas palabras, recordándole a Timoteo que se mantuviera fuerte y siguiera su ejemplo: "He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe" (2 Timoteo 4:7, NBLA).

En el griego original, la orden traducida como "pelees la buena batalla" es una terminología asociada con el combate militar. Pablo comenzó diciendo: "Esta comisión te confío", eligiendo nuevamente un término militar para dar a sus palabras un sentido de fuerza, urgencia y obligación. Él era el oficial superior de Timoteo y le estaba imponiendo una orden formal. Pablo enfatizó que servir como soldado de Cristo no era un desafío pequeño o insignificante. Implicaría sacrificio y sufrimiento (ver 2 Timoteo 2:3-26). Los siervos cristianos deben estar dispuestos a soportar las dificultades y ser completamente leales al comandante en jefe supremo, Jesucristo.

Los creyentes están llamados a servir en entornos hostiles. Estamos involucrados en una batalla espiritual: "Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales" (Efesios 6:12, NTV; ver también Efesios 6:10-20; Filipenses 1:30; Juan 18:36).

Pablo dijo a los creyentes de Corinto: "Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos. Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo" (2 Corintios 10:3-5, NTV). La buena batalla se libra con la armadura espiritual y las armas espirituales de la verdad, la justicia, la paz, la fe, la esperanza de la salvación, la espada del Espíritu (la Palabra de Dios), la oración y el compartir el evangelio (ver Efesios 6:11-20; 1 Tesalonicenses 5:8). También luchamos la buena batalla con amor, pureza de corazón, buena conciencia y fe sincera (ver 1 Timoteo 1:5).

Los cristianos libran la buena batalla cuando se enfrentan a luchas dentro de la iglesia (Colosenses 2:1; 1 Tesalonicenses 2:2). Timoteo se enfrentó a un problema particular como pastor novato, que era la oposición de los falsos maestros (ver 1 Timoteo 1:3-11, 19-20). Pablo instó a Timoteo a mantenerse firme en la defensa de la verdad y permanecer en su puesto: "Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó" (1 Timoteo 1:19-20, NTV; ver también 1 Timoteo 1:3-4).

Librar la buena batalla o pelear la buena batalla de la fe incluye la lucha del creyente por honrar al Señor mediante la obediencia y la santidad personal. El autor de Hebreos presentó a Jesús como el modelo supremo a imitar en esta batalla contra el pecado: "Piensen en toda la hostilidad que soportó por parte de pecadores, así no se cansarán ni se darán por vencidos. Después de todo, ustedes aún no han dado su vida en la lucha contra el pecado" (Hebreos 12:3-4, NTV).