Pregunta
¿Qué significa orar en todo lugar (1 Timoteo 2:8)?
Respuesta
En 1 Timoteo 2:1-15, el apóstol Pablo instruye a su protegido pastoral Timoteo sobre la adoración en la iglesia. Comienza con cuestiones relacionadas con la oración (versículos 1-7) y pasa a exhortar a hombres y mujeres sobre sus responsabilidades espirituales en las reuniones de adoración pública (versículos 8-15). Pablo instruye específicamente a los hombres a orar en todo lugar: "Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones" (1 Timoteo 2:8–9, NBLA).
Los eruditos bíblicos difieren ligeramente en cuanto al significado de la frase "Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren". Están de acuerdo en que Pablo dirige esta parte de su exhortación a los hombres cristianos. Pablo no utiliza la forma genérica de la palabra "hombres", que significa "la humanidad", sino un término que se refiere a los varones adultos. A continuación, añade una directriz específica para las mujeres en el culto (ver 1 Timoteo 2:9).
Por lo tanto, sabemos que Pablo se está dirigiendo a los creyentes varones. Pero, ¿qué quiere decir con instarlos a "orar en todo lugar"? Diferentes traducciones de la Biblia reflejan matices en el significado: "Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren", afirma la NVI; "Deseo que en cada lugar de adoración los hombres oren", traduce la NTV.
El término original traducido como "en todo lugar" en 1 Timoteo 2:8 significa "en todo lugar o en toda región topográfica". Hay una gran posibilidad de que este versículo esté relacionado con la conversación de Jesús con la mujer en el pozo. En un momento dado, la mujer le pregunta a Jesús cuál es el lugar adecuado para adorar: "Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?" (Juan 4:20, NTV). Jesús responde: "Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén...Pero se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad...Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad" (Juan 4:21-24, NTV).
Un judío laico común y converso al cristianismo podría haber dudado en orar en las reuniones de la iglesia. Estos hombres estaban acostumbrados a que solo los sumos sacerdotes judíos del templo y los líderes de la sinagoga se pusieran de pie para orar en adoración. Pablo ahora instruía a estos creyentes varones de Éfeso a que se acercaran con valentía a Dios en oración (ver Hebreos 4:16) y se convirtieran en los líderes espirituales que Dios los había llamado a ser en la iglesia. Eran libres de orar en cualquier lugar donde se reuniera la iglesia, ya fuera en una casa, junto al río o en cualquier lugar donde los creyentes se reunieran para adorar (ver Romanos 16:3-5; 1 Corintios 16:19).
Jerusalén ya no era el único lugar apropiado para el culto. Jesús murió por todas las personas: judíos, gentiles y personas de todas las naciones, tribus y lenguas. Dios ha enviado a los seguidores de Cristo a todo el mundo, a todas las personas en todas partes (Marcos 16:15; 1 Corintios 1:2; 1 Tesalonicenses 1:8). "Así que, ¡gracias a Dios!, quien nos ha hecho sus cautivos y siempre nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume" (2 Corintios 2:14, NTV).
Los creyentes están llamados a adorar y orar en todas partes, en todas las regiones topográficas del mundo. Los hombres deben estar al frente de este movimiento de oración en cualquier lugar donde se reúna la iglesia (ver 1 Timoteo 2:12; 3:2, 5; 4:11-16; 5:17). Esto no significa que las mujeres no puedan orar en la iglesia, sin embargo, los hombres deben tomar la iniciativa y dar el ejemplo. Quizás Pablo dijo: "Quiero que los hombres oren en todas partes", simplemente porque los hombres en Éfeso se sentaban y dejaban que las mujeres se encargaran de la oración.
Otra posibilidad es que los hombres en Éfeso oraban, pero tenían actitudes incorrectas hacia los demás. Pablo les instruye que oren en todas partes, "levantando manos santas, sin ira ni discusiones". Levantar las manos con los brazos abiertos y extendidos hacia el cielo era una postura típica del Antiguo Testamento en la oración (Éxodo 9:29; 1 Reyes 8:22; Salmo 28:2). Esta postura representa una vida santa, pura y limpia ante el Señor (Salmo 18:20; 24:4; 66:18).
Pablo se dirige específicamente a los hombres y les dice que oren en todo lugar. Les enseña su responsabilidad espiritual como líderes en la iglesia y en los servicios de adoración (1 Timoteo 3:2; Hechos 6:2-6) y les muestra que, como líderes, deben ser hombres piadosos e íntegros (1 Timoteo 3:8; 4:7-8; 6:11-12).
Los eruditos bíblicos difieren ligeramente en cuanto al significado de la frase "Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren". Están de acuerdo en que Pablo dirige esta parte de su exhortación a los hombres cristianos. Pablo no utiliza la forma genérica de la palabra "hombres", que significa "la humanidad", sino un término que se refiere a los varones adultos. A continuación, añade una directriz específica para las mujeres en el culto (ver 1 Timoteo 2:9).
Por lo tanto, sabemos que Pablo se está dirigiendo a los creyentes varones. Pero, ¿qué quiere decir con instarlos a "orar en todo lugar"? Diferentes traducciones de la Biblia reflejan matices en el significado: "Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren", afirma la NVI; "Deseo que en cada lugar de adoración los hombres oren", traduce la NTV.
El término original traducido como "en todo lugar" en 1 Timoteo 2:8 significa "en todo lugar o en toda región topográfica". Hay una gran posibilidad de que este versículo esté relacionado con la conversación de Jesús con la mujer en el pozo. En un momento dado, la mujer le pregunta a Jesús cuál es el lugar adecuado para adorar: "Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?" (Juan 4:20, NTV). Jesús responde: "Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén...Pero se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad...Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad" (Juan 4:21-24, NTV).
Un judío laico común y converso al cristianismo podría haber dudado en orar en las reuniones de la iglesia. Estos hombres estaban acostumbrados a que solo los sumos sacerdotes judíos del templo y los líderes de la sinagoga se pusieran de pie para orar en adoración. Pablo ahora instruía a estos creyentes varones de Éfeso a que se acercaran con valentía a Dios en oración (ver Hebreos 4:16) y se convirtieran en los líderes espirituales que Dios los había llamado a ser en la iglesia. Eran libres de orar en cualquier lugar donde se reuniera la iglesia, ya fuera en una casa, junto al río o en cualquier lugar donde los creyentes se reunieran para adorar (ver Romanos 16:3-5; 1 Corintios 16:19).
Jerusalén ya no era el único lugar apropiado para el culto. Jesús murió por todas las personas: judíos, gentiles y personas de todas las naciones, tribus y lenguas. Dios ha enviado a los seguidores de Cristo a todo el mundo, a todas las personas en todas partes (Marcos 16:15; 1 Corintios 1:2; 1 Tesalonicenses 1:8). "Así que, ¡gracias a Dios!, quien nos ha hecho sus cautivos y siempre nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume" (2 Corintios 2:14, NTV).
Los creyentes están llamados a adorar y orar en todas partes, en todas las regiones topográficas del mundo. Los hombres deben estar al frente de este movimiento de oración en cualquier lugar donde se reúna la iglesia (ver 1 Timoteo 2:12; 3:2, 5; 4:11-16; 5:17). Esto no significa que las mujeres no puedan orar en la iglesia, sin embargo, los hombres deben tomar la iniciativa y dar el ejemplo. Quizás Pablo dijo: "Quiero que los hombres oren en todas partes", simplemente porque los hombres en Éfeso se sentaban y dejaban que las mujeres se encargaran de la oración.
Otra posibilidad es que los hombres en Éfeso oraban, pero tenían actitudes incorrectas hacia los demás. Pablo les instruye que oren en todas partes, "levantando manos santas, sin ira ni discusiones". Levantar las manos con los brazos abiertos y extendidos hacia el cielo era una postura típica del Antiguo Testamento en la oración (Éxodo 9:29; 1 Reyes 8:22; Salmo 28:2). Esta postura representa una vida santa, pura y limpia ante el Señor (Salmo 18:20; 24:4; 66:18).
Pablo se dirige específicamente a los hombres y les dice que oren en todo lugar. Les enseña su responsabilidad espiritual como líderes en la iglesia y en los servicios de adoración (1 Timoteo 3:2; Hechos 6:2-6) y les muestra que, como líderes, deben ser hombres piadosos e íntegros (1 Timoteo 3:8; 4:7-8; 6:11-12).