Pregunta
¿Cuál es el significado del monte Seir?
Respuesta
El monte Seir se menciona casi cuarenta veces en el Antiguo Testamento. En ocasiones se le llama simplemente "Seir", como en Deuteronomio 33:2: "El Señor vino del Sinaí esclareciéndoles desde Seir". En ese versículo, ni el monte Sinaí ni el monte Seir son mencionados con la palabra "monte", lo que sugiere que el término también se puede referir a una región montañosa. En efecto, el monte Seir parece designar la cadena de montañas que se extiende a lo largo del lado oriental del valle del Arabá, desde el mar Muerto hasta el golfo de Áqaba. La región recibió su nombre de Seir el horeo, uno de los antiguos jefes que dominaron el territorio (Génesis 36:20–21, 30).
El término "monte Seir" se suele usar como un marcador geográfico, pero su significado principal es que este territorio fue la herencia que Dios dio a Esaú: "Tal como Dios hizo con los hijos de Esaú, que habitan en Seir, cuando destruyó a los horeos delante de ellos; y ellos los desalojaron, y se establecieron en su lugar hasta hoy" (Deuteronomio 2:22). Por esta razón, Israel tenía prohibido conquistar esa región. Dios lo dejó claro: "No los provoquen, porque no les daré nada de su tierra, ni siquiera la huella de un pie, porque a Esaú he dado el monte Seir por posesión" (Deuteronomio 2:5). Josué reafirma este hecho: "A Isaac le di a Jacob y a Esaú, y a Esaú le di el monte Seir para que lo poseyera; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto" (Josué 24:4).
Más adelante, en tiempos del rey Ezequías, algunos hombres de la tribu de Simeón atacaron a los amalecitas que vivían en Seir y ocuparon sus tierras después de derrotarlos (1 Crónicas 4:41–43). También en los días del rey Josafat, el monte Seir fue escenario de un notable acto de liberación divina. Los amonitas y moabitas se aliaron para atacar Jerusalén, pero terminaron levantándose unos contra otros: "Porque los amonitas y los moabitas se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros" (2 Crónicas 20:23). Así, cuando los hombres de Judá llegaron al lugar del combate, solo hallaron cadáveres en el suelo. Tardaron tres días en recoger el abundante botín (2 Crónicas 20:24–25).
Tiempo después, Edom, cuyos habitantes descendían de Esaú, se convirtió en enemigo de Judá, y Dios permitió que fuera atacado (2 Crónicas 25). Más adelante, el profeta Ezequiel pronunció duras profecías contra Edom, refiriéndose nuevamente al monte Seir. La última mención se encuentra en Ezequiel 35:15: "Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel porque fue asolada, así te haré Yo a ti. Serás una desolación, monte Seir, y todo Edom, todo él. Entonces sabrán que Yo soy el Señor".
Hoy, la región del monte Seir se encuentra en la actual Jordania, conocida en árabe como Jibāl ash-Sharāh. En la Biblia, este monte representa la heredad de Esaú y, más ampliamente, simboliza la oposición a Israel y la justicia divina de Dios sobre los enemigos de Su pueblo.
El término "monte Seir" se suele usar como un marcador geográfico, pero su significado principal es que este territorio fue la herencia que Dios dio a Esaú: "Tal como Dios hizo con los hijos de Esaú, que habitan en Seir, cuando destruyó a los horeos delante de ellos; y ellos los desalojaron, y se establecieron en su lugar hasta hoy" (Deuteronomio 2:22). Por esta razón, Israel tenía prohibido conquistar esa región. Dios lo dejó claro: "No los provoquen, porque no les daré nada de su tierra, ni siquiera la huella de un pie, porque a Esaú he dado el monte Seir por posesión" (Deuteronomio 2:5). Josué reafirma este hecho: "A Isaac le di a Jacob y a Esaú, y a Esaú le di el monte Seir para que lo poseyera; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto" (Josué 24:4).
Más adelante, en tiempos del rey Ezequías, algunos hombres de la tribu de Simeón atacaron a los amalecitas que vivían en Seir y ocuparon sus tierras después de derrotarlos (1 Crónicas 4:41–43). También en los días del rey Josafat, el monte Seir fue escenario de un notable acto de liberación divina. Los amonitas y moabitas se aliaron para atacar Jerusalén, pero terminaron levantándose unos contra otros: "Porque los amonitas y los moabitas se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros" (2 Crónicas 20:23). Así, cuando los hombres de Judá llegaron al lugar del combate, solo hallaron cadáveres en el suelo. Tardaron tres días en recoger el abundante botín (2 Crónicas 20:24–25).
Tiempo después, Edom, cuyos habitantes descendían de Esaú, se convirtió en enemigo de Judá, y Dios permitió que fuera atacado (2 Crónicas 25). Más adelante, el profeta Ezequiel pronunció duras profecías contra Edom, refiriéndose nuevamente al monte Seir. La última mención se encuentra en Ezequiel 35:15: "Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel porque fue asolada, así te haré Yo a ti. Serás una desolación, monte Seir, y todo Edom, todo él. Entonces sabrán que Yo soy el Señor".
Hoy, la región del monte Seir se encuentra en la actual Jordania, conocida en árabe como Jibāl ash-Sharāh. En la Biblia, este monte representa la heredad de Esaú y, más ampliamente, simboliza la oposición a Israel y la justicia divina de Dios sobre los enemigos de Su pueblo.