Pregunta
¿Qué quiere decir Dios cuando dice "Mis caminos son más altos que sus caminos" en Isaías 55:9?
Respuesta
Isaías 55:8-9 dice: "Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son Mis caminos...Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos que sus caminos, y Mis pensamientos más que sus pensamientos". Los pensamientos infinitos de Dios son mucho mayores que nuestra limitada capacidad para comprenderlos. El salmista exclamó: "¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!". (Salmo 139:17). Los pensamientos de Dios y Sus caminos no siempre tienen sentido para nosotros, pero podemos descansar en el conocimiento de que Él siempre es bueno y, por lo tanto, todo lo que hace es bueno (Salmo 13:6; 100:5).
El corazón humano está lleno de preguntas para Dios: "¿Por qué?", "¿Cuándo?", "¿Cómo?". A menudo luchamos con la fe debido a esas preguntas. ¿Cómo podemos confiar plenamente en un Dios que no entendemos? ¿Cómo podemos tener fe cuando los caminos de Dios parecen incluso crueles a veces? Cuando intentamos comprender los caminos de Dios, podemos frustrarnos. Sus caminos son más altos que los nuestros, y Sus acciones a menudo no tienen sentido para nuestras mentes terrenales. Cuestionamos los caminos de Dios cuando mueren jóvenes, cuando las tragedias golpean a personas justas, cuando prosperan los malvados (ver Salmo 73). Así que golpeamos la puerta del cielo con nuestra demanda de respuestas, y no obtenemos más respuesta que esta: "Mis caminos son más altos que sus caminos".
La clave para encontrar la paz con los caminos que no entendemos está en el Salmo 131: "Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí; sino que he calmado y acallado mi alma; como un niño destetado en el regazo de su madre, como un niño destetado está mi alma dentro de mí" (versículos 1-2). Un niño recién destetado no entiende todo lo que hace su madre. Ella puede corregirlo, llevarlo al médico para que le pongan vacunas y decirle "no" cuando quiere algo con muchas ganas. Pero él confía en ella y la ama porque sabe que ella lo ama. Descansa en su madre con total humildad y confianza en su gran sabiduría y provisión. Eso es lo que debemos hacer con Dios cuando Sus caminos están más allá de nuestra comprensión.
Si intentamos comprender los caminos de Dios desde la tierra mirando hacia arriba, no encontraremos muchas respuestas. En cambio, Dios nos dejó una pista en la palabra "más altos". Sus caminos no son simplemente diferentes a los nuestros, son más altos. Mejores. Superiores. Existen a una escala mayor. Él partió el Mar Rojo porque encajaba en Su plan para Israel (Éxodo 14:21; Salmo 66:6). Hizo que el sol se detuviera para que el ejército de Josué pudiera derrotar a sus enemigos (Josué 10:12-13). Envió a un ángel para sacar a Pedro de la cárcel (Hechos 12:6-10), pero permitió que Jacobo fuera ejecutado (Hechos 12:2). Dios ha permitido que algunos de Sus siervos fieles sufran destinos terribles, aunque podría haberlos liberado si hubiera querido (Hebreos 11:32-40). Cuando intentamos dar sentido a estos acontecimientos con nuestra mente natural, no llegamos a ninguna parte. En cambio, Dios nos invita a subir más y aprender a ver la vida desde su perspectiva.
Desde la tierra, mirando hacia arriba, solo vemos confusión. Pero desde el cielo, mirando hacia abajo, vemos un plan que se desarrolla. En Isaías 46:9-11, el Señor expone Su plan soberano para utilizar al rey persa Ciro: Yo soy Dios, y no hay otro; Yo soy Dios, y no hay ninguno como Yo, que declaro el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré. Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de Mi propósito. En verdad he hablado, y ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré". Puede que no sepamos por qué Dios necesita un "ave del oriente" o por qué quiere utilizar a un hombre como Ciro. Puede que el hombre "de una tierra lejana" no entienda por qué está cruzando el mundo. Pero los que confían en el Señor pueden descansar con la certeza de que Dios está obrando. La Biblia deja poco espacio para la idea de la coincidencia (Proverbios 16:33; Salmo 37:23). En los "caminos más altos" de Dios, todo sucede por una razón y se entreteje en el buen plan de Dios para aquellos que le aman (Romanos 8:28).
Los caminos de Dios son más altos que los nuestros, porque siempre forman parte de un plan mayor. Nosotros solo vemos una pequeña pieza del rompecabezas; Dios ve la obra terminada. Nosotros vemos una parte del reverso desordenado del tapiz; Dios es el tejedor en el telar. Cuando nuestro deseo es vivir en armonía con Su plan, podemos tener la confianza de que, incluso cuando suceden cosas malas, Dios sigue teniendo el control. A menudo toma lo que Satanás pretendía para el mal y lo convierte en bien para la salvación de muchos (ver Génesis 50:20). Las prioridades de Dios son el engrandecimiento de Su gloria y la expansión de Su reino (Salmo 97:6; Lucas 8:1). Cuando la gloria de Dios y el reino de Dios son también nuestras prioridades, aprendemos a regocijarnos de que Sus caminos son más altos que nuestros caminos (1 Corintios 10:31).
El corazón humano está lleno de preguntas para Dios: "¿Por qué?", "¿Cuándo?", "¿Cómo?". A menudo luchamos con la fe debido a esas preguntas. ¿Cómo podemos confiar plenamente en un Dios que no entendemos? ¿Cómo podemos tener fe cuando los caminos de Dios parecen incluso crueles a veces? Cuando intentamos comprender los caminos de Dios, podemos frustrarnos. Sus caminos son más altos que los nuestros, y Sus acciones a menudo no tienen sentido para nuestras mentes terrenales. Cuestionamos los caminos de Dios cuando mueren jóvenes, cuando las tragedias golpean a personas justas, cuando prosperan los malvados (ver Salmo 73). Así que golpeamos la puerta del cielo con nuestra demanda de respuestas, y no obtenemos más respuesta que esta: "Mis caminos son más altos que sus caminos".
La clave para encontrar la paz con los caminos que no entendemos está en el Salmo 131: "Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí; sino que he calmado y acallado mi alma; como un niño destetado en el regazo de su madre, como un niño destetado está mi alma dentro de mí" (versículos 1-2). Un niño recién destetado no entiende todo lo que hace su madre. Ella puede corregirlo, llevarlo al médico para que le pongan vacunas y decirle "no" cuando quiere algo con muchas ganas. Pero él confía en ella y la ama porque sabe que ella lo ama. Descansa en su madre con total humildad y confianza en su gran sabiduría y provisión. Eso es lo que debemos hacer con Dios cuando Sus caminos están más allá de nuestra comprensión.
Si intentamos comprender los caminos de Dios desde la tierra mirando hacia arriba, no encontraremos muchas respuestas. En cambio, Dios nos dejó una pista en la palabra "más altos". Sus caminos no son simplemente diferentes a los nuestros, son más altos. Mejores. Superiores. Existen a una escala mayor. Él partió el Mar Rojo porque encajaba en Su plan para Israel (Éxodo 14:21; Salmo 66:6). Hizo que el sol se detuviera para que el ejército de Josué pudiera derrotar a sus enemigos (Josué 10:12-13). Envió a un ángel para sacar a Pedro de la cárcel (Hechos 12:6-10), pero permitió que Jacobo fuera ejecutado (Hechos 12:2). Dios ha permitido que algunos de Sus siervos fieles sufran destinos terribles, aunque podría haberlos liberado si hubiera querido (Hebreos 11:32-40). Cuando intentamos dar sentido a estos acontecimientos con nuestra mente natural, no llegamos a ninguna parte. En cambio, Dios nos invita a subir más y aprender a ver la vida desde su perspectiva.
Desde la tierra, mirando hacia arriba, solo vemos confusión. Pero desde el cielo, mirando hacia abajo, vemos un plan que se desarrolla. En Isaías 46:9-11, el Señor expone Su plan soberano para utilizar al rey persa Ciro: Yo soy Dios, y no hay otro; Yo soy Dios, y no hay ninguno como Yo, que declaro el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré. Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de Mi propósito. En verdad he hablado, y ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré". Puede que no sepamos por qué Dios necesita un "ave del oriente" o por qué quiere utilizar a un hombre como Ciro. Puede que el hombre "de una tierra lejana" no entienda por qué está cruzando el mundo. Pero los que confían en el Señor pueden descansar con la certeza de que Dios está obrando. La Biblia deja poco espacio para la idea de la coincidencia (Proverbios 16:33; Salmo 37:23). En los "caminos más altos" de Dios, todo sucede por una razón y se entreteje en el buen plan de Dios para aquellos que le aman (Romanos 8:28).
Los caminos de Dios son más altos que los nuestros, porque siempre forman parte de un plan mayor. Nosotros solo vemos una pequeña pieza del rompecabezas; Dios ve la obra terminada. Nosotros vemos una parte del reverso desordenado del tapiz; Dios es el tejedor en el telar. Cuando nuestro deseo es vivir en armonía con Su plan, podemos tener la confianza de que, incluso cuando suceden cosas malas, Dios sigue teniendo el control. A menudo toma lo que Satanás pretendía para el mal y lo convierte en bien para la salvación de muchos (ver Génesis 50:20). Las prioridades de Dios son el engrandecimiento de Su gloria y la expansión de Su reino (Salmo 97:6; Lucas 8:1). Cuando la gloria de Dios y el reino de Dios son también nuestras prioridades, aprendemos a regocijarnos de que Sus caminos son más altos que nuestros caminos (1 Corintios 10:31).