Pregunta
¿Existe respaldo bíblico para los ministerios paraeclesiásticos?
Respuesta
El concepto de ministerio paraeclesiástico era desconocido para la iglesia del primer siglo, por lo tanto, no se menciona en las Escrituras. Un ministerio cristiano paraeclesiástico se define como "una organización basada en la fe cristiana que lleva a cabo su misión normalmente de manera independiente de la supervisión de una iglesia local". El prefijo para- proviene del griego y significa "al lado de" o "junto a". Por lo tanto, un ministerio paraeclesiástico es aquel que busca trabajar junto a la iglesia local, proveyendo en muchos casos lo que la iglesia no está en condiciones de ofrecer por sí sola.
La mayoría de los ministerios paraeclesiásticos se enfocan en un área específica de necesidad dentro de la iglesia local o de la iglesia en general, como la familia, el ámbito militar, la publicación de recursos, la educación, el apoyo misionero, el alcance en prisiones, la atención médica, las comunicaciones y el transporte. Estas organizaciones pueden ser pequeñas y locales, o amplias y de alcance global. Algunas funcionan con un pequeño grupo de voluntarios, mientras que otras cuentan con cientos de empleados remunerados. Algunas operan con presupuestos limitados y dependen de donaciones voluntarias; otras tienen departamentos enteros dedicados principalmente a la recaudación de fondos y la publicidad.
Como sucede con muchas cosas, los ministerios paraeclesiásticos tienen ventajas y desventajas. Entre las ventajas, estos ministerios pueden llevar a cabo tareas que la iglesia local, simplemente, no puede realizar. Teniendo en cuenta que el tamaño promedio de una iglesia local es de 100 miembros o menos, es evidente que ninguna iglesia por sí sola puede abarcar todo lo que los ministerios paraeclesiásticos, en conjunto, logran hacer. Por ejemplo, las editoriales cristianas permiten el acceso a las obras de grandes escritores y predicadores del pasado—como Edwards, Spurgeon y Bunyan—de una manera única, poniendo a disposición de los creyentes de todo el mundo la gran riqueza de sabiduría de estos hombres de fe. Ninguna iglesia local, por grande que sea, podría igualar lo que hace una editorial cristiana en ese aspecto. Antes de la llegada de Internet, la única forma de acceder a estos autores era justamente a través de las editoriales cristianas. Además, los ministerios paraeclesiásticos que difunden el evangelio a través de la radio e internet pueden alcanzar zonas donde los misioneros enviados por iglesias no pueden ingresar, incluyendo países comunistas o islámicos cerrados al evangelio.
En cuanto a las desventajas, volvemos a lo señalado en la definición: los ministerios paraeclesiásticos suelen operar sin estar bajo la supervisión de una iglesia. Estas organizaciones no tienen la misma estructura que una iglesia local, la cual es "columna y sostén de la verdad" (1 Timoteo 3:15, NBLA). La iglesia local es el plan de Dios para edificar a los santos y capacitarlos para la obra del ministerio, y Dios ha dotado a los creyentes para cumplir con ese propósito (Efesios 4:11-12). También ha establecido una estructura para la iglesia que incluye liderazgo piadoso que supervise a los miembros, los alimente con la verdad espiritual, los edifique en la fe y los proteja de falsos maestros y doctrinas erróneas. En cambio, los ministerios paraeclesiásticos no cuentan con esa estructura. De hecho, en algunos ministerios grandes, trabajan personas de diferentes ramas del cristianismo y de distintas denominaciones, lo que a veces lleva a suavizar el mensaje para que sea aceptable para todos los líderes del ministerio. Aunque la mayoría de estos ministerios tiene algún tipo de junta directiva que establece y supervisa el rumbo del ministerio, muchas veces siguen modelos empresariales en lugar del modelo bíblico de liderazgo y rendición de cuentas dentro de la iglesia.
Entonces, aunque la Biblia no se refiere directamente a los ministerios paraeclesiásticos, estos existen. Por tanto, los principios bíblicos pueden y se deben aplicar en todas las áreas del ministerio, y muy especialmente en lo relacionado con la responsabilidad financiera y la fidelidad doctrinal.
La mayoría de los ministerios paraeclesiásticos se enfocan en un área específica de necesidad dentro de la iglesia local o de la iglesia en general, como la familia, el ámbito militar, la publicación de recursos, la educación, el apoyo misionero, el alcance en prisiones, la atención médica, las comunicaciones y el transporte. Estas organizaciones pueden ser pequeñas y locales, o amplias y de alcance global. Algunas funcionan con un pequeño grupo de voluntarios, mientras que otras cuentan con cientos de empleados remunerados. Algunas operan con presupuestos limitados y dependen de donaciones voluntarias; otras tienen departamentos enteros dedicados principalmente a la recaudación de fondos y la publicidad.
Como sucede con muchas cosas, los ministerios paraeclesiásticos tienen ventajas y desventajas. Entre las ventajas, estos ministerios pueden llevar a cabo tareas que la iglesia local, simplemente, no puede realizar. Teniendo en cuenta que el tamaño promedio de una iglesia local es de 100 miembros o menos, es evidente que ninguna iglesia por sí sola puede abarcar todo lo que los ministerios paraeclesiásticos, en conjunto, logran hacer. Por ejemplo, las editoriales cristianas permiten el acceso a las obras de grandes escritores y predicadores del pasado—como Edwards, Spurgeon y Bunyan—de una manera única, poniendo a disposición de los creyentes de todo el mundo la gran riqueza de sabiduría de estos hombres de fe. Ninguna iglesia local, por grande que sea, podría igualar lo que hace una editorial cristiana en ese aspecto. Antes de la llegada de Internet, la única forma de acceder a estos autores era justamente a través de las editoriales cristianas. Además, los ministerios paraeclesiásticos que difunden el evangelio a través de la radio e internet pueden alcanzar zonas donde los misioneros enviados por iglesias no pueden ingresar, incluyendo países comunistas o islámicos cerrados al evangelio.
En cuanto a las desventajas, volvemos a lo señalado en la definición: los ministerios paraeclesiásticos suelen operar sin estar bajo la supervisión de una iglesia. Estas organizaciones no tienen la misma estructura que una iglesia local, la cual es "columna y sostén de la verdad" (1 Timoteo 3:15, NBLA). La iglesia local es el plan de Dios para edificar a los santos y capacitarlos para la obra del ministerio, y Dios ha dotado a los creyentes para cumplir con ese propósito (Efesios 4:11-12). También ha establecido una estructura para la iglesia que incluye liderazgo piadoso que supervise a los miembros, los alimente con la verdad espiritual, los edifique en la fe y los proteja de falsos maestros y doctrinas erróneas. En cambio, los ministerios paraeclesiásticos no cuentan con esa estructura. De hecho, en algunos ministerios grandes, trabajan personas de diferentes ramas del cristianismo y de distintas denominaciones, lo que a veces lleva a suavizar el mensaje para que sea aceptable para todos los líderes del ministerio. Aunque la mayoría de estos ministerios tiene algún tipo de junta directiva que establece y supervisa el rumbo del ministerio, muchas veces siguen modelos empresariales en lugar del modelo bíblico de liderazgo y rendición de cuentas dentro de la iglesia.
Entonces, aunque la Biblia no se refiere directamente a los ministerios paraeclesiásticos, estos existen. Por tanto, los principios bíblicos pueden y se deben aplicar en todas las áreas del ministerio, y muy especialmente en lo relacionado con la responsabilidad financiera y la fidelidad doctrinal.