Pregunta

¿Qué es el memorialismo?

Respuesta
El memorialismo (del inglés memorialism), también llamado teoría conmemorativa, es una postura sobre la Cena del Señor que entiende la comunión como un recordatorio de lo que Cristo hizo en la cruz. Para el memorialista, los elementos de la Cena del Señor son simbólicos: el pan representa el cuerpo de Jesús y la copa representa Su sangre. En el memorialismo, los elementos de la comunión en sí no tienen conexión literal ni mística con el cuerpo de Jesús.

El memorialismo fue articulado formalmente por el reformador suizo Ulrico Zuinglio, y su enseñanza se oponía a la visión católica y a la de Martín Lutero. Los católicos enseñaban la transubstanciación, la idea de que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre reales de Cristo al ser consagrados por el sacerdote. Lutero enseñaba la consubstanciación, la visión de que Cristo está espiritualmente presente al tomar la comunión: Él está "con, en y bajo" el pan y el vino. Los elementos siguen siendo pan y vino, pero Cristo está realmente presente en ellos, coexistiendo con los elementos. Para Zuinglio y los memorialistas, la Cena del Señor es un memorial del cuerpo y la sangre de Cristo (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24–25), y no hay una consumición real de Su cuerpo físico y Su sangre. Cristo no puede estar físicamente presente en la comunión, ya que está en el cielo, a la diestra del Padre (Hebreos 8:1; 10:12).

En el centro del debate entre las distintas posturas sobre la Cena del Señor están las palabras de Jesús en la Última Cena (Mateo 26:26–28). En ese pasaje, Jesús llama al pan "mi cuerpo" (v. 26) y a la copa "mi sangre del pacto" (v. 28). Los memorialistas ven las palabras de Jesús como metafóricas y entienden que Él estaba enseñando a Sus discípulos a recordar Su sacrificio en la cruz.

Importante para la visión memorialista es 1 Corintios 11. Dos veces en ese capítulo, Jesús dice que se participe de la comunión "en memoria de Mí" (v. 24–25). Pablo luego dice que "todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga" (v. 26, NBLA). Así, la comunión es una proclamación del evangelio, una "demostración" o una "declaración" de lo que nuestro Señor hizo por nosotros.

En una ocasión, Jesús dijo a las multitudes que Él es el "pan vivo" y que, para tener vida eterna, deben "comer la carne del Hijo del Hombre y beber su sangre" (Juan 6:51, 53). Muchos de los judíos presentes malentendieron y preguntaron: "¿Cómo puede Este darnos a comer Su carne?" (v. 52, NBLA). Jesús no estaba afirmando que una persona deba comer literalmente Su carne y beber Su sangre para ser salvo. Como Él mismo lo aclara más adelante, Sus palabras son espíritu (Juan 6:63); es decir, hablaba espiritualmente. Una persona no obtiene la vida eterna por participar de la Cena del Señor; más bien, la vida eterna viene por confiar en la muerte y resurrección de Jesús (Romanos 10:9–10; 1 Corintios 15:2–4). Participar de la Cena del Señor es un memorial en el sentido de que recuerda a los cristianos la muerte sustitutiva de Jesús en la cruz por los pecados del mundo.

A lo largo de los siglos, grandes y notables hombres han tenido memoriales erigidos en su honor: una estatua, un obelisco, una pirámide, un arco. Pero Jesús, el hombre más grande e importante de la historia, no deseó nada de eso. En la grandeza de Su humildad, Jesús especificó cuál debía ser Su memorial: una comida sencilla compartida con amigos. El mundo no necesita otra estatua, pero sí necesita recordar lo que significó el sacrificio de Jesús. El mundo necesita el evangelio, bellamente representado en el pan y la copa de la comunión. Los memorialistas sostienen con razón que el pan y el vino (o el jugo) de la Cena del Señor son símbolos importantes del cuerpo quebrantado de Jesús y de Su sangre derramada para expiar el pecado de la humanidad.