Pregunta

¿Qué significa que la lengua de los sabios sana (Proverbios 12:18)?

Respuesta
Las personas dedican mucho tiempo, energía y dinero a buscar formas de promover la salud y el bienestar. Una técnica que pueden pasar por alto se encuentra en la Biblia: "Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana" (Proverbios 12:18, NBLA).

La lengua no solo puede promover la salud y la sanidad, sino que Proverbios 18:21 nos dice: "Muerte y vida están en poder de la lengua". En estos proverbios y en muchos otros pasajes de las Escrituras, la palabra lengua es una metonimia que se refiere a nuestras palabras habladas. La mayoría de las traducciones modernas de la Biblia traducen Proverbios 12:18 en un lenguaje menos figurativo: "Algunas personas hacen comentarios hirientes, pero las palabras del sabio traen alivio" (NTV).

Proverbios 12:18 se lee como una observación: "Hay quien habla precipitadamente, como una espada afilada; pero la lengua de los sabios trae sanidad" (CSB - solo disponible en inglés). En otras palabras, algunas personas se expresan con un lenguaje irreflexivo e insensible, causando una herida espiritual o emocional como un cuchillo que atraviesa al oyente. En antítesis directa, las personas sabias eligen palabras que traen sanidad a los demás. Una forma concisa de este proverbio podría decir: "Las palabras precipitadas hieren; las palabras sabias sanan".

Hay veneno mortal en las palabras dichas sin pensar, y hay poder sanador en las que se escogen con prudencia. Las palabras correctas son como una buena medicina que puede sanar a una persona: "La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella quebranta el espíritu" (Proverbios 15:4). Para usar la metáfora de Proverbios 12:18, algunas personas usan sus palabras como espadas para herir, ofender, promover la corrupción y dañar la reputación. Esas son las palabras de los imprudentes. En contraste está la lengua del sabio, cuyas palabras sanas traen sentido común, discernimiento, consuelo, sensatez y beneficio a los demás. Incluso cuando reprende, la lengua del sabio es sanidad.

A pesar de ser un instrumento pequeño, la lengua tiene un enorme poder para producir tanto el bien como el mal. Santiago describe el daño que podemos causarnos a nosotros mismos y a los demás con nuestras palabras: "De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos. Así también una sola chispa puede incendiar todo un bosque. De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende. El ser humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y peces, pero nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal. A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen" (Santiago 3:5-9, NTV).

Cuando Santiago dice: "Nadie puede domar la lengua", no está insinuando que no hay esperanza para nosotros y que los cristianos deben renunciar a controlar su habla. Al contrario, Santiago está enseñando la necesidad de la ayuda divina. Nadie tiene en sí mismo, sin la gracia de Dios, la capacidad de dominar su lengua y mantenerla a raya. Incluso cuando cree que tiene su lengua bajo control, a menudo se le escapa una palabra imprudente o hiriente. La lengua es verdaderamente rebelde. Aunque es difícil, dominar la lengua es imprescindible: "Si afirmas ser religioso pero no controlas tu lengua, te engañas a ti mismo y tu religión no vale nada" (Santiago 1:26, NTV).

Los creyentes en Jesucristo están llamados a ser sabios; después de todo, es la lengua del sabio la que promueve la salud, y debemos esforzarnos por hablar vida y sanidad en lugar de maldiciones y muerte: "Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido. Podemos hacer que un caballo vaya adonde queramos si le ponemos un pequeño freno en la boca. También un pequeño timón hace que un enorme barco gire adonde desee el capitán, por fuertes que sean los vientos" (Santiago 3:2-4, NTV).

Para tener la lengua del sabio que promueve la salud, los creyentes deben depender del poder del Espíritu Santo de Dios. Con la ayuda de Dios, es posible obtener la victoria sobre el terrible mal que pueden producir las palabras descuidadas o maliciosas. Aunque la victoria perfecta sobre el pecado es imposible en esta vida, el triunfo significativo no solo es posible, sino esencial (Romanos 6; 8:2-3; Hebreos 7:25; 1 Pedro 2:24; Tito 2:14).

Proverbios 10:11 dice: "Fuente de vida es la boca del justo". Las palabras sanas y piadosas que fluyen de nuestra boca tienen el poder de estimular procesos mentales, físicos y espirituales que pueden restaurar a alguien a un estado saludable y sano. La lengua del sabio promueve la salud cuando el pueblo de Dios habla palabras que dan vida, edifican, compasivas, beneficiosas y apropiadas.

Si somos sabios, buscaremos la ayuda del Señor para controlar nuestra lengua. Dejaremos que nuestro hablar sea siempre amable (Colosenses 4:6) y usaremos nuestras palabras para promover la salud, la sanidad y la vida. Como enseñó Pablo: "No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan" (Efesios 4:29, NBLA).