Pregunta
¿Qué significa que el ladrón solo viene a robar, matar y destruir en Juan 10:10?
Respuesta
Juan 10:10 (NBLA) registra las palabras de Jesús: "El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". Este versículo establece un contraste entre "el ladrón", el destructor, y Jesús, el dador de vida.
Al examinar el versículo en su contexto, vemos que Jesús se presenta a sí mismo como el Buen Pastor. Básicamente, les está diciendo a los fariseos que Él es el Mesías, el mismo Señor al que David llamó "mi pastor" en Salmos 23:1.
Justo antes de hablar sobre los pastores y las ovejas, Jesús había sanado a un hombre ciego de nacimiento (Juan 9). El hombre fue llevado ante los fariseos, quienes investigaron la sanidad, pero se negaron a reconocer a Jesús como el sanador; de hecho, se burlaron del hombre sanado por confiar en Jesús. Cuando Jesús se enteró de lo sucedido, fue a buscar al ciego, se le reveló como el Hijo del Hombre y aceptó la adoración que le profesaba. Entonces Jesús dijo: "Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los que ven se vuelvan ciegos" (Juan 9:39, NBLA). Algunos fariseos oyeron esto y, ofendidos, preguntaron: "¿Acaso nosotros también somos ciegos?" (Juan 9:40, NBLA). Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, porque dicen: "Vemos", su pecado permanece. En verdad les digo, que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador . Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas" (Juan 9:41-10:2, NBLA).
Jesús siguió hablando del portero y de cómo el pastor llama a sus ovejas. Las ovejas solo siguen al pastor que conocen (Juan 10:3-5). Luego interpretó sus palabras: "En verdad les digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de Mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:7-10, NBLA). Con estas palabras, Jesús declara que Él es el único camino a la salvación y a la plenitud de la vida. Pero, ¿quién es el ladrón? ¿Y qué significa que el ladrón solo viene para robar, matar y destruir?
La palabra griega para "ladrón" que se utiliza en Juan 10:10 significa "el que roba" (ver Mateo 6:19-20); en sentido figurado, la misma palabra se utiliza para referirse a los falsos maestros. Cualquiera que afirmara que había otro camino de salvación que no fuera Jesús estaba "robando" la verdad al pueblo. Al igual que un ladrón trepa por el muro del redil, pasando por alto la puerta, los falsos maestros intentan pasar por alto a Jesús. Aquellos que, como los fariseos, imponen requisitos humanos para la salvación son falsos maestros que "roban" a las personas la capacidad de ver el verdadero medio de salvación. El resultado de tal robo es la muerte y la destrucción, ya que Jesús dijo que el plan del ladrón es "matar y destruir". Cabe señalar que la Ley y los Profetas, aunque vinieron antes que Jesús, no son ladrones ni salteadores. La Ley y los Profetas no ofrecían otro camino de salvación, sino que señalaban el único camino de salvación (Juan 5:39).
Los falsos maestros son ladrones que pueden afirmar que ofrecen la salvación, pero sus intenciones no son buenas. Jesús había dicho anteriormente a algunos incrédulos: "Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. Él fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira" (Juan 8:44, NBLA). En última instancia, estos falsos maestros/ladrones están llevando a cabo los designios de Satanás. En lugar de traer vida, traen muerte. En lugar de dar, roban. En lugar de edificar, destruyen.
Tratar con ladrones espirituales es un asunto serio. Dos veces, Pablo dijo a los gálatas: "si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema" (Gálatas 1:8-9, NBLA). Solo hay un evangelio, y es el mensaje de la muerte y resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-5). Cualquier otro supuesto evangelio debe ser rechazado.
Hoy en día no estamos libres de falsos maestros. Pedro escribió: "habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida" (2 Pedro 2:1-3, NBLA).
Alabado sea el Señor, las ovejas de Dios están protegidas del ladrón por su Pastor. Jesús dijo: "Yo soy el buen pastor ; el buen pastor da Su vida por las ovejas" (Juan 10:11, NBLA). Las ovejas "lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños" (Juan 10:4-5, NBLA). Es conociendo la verdad, conociendo la voz de Dios, como nos defendemos de los engaños de aquellos que buscan robar, matar y destruir. La vida está en Jesús y solo en Él.
Al examinar el versículo en su contexto, vemos que Jesús se presenta a sí mismo como el Buen Pastor. Básicamente, les está diciendo a los fariseos que Él es el Mesías, el mismo Señor al que David llamó "mi pastor" en Salmos 23:1.
Justo antes de hablar sobre los pastores y las ovejas, Jesús había sanado a un hombre ciego de nacimiento (Juan 9). El hombre fue llevado ante los fariseos, quienes investigaron la sanidad, pero se negaron a reconocer a Jesús como el sanador; de hecho, se burlaron del hombre sanado por confiar en Jesús. Cuando Jesús se enteró de lo sucedido, fue a buscar al ciego, se le reveló como el Hijo del Hombre y aceptó la adoración que le profesaba. Entonces Jesús dijo: "Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los que ven se vuelvan ciegos" (Juan 9:39, NBLA). Algunos fariseos oyeron esto y, ofendidos, preguntaron: "¿Acaso nosotros también somos ciegos?" (Juan 9:40, NBLA). Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, porque dicen: "Vemos", su pecado permanece. En verdad les digo, que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador . Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas" (Juan 9:41-10:2, NBLA).
Jesús siguió hablando del portero y de cómo el pastor llama a sus ovejas. Las ovejas solo siguen al pastor que conocen (Juan 10:3-5). Luego interpretó sus palabras: "En verdad les digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de Mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:7-10, NBLA). Con estas palabras, Jesús declara que Él es el único camino a la salvación y a la plenitud de la vida. Pero, ¿quién es el ladrón? ¿Y qué significa que el ladrón solo viene para robar, matar y destruir?
La palabra griega para "ladrón" que se utiliza en Juan 10:10 significa "el que roba" (ver Mateo 6:19-20); en sentido figurado, la misma palabra se utiliza para referirse a los falsos maestros. Cualquiera que afirmara que había otro camino de salvación que no fuera Jesús estaba "robando" la verdad al pueblo. Al igual que un ladrón trepa por el muro del redil, pasando por alto la puerta, los falsos maestros intentan pasar por alto a Jesús. Aquellos que, como los fariseos, imponen requisitos humanos para la salvación son falsos maestros que "roban" a las personas la capacidad de ver el verdadero medio de salvación. El resultado de tal robo es la muerte y la destrucción, ya que Jesús dijo que el plan del ladrón es "matar y destruir". Cabe señalar que la Ley y los Profetas, aunque vinieron antes que Jesús, no son ladrones ni salteadores. La Ley y los Profetas no ofrecían otro camino de salvación, sino que señalaban el único camino de salvación (Juan 5:39).
Los falsos maestros son ladrones que pueden afirmar que ofrecen la salvación, pero sus intenciones no son buenas. Jesús había dicho anteriormente a algunos incrédulos: "Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. Él fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira" (Juan 8:44, NBLA). En última instancia, estos falsos maestros/ladrones están llevando a cabo los designios de Satanás. En lugar de traer vida, traen muerte. En lugar de dar, roban. En lugar de edificar, destruyen.
Tratar con ladrones espirituales es un asunto serio. Dos veces, Pablo dijo a los gálatas: "si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema" (Gálatas 1:8-9, NBLA). Solo hay un evangelio, y es el mensaje de la muerte y resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-5). Cualquier otro supuesto evangelio debe ser rechazado.
Hoy en día no estamos libres de falsos maestros. Pedro escribió: "habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida" (2 Pedro 2:1-3, NBLA).
Alabado sea el Señor, las ovejas de Dios están protegidas del ladrón por su Pastor. Jesús dijo: "Yo soy el buen pastor ; el buen pastor da Su vida por las ovejas" (Juan 10:11, NBLA). Las ovejas "lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños" (Juan 10:4-5, NBLA). Es conociendo la verdad, conociendo la voz de Dios, como nos defendemos de los engaños de aquellos que buscan robar, matar y destruir. La vida está en Jesús y solo en Él.