Pregunta

¿Por qué los gobiernos permiten que las iglesias estén exentas de impuestos?

Respuesta
Aunque en Estados Unidos las iglesias gozan de exención fiscal, no todos los gobiernos del mundo otorgan este beneficio. Eximir a las iglesias de pagar impuestos ha sido parte de la tradición estadounidense desde la fundación del país, aunque la exención oficial para las organizaciones religiosas no se convirtió en ley sino hasta 1894.

Las razones originales para conceder a las iglesias esta exención no han cambiado mucho con el tiempo, aunque la manera de aplicarla sí se ha vuelto más compleja. Aquí hay una lista breve, aunque no exhaustiva, de las razones por las que las iglesias han disfrutado de este beneficio fiscal:

1. Las iglesias históricamente han ayudado a aliviar las cargas sociales, reduciendo así la necesidad de intervención estatal. La mayoría de los hospitales todavía conservan nombres vinculados a iglesias, aunque estas ya no estén involucradas directamente: Centro Médico Bautista, Hospital San Lucas, etc. Incluso muchos hospitales con nombres "seculares" fueron fundados originalmente por organizaciones religiosas. Durante gran parte de la historia moderna, las iglesias fueron las únicas instituciones que ofrecían educación pública. También han estado a la vanguardia de programas para alimentar a los pobres, vestir y dar refugio a personas sin hogar, cuidar huérfanos, etc. Como su labor ha aliviado la obligación implícita del Estado de atender estas necesidades, los gobiernos han recompensado a las iglesias con la exención de impuestos, incentivando así su servicio continuo a la comunidad.

2. El pueblo estadounidense considera la libertad de creencia y práctica religiosa como un derecho fundamental otorgado por Dios, y esa libertad está protegida por la Constitución. Si las iglesias no estuvieran exentas de impuestos, muchas no podrían seguir funcionando, o tendrían que limitar seriamente sus actividades comunitarias debido a la carga fiscal. El cierre de iglesias afectaría gravemente la capacidad de los ciudadanos de practicar su fe libremente.

3. El estatus de exención fiscal permite que las donaciones a las iglesias se realicen sin impuestos o con beneficios fiscales. Esto incentiva que las personas den más y con mayor generosidad. Dado que las donaciones son la fuente principal de ingresos para muchas iglesias, sería muy perjudicial si los donantes tuvieran que pagar impuestos por sus ofrendas. Mucha gente dejaría de dar, y el trabajo de la iglesia se vería afectado.

4. En Estados Unidos se ha desarrollado una amplia jurisprudencia sobre la separación entre la Iglesia y el Estado. Aunque algunos argumentan que otorgar exención fiscal a las iglesias equivale a financiarlas desde el gobierno, la postura más común es que: a) cobrar impuestos a las iglesias crearía una relación financiera inconstitucional entre ellas y el gobierno, y b) la separación Iglesia-Estado exige no solo independencia institucional, sino también financiera.

Los estadounidenses donan cientos de miles de millones de dólares a iglesias y otras organizaciones religiosas. Su generosidad se ve facilitada, y en cierto modo recompensada, por el estatus fiscal que estas disfrutan. Existen buenas razones para que los gobiernos extiendan esta exención: cuando el pueblo de Dios tiene mayor libertad para hacer la obra de Dios, toda la sociedad se beneficia (ver Gálatas 6:10).