Pregunta
¿Debe una iglesia participar en actividades de recaudación de fondos?
Respuesta
Primero, debemos definir qué entendemos por "recaudación de fondos en la iglesia". La Biblia deja claro que dar "ofrendas" es un mandato y una bendición de Dios. Dios ama al "dador alegre", aquel que da con generosidad desde un corazón lleno de amor por Dios (2 Corintios 9:7–8). Pablo ofrece instrucciones y habla bastante sobre el tema de las ofrendas en 2 Corintios 8–9. También expresa un gran aprecio por quienes lo apoyaron económicamente en distintos momentos, permitiéndole continuar con su ministerio (Filipenses 4:14–20). Además, encontramos ejemplos de generosidad en la iglesia primitiva (Hechos 4:32–37). Así que, por "recaudación de fondos", nos referimos a algo distinto de la ofrenda regular que da una congregación para la obra del Señor.
Si una iglesia decide recaudar fondos adicionales para una necesidad específica, se deben considerar las siguientes precauciones:
- Ser honestos acerca del propósito del dinero.
- Evitar obtener ganancias excesivas.
- No permitir que la actividad de recaudación comunique a otros que el pueblo de Dios no está siendo obediente, y por eso la iglesia recurre a pedirle dinero a los incrédulos.
- Asegurarse de que la congregación entienda que esto es adicional y no en lugar de la ofrenda regular.
- Ser considerados con aquellos que tienen convicciones en contra de las recaudaciones de fondos; no se puede demostrar bíblicamente que están bien, por lo tanto, para algunos puede ser un tema dudoso.
Por otro lado, hay beneficios en depender únicamente de las ofrendas, en lugar de hacer recaudaciones de fondos (según los pasajes mencionados arriba):
- Las personas aprenden a dar porque es una bendición (fruto que se añade a su cuenta), no para recibir algo a cambio.
- Depender de las ofrendas del pueblo de Dios permite que un ministerio aprenda a operar dentro del marco de la obediencia y el contentamiento.
- Es una forma clara de darle la gloria a Dios. Las actividades de recaudación pueden desviar la gloria hacia productos o personas.
- Depender de las ofrendas fortalece nuestra fe.
Algunas alternativas para complementar las ofrendas son:
- Establecer fondos especiales con objetivos concretos. Algunas personas están dispuestas a dar más allá de su ofrenda habitual si se trata de un proyecto específico.
- Motivar compromisos de fe mediante una cena (sin vender comida, solo presentando la necesidad y aceptando donaciones) u otros desafíos similares.
- Animar a los miembros a tomar una cantidad determinada de dinero e invertirla por un tiempo: algunos podrían colocarla en un certificado de depósito, otros podrían comprar ingredientes y vender un producto; luego, cada persona lleva su ganancia como ofrenda. Esto evita el estigma de que la iglesia está haciendo una recaudación de fondos, involucra a las personas y les permite ser creativas.
Un pasaje que algunos podrían usar para desalentar las recaudaciones de fondos en la iglesia es el relato de Jesús expulsando a los cambistas del templo (Mateo 21:12–13; Marcos 11:15–17). Algunos concluyen que llamó al templo "cueva de ladrones" porque estaba en contra de obtener ganancias a partir del ministerio. Sin embargo, el pasaje podría entenderse más fácilmente como una condena a la práctica deshonesta de líderes religiosos codiciosos, hipócritas y corruptos. También hay que considerar que ya no tenemos templos con sacrificios de animales; por lo tanto, es difícil comparar ese contexto con el modelo de iglesia descrito en Hechos y las epístolas.
No se debe tomar a la ligera el grado de enojo que Jesús expresó al echar a los comerciantes; sin embargo, eso no necesariamente sirve como un argumento sólido en contra de lo que hoy entendemos como recaudación de fondos en la iglesia.
Si una iglesia decide recaudar fondos adicionales para una necesidad específica, se deben considerar las siguientes precauciones:
- Ser honestos acerca del propósito del dinero.
- Evitar obtener ganancias excesivas.
- No permitir que la actividad de recaudación comunique a otros que el pueblo de Dios no está siendo obediente, y por eso la iglesia recurre a pedirle dinero a los incrédulos.
- Asegurarse de que la congregación entienda que esto es adicional y no en lugar de la ofrenda regular.
- Ser considerados con aquellos que tienen convicciones en contra de las recaudaciones de fondos; no se puede demostrar bíblicamente que están bien, por lo tanto, para algunos puede ser un tema dudoso.
Por otro lado, hay beneficios en depender únicamente de las ofrendas, en lugar de hacer recaudaciones de fondos (según los pasajes mencionados arriba):
- Las personas aprenden a dar porque es una bendición (fruto que se añade a su cuenta), no para recibir algo a cambio.
- Depender de las ofrendas del pueblo de Dios permite que un ministerio aprenda a operar dentro del marco de la obediencia y el contentamiento.
- Es una forma clara de darle la gloria a Dios. Las actividades de recaudación pueden desviar la gloria hacia productos o personas.
- Depender de las ofrendas fortalece nuestra fe.
Algunas alternativas para complementar las ofrendas son:
- Establecer fondos especiales con objetivos concretos. Algunas personas están dispuestas a dar más allá de su ofrenda habitual si se trata de un proyecto específico.
- Motivar compromisos de fe mediante una cena (sin vender comida, solo presentando la necesidad y aceptando donaciones) u otros desafíos similares.
- Animar a los miembros a tomar una cantidad determinada de dinero e invertirla por un tiempo: algunos podrían colocarla en un certificado de depósito, otros podrían comprar ingredientes y vender un producto; luego, cada persona lleva su ganancia como ofrenda. Esto evita el estigma de que la iglesia está haciendo una recaudación de fondos, involucra a las personas y les permite ser creativas.
Un pasaje que algunos podrían usar para desalentar las recaudaciones de fondos en la iglesia es el relato de Jesús expulsando a los cambistas del templo (Mateo 21:12–13; Marcos 11:15–17). Algunos concluyen que llamó al templo "cueva de ladrones" porque estaba en contra de obtener ganancias a partir del ministerio. Sin embargo, el pasaje podría entenderse más fácilmente como una condena a la práctica deshonesta de líderes religiosos codiciosos, hipócritas y corruptos. También hay que considerar que ya no tenemos templos con sacrificios de animales; por lo tanto, es difícil comparar ese contexto con el modelo de iglesia descrito en Hechos y las epístolas.
No se debe tomar a la ligera el grado de enojo que Jesús expresó al echar a los comerciantes; sin embargo, eso no necesariamente sirve como un argumento sólido en contra de lo que hoy entendemos como recaudación de fondos en la iglesia.