Pregunta
¿Qué es la cultura de una iglesia? ¿Qué contribuye a la cultura de una iglesia?
Respuesta
La cultura está en todas partes: en la sociedad en la que vivimos, en las escuelas a las que asistimos, en los restaurantes a los que siempre volvemos y en los grupos sociales de los que formamos parte. Incluso está en nuestras iglesias. Ciertos lugares y movimientos sociales promueven determinadas culturas: formas de pensar, hablar y actuar. Cada iglesia local tiene su propio conjunto de costumbres, ideas y prioridades, por lo que cada iglesia local desarrolla su propia cultura única. Es importante que las iglesias que creen en la Biblia creen una cultura centrada en Cristo.
Sam Chand, autor de Cracking Your Church’s Culture: Seven Keys to Unleashing Vision & Inspiration (Rompe la cultura de tu iglesia: siete claves para liberar la visión y la inspiración), define la cultura de la iglesia como "la atmósfera en la que funciona la iglesia. Es la actitud predominante. Es el collage de mensajes verbales y no verbales" (citado por Ronald Keener en "A church’s culture is the atmosphere in which the church functions" [La cultura de una iglesia es la atmósfera en la que funciona], 07/01/11, https://churchexecutive.com). El autor Carey Nieuwhof afirma que "la cultura de la iglesia es cómo se siente tu iglesia. Es la atmósfera, la vibración o el clima de tu iglesia que experimentan los miembros, el personal y los visitantes" ("A 5-Step Guide on How to Create An Amazing Church Culture", https://careynieuwhof.com). Desde el punto de vista bíblico, lo que más contribuye a la atmósfera piadosa de la cultura de una iglesia es cómo y en qué medida refleja el carácter de Cristo (Efesios 5:1-2; 4:22-24).
Un pasaje excelente para comprender cómo los creyentes pueden contribuir a una cultura piadosa en la iglesia es Romanos 12. En los versículos 1-8, Pablo instruye a los creyentes romanos a hacer lo siguiente:
1. Ofrecer sus cuerpos como "sacrificio vivo" (Romanos 12:1).
2. Evitar conformarse a "este mundo" y, en cambio, transformarse mediante la renovación de su mente (Romanos 12:2).
3. Ser humildes, pensando con "buen juicio" (Romanos 12:3).
4. Poner en práctica los dones que Dios les ha dado (Romanos 12:4-8).
5. Amar con sinceridad, "aborreciendo lo malo" y "aplicándose a lo bueno" (Romanos 12:9).
6. Ser "afectuosos unos con otros con amor fraternal" y dándose preferencia unos a otros (Romanos 12:10).
7. No ser "perezosos en lo que requiere diligencia", sino ser fervientes en espíritu, sirviendo al Señor (Romanos 12:11).
8. Estar "gozosos en la esperanza", "perseverando en el sufrimiento" y "dedicados a la oración" (Romanos 12:12).
9. Compartir con otros creyentes que están en necesidad y practicar la hospitalidad (Romanos 12:13).
En Romanos 12:14-21 queda especialmente claro cómo debe diferir la cultura de la iglesia de la cultura mundana, ya que se instruye a los creyentes a bendecir a los que los persiguen, regocijarse con los que se regocijan, llorar con los que lloran, vivir en armonía unos con otros, rechazar el orgullo, "condescendiendo con los humildes" y evitar ser presuntuosos. Pablo también instruye a los creyentes a no devolver a nadie mal por mal, a ser irreprochables, a buscar vivir en paz con todos y a no vengarse. Por último, les dice a los creyentes: "No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien" (versículo 21).
Algunas preguntas interesantes que pueden plantearse son: "¿Promueve la iglesia a la que asisto una cultura piadosa que refleja Romanos 12?"; "¿Se apartan los creyentes de la iglesia del mundo?"; "¿Utilizan activamente sus dones para glorificar a Dios?"; "¿Lloran con los que lloran?"; y "¿Vencen el mal con el bien?" También es importante preguntarse: "¿Cómo contribuyo yo a la cultura de la iglesia?".
Algunas culturas eclesiásticas son tóxicas. Los miembros de la iglesia que luchan por la preeminencia (ver 3 Juan 1:9), discuten, chismorrean o viven hipócritamente, están fomentando una cultura negativa. Es probable que su iglesia se caracterice por la apatía, las luchas internas y culpar a los demás. En lugar de alcanzar a los perdidos para Cristo, se volverán cerrados en su enfoque. En lugar de celebrar el gozo de su salvación, tenderán a juzgar a los demás.
Es responsabilidad y gozo de los creyentes contribuir y promover una cultura eclesiástica que refleje el carácter de Cristo. Una cultura eclesiástica sana prospera al dar gloria a Dios. Muestra preocupación por los demás y busca exhortar y animar a sus miembros mediante el compartir la Palabra de Dios. En última instancia, los creyentes deben formar una cultura eclesiástica centrada en Cristo, obedeciendo el mandato de Jesús de "que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado" (Juan 15:12).
Sam Chand, autor de Cracking Your Church’s Culture: Seven Keys to Unleashing Vision & Inspiration (Rompe la cultura de tu iglesia: siete claves para liberar la visión y la inspiración), define la cultura de la iglesia como "la atmósfera en la que funciona la iglesia. Es la actitud predominante. Es el collage de mensajes verbales y no verbales" (citado por Ronald Keener en "A church’s culture is the atmosphere in which the church functions" [La cultura de una iglesia es la atmósfera en la que funciona], 07/01/11, https://churchexecutive.com). El autor Carey Nieuwhof afirma que "la cultura de la iglesia es cómo se siente tu iglesia. Es la atmósfera, la vibración o el clima de tu iglesia que experimentan los miembros, el personal y los visitantes" ("A 5-Step Guide on How to Create An Amazing Church Culture", https://careynieuwhof.com). Desde el punto de vista bíblico, lo que más contribuye a la atmósfera piadosa de la cultura de una iglesia es cómo y en qué medida refleja el carácter de Cristo (Efesios 5:1-2; 4:22-24).
Un pasaje excelente para comprender cómo los creyentes pueden contribuir a una cultura piadosa en la iglesia es Romanos 12. En los versículos 1-8, Pablo instruye a los creyentes romanos a hacer lo siguiente:
1. Ofrecer sus cuerpos como "sacrificio vivo" (Romanos 12:1).
2. Evitar conformarse a "este mundo" y, en cambio, transformarse mediante la renovación de su mente (Romanos 12:2).
3. Ser humildes, pensando con "buen juicio" (Romanos 12:3).
4. Poner en práctica los dones que Dios les ha dado (Romanos 12:4-8).
5. Amar con sinceridad, "aborreciendo lo malo" y "aplicándose a lo bueno" (Romanos 12:9).
6. Ser "afectuosos unos con otros con amor fraternal" y dándose preferencia unos a otros (Romanos 12:10).
7. No ser "perezosos en lo que requiere diligencia", sino ser fervientes en espíritu, sirviendo al Señor (Romanos 12:11).
8. Estar "gozosos en la esperanza", "perseverando en el sufrimiento" y "dedicados a la oración" (Romanos 12:12).
9. Compartir con otros creyentes que están en necesidad y practicar la hospitalidad (Romanos 12:13).
En Romanos 12:14-21 queda especialmente claro cómo debe diferir la cultura de la iglesia de la cultura mundana, ya que se instruye a los creyentes a bendecir a los que los persiguen, regocijarse con los que se regocijan, llorar con los que lloran, vivir en armonía unos con otros, rechazar el orgullo, "condescendiendo con los humildes" y evitar ser presuntuosos. Pablo también instruye a los creyentes a no devolver a nadie mal por mal, a ser irreprochables, a buscar vivir en paz con todos y a no vengarse. Por último, les dice a los creyentes: "No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien" (versículo 21).
Algunas preguntas interesantes que pueden plantearse son: "¿Promueve la iglesia a la que asisto una cultura piadosa que refleja Romanos 12?"; "¿Se apartan los creyentes de la iglesia del mundo?"; "¿Utilizan activamente sus dones para glorificar a Dios?"; "¿Lloran con los que lloran?"; y "¿Vencen el mal con el bien?" También es importante preguntarse: "¿Cómo contribuyo yo a la cultura de la iglesia?".
Algunas culturas eclesiásticas son tóxicas. Los miembros de la iglesia que luchan por la preeminencia (ver 3 Juan 1:9), discuten, chismorrean o viven hipócritamente, están fomentando una cultura negativa. Es probable que su iglesia se caracterice por la apatía, las luchas internas y culpar a los demás. En lugar de alcanzar a los perdidos para Cristo, se volverán cerrados en su enfoque. En lugar de celebrar el gozo de su salvación, tenderán a juzgar a los demás.
Es responsabilidad y gozo de los creyentes contribuir y promover una cultura eclesiástica que refleje el carácter de Cristo. Una cultura eclesiástica sana prospera al dar gloria a Dios. Muestra preocupación por los demás y busca exhortar y animar a sus miembros mediante el compartir la Palabra de Dios. En última instancia, los creyentes deben formar una cultura eclesiástica centrada en Cristo, obedeciendo el mandato de Jesús de "que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado" (Juan 15:12).