Pregunta

Porque tú formaste mis entrañas" (Salmo 139:13); ¿qué significa esto y qué implicaciones tiene?

Respuesta
El Salmo 139:13 dice: "Porque Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre" (NBLA). Este versículo forma parte de un salmo en el que David reflexiona sobre el conocimiento íntimo y completo que Dios tiene de él. El lenguaje que se usa en este versículo describe a Dios como un Creador cuidadoso e intencionado. Dios está profundamente involucrado en la formación de cada ser humano.

La afirmación "Tú formaste mis entrañas" indica la artesanía divina de la creación de una persona. Las "entrañas" se pueden entender como el núcleo del ser, que abarca tanto los órganos físicos como los aspectos inmateriales, como el alma o el espíritu. La Biblia utiliza a menudo este tipo de lenguaje poético para describir la complejidad de la creación humana. Por ejemplo, en Job 10:11-12, Job dice: "¿No me vestiste de piel y de carne, y me entretejiste con huesos y tendones? Vida y misericordia me has concedido, y Tu cuidado ha guardado mi espíritu" (NBLA). Tanto David como Job utilizan la metáfora del tejido o del entrelazado para transmitir la intrincada participación de Dios en la creación de la vida.

La imagen de Dios "tejiendo" una persona en el útero enfatiza aún más el cuidado, la precisión y la atención personal que Él invierte en cada uno. Esta metáfora retrata a Dios no como una deidad distante o indiferente, sino como alguien íntimamente involucrado en la formación de la vida desde su comienzo. Tejer requiere paciencia, habilidad y atención al detalle, lo que destaca la participación amorosa y deliberada de Dios en la creación humana.

Las implicaciones de que Dios forme nuestras partes internas son profundas, especialmente si se tiene en cuenta la dignidad y el valor que la acción de Dios confiere a cada ser humano. Si Dios es quien forma a cada persona, entonces cada vida está imbuida de un sentido de propósito y valor desde el momento de la concepción. Esta idea se refleja en Jeremías 1:5: "Antes que Yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré; te puse por profeta a las naciones" (NBLA). Aquí, el énfasis está en el conocimiento previo de Dios y en Su plan predeterminado para Jeremías, incluso antes de su nacimiento. Cada individuo no solo es conocido por Dios, sino que también ha sido creado con un propósito específico en mente. Esta verdad debe iluminar nuestra comprensión de la vida y la dignidad humanas.

El Salmo 139:13 también habla de la omnisciencia de Dios. Puesto que Él es quien formó nuestras entrañas y nos tejió en el seno materno, es lógico que nos conozca a fondo —nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades— mejor que nosotros mismos. Este tema del conocimiento completo de Dios sobre la humanidad recorre todo el Salmo 139. En el versículo 1, David declara: "Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido" (NBLA). En el versículo 16, dice: "Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos" (NBLA). Estos versículos refuerzan la idea de que el conocimiento que Dios tiene de nosotros no se limita a nuestras acciones o palabras externas, sino que se extiende a nuestra esencia misma, incluso antes de que existamos.

Comprender que Dios está íntimamente involucrado en nuestra creación y nos conoce completamente puede tener un impacto transformador en la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Podemos tener una profunda confianza en el plan de Dios, incluso cuando nos enfrentamos a desafíos o incertidumbres. Saber que hemos sido creados de manera maravillosa y asombrosa por un Creador amoroso puede proporcionarnos consuelo y tranquilidad en los momentos difíciles. En Salmo 139:14, David responde a esta comprensión exclamando: "Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien" (NBLA). Esta respuesta llena de alabanza es apropiada y refleja el reconocimiento de la grandeza y la gloria de Dios.

El Salmo 139:13 se cita a menudo en los debates sobre el comienzo de la vida y sus consideraciones morales y éticas. La creencia de que la vida es sagrada desde el momento de la concepción se basa en la comprensión de que Dios forma la vida en el útero. Esta perspectiva defiende la dignidad y el valor de todo ser humano, independientemente de su etapa de desarrollo o de otras circunstancias. La reflexión del salmista sobre la participación de Dios en la creación es un poderoso recordatorio del valor de la vida y de nuestra responsabilidad de protegerla y apreciarla.