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Pregunta: "¿Cuál es la Qué es la excomunión en la Biblia?"

Respuesta:
Primero, debemos observar que la Biblia nunca usa la palabra excomunión. Es una palabra que se ha adoptado por algunos grupos religiosos, especialmente por la Iglesia Católica, para referirse al proceso formal de quitar a alguien de la membresía y participación en la iglesia, de la relación con la comunidad eclesiástica, o, en el punto de vista católico, incluso de la familia de Dios.

Aunque la Biblia no enseña que un cristiano pueda perder su salvación, si describe el proceso de disciplina de la iglesia en varios pasajes. El paso final de la disciplina eclesiástica es la excomunión, es decir, la expulsión de la iglesia local.

En Mateo 18:15-17, Jesús enseña a Sus discípulos sobre la excomunión. El Señor detalla un enfoque de varios pasos para responder a las ofensas pecaminosas en la comunidad de la iglesia:

Paso 1: Ve a la persona en privado, dile cómo ha pecado contra ti, y reconcíliate si la persona está dispuesta. Si la persona ofensora se arrepiente, no se requiere ninguna otra acción.

Paso 2: Si no te escucha, vuelve con dos o tres testigos para tener nuevamente la conversación, estableciendo los hechos y las pruebas.

Paso 3: Si la persona todavía se niega a escuchar y a arrepentirse de su pecado, llevarla ante toda la iglesia y presentar el caso en su contra.

Paso 4: Si aún no hay arrepentimiento, la iglesia debe excomulgar al pecador. Las palabras de Jesús son "tenle por gentil y publicano" (Mateo 18:17).

Los judíos vieron a los dos grupos que Jesús menciona, los gentiles y los publicanos, como extranjeros. Los gentiles eran idólatras paganos, y los publicanos estaban en complicidad con Roma. En los días de Jesús, los israelitas religiosos no se asociaban más allá de lo estrictamente necesario con los gentiles o los publicanos. Por ejemplo, no comían con ellos, ni los invitaban a reuniones sociales. Así que, cuando Jesús dice que consideren al pecador no arrepentido en la iglesia como "un gentil y publicano", está instruyendo a la iglesia para que oficialmente y con una clara comunicación deje de tener una relación cercana con el pecador no arrepentido; se debe sacar al pecador de la comunidad de cristianos estrechamente unida. Esto es excomunión.

¿Cuál es el propósito de la excomunión? La expulsión de un pecador no arrepentido y rebelde de la comunidad de creyentes, no se refiere a la vergüenza o al juicio público. Es amar a esa persona lo suficiente para hacer lo mejor para él o ella y para hacer lo mejor para toda la iglesia.

Tenemos un ejemplo de excomunión y sus consecuencias en dos pasajes de Pablo. Un hombre en la iglesia de Corinto estaba teniendo relaciones sexuales con su madrastra, un pecado tan atroz "que ni aun se nombra entre los gentiles" (1 Corintios 5:1). Pablo reprende a los cristianos de Corinto por aceptar el incesto de este hombre. Aparentemente, los corintios habían malinterpretado la gracia de Dios de tal manera que habían llegado a creer que se debía tolerar todo pecado, e incluso celebrarlo orgullosamente, como evidencia de la gracia y el perdón de Dios (versículo 2).

Pablo dice, "De ninguna manera". El pecado en la iglesia se debe tratar. Él instruye a los Corintios a reunirse con el propósito de la excomunión. El cuerpo local de creyentes debía, bajo la autoridad apostólica, entregar a este hombre a Satanás para "la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús" (1 Corintios 5:4-5). Evidentemente, en este caso particular, había una aflicción física de origen sobrenatural asociada a la excomunión; era la excomunión a la que se añadía una maldición apostólica.

Las Escrituras no indican que toda excomunión vaya acompañada de consecuencias físicas. El principio general, sin embargo, es que la excomunión permite al pecador experimentar las consecuencias completas y dolorosas de sus elecciones pecaminosas para que se arrepienta, se someta a Dios y se salve de la ruina espiritual. El motivo de la excomunión no es el castigo o la venganza, sino la transformación y el bienestar espiritual.

La segunda carta de Pablo a los Corintios aborda el seguimiento de la excomunión. En 2 Corintios 2:5-11, Pablo parece estar hablando de la misma persona que él había ordenado que la iglesia excomulgara. El pecador se había arrepentido, y Pablo escribe, "Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él" (versículos 6-8). Tan pronto como el creyente excomulgado se arrepienta, debe ser acogido de nuevo en una cálida relación con la comunidad eclesiástica. Una vez que se haya establecido el arrepentimiento, se deben revertir completamente la excomunión. El objetivo se ha cumplido.

Entonces, ¿quién es candidato para la excomunión? La Biblia es clara en cuanto a que la excomunión es sólo para los miembros de la iglesia (no para los incrédulos) y sólo en respuesta a un pecado obvio y continuo del que una persona se niega a arrepentirse a pesar de las múltiples exhortaciones: "Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis" (1 Corintios 5:11).

Cinco cosas importantes para recordar sobre la excomunión:

1. La Biblia nunca instruye individualmente a los cristianos a decidir por sí mismos o incluso en un grupo pequeño para "excomulgar" a otro creyente. La excomunión se entiende como una acción formal realizada por toda la iglesia local.

2. La excomunión se refiere principalmente a la relación. Los miembros de la iglesia tienen instrucciones específicas de no compartir comidas con la persona no arrepentida (1 Corintios 5:11), para evitar el contacto con ella.

3. Este proceso de excomunión es para los creyentes, para aquellos que declaran haber confiado sinceramente en Cristo para su salvación. La excomunión es la respuesta de la iglesia a quien dice: "Sí, soy cristiano, y no, no me apartaré de este pecado".

4. El proceso de excomunión no es para alguien que admite su pecado y está arrepentido, pero continúa luchando para liberarse de él. Si un creyente peca y, cuando se le confronta, dice: "Sí, eso estuvo mal. Lo siento. Quiero volver a empezar", se le debe perdonar, aunque haya pecado reiteradamente de la misma manera (Mateo 18:21-22). En tal caso, las Escrituras no sugieren que el pecado de esa persona deba exponerse a toda la iglesia como una especie de castigo, a menos que la persona decida revelarlo por sí misma.

5. El objetivo de la excomunión es la restauración. Según Jesús, todo el proceso de remover a un miembro de la iglesia debe ser gradual, deliberado y cauteloso. Si en algún momento del proceso la persona pecadora se arrepiente, entonces "has ganado a tu hermano" (Mateo 18:15), y queda restaurada la comunión.

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